El pasado

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Esta parte está contada por Alfenic.

Fue hace tanto tiempo, prometiste no olvidarlo, pero creo que la tristeza y el dolor fueron tan grandes que bloquearon todos tus recuerdos.

- ¿De qué hablas? Algo en ella sabía que tenía razón, quería escuchar, necesitaba conocer la verdad, pero juntamente con todo eso, temblaba de miedo por saberlo.

Cuando tenías 5 años, el reino fue amenazado por una guerra, el enemigo deseaba con todas sus fuerzas acabar con el Rey y su familia, no pretendía dejar ningún legado, nada de su sangre en esta tierra; su ira consumió parte de los habitantes, pero los guerreros resistían, pelearon por días y noches tan largas, en momentos se daban treguas y descansos, pero continuaban las estrategias para entrar en el reino; el Rey Marco Antonio luchó con gran valentía, pero el Rey Juan Carlos lleno de ira no se permitía rendirse.

El rey Marco Antonio aconsejado por su mano derecha, tomó a su hija y la llevo al valle más lejano que colinda con los reyes del sur, la dejo al cuidado de unos amables granjeros que prometieron cuidar de ella hasta el día que tuvieran que regresarla al castillo. Para no afligir a la niña los granjeros acordaron no decir nada de sus padres ni de la guerra que tomo tan largos y oscuros días que parecían interminables.

Como algunos de los hombres en ambos reinos habían nacido con dones especiales, los reyes esperaban que su hija tuviera uno grande, puesto que ambos tenían magníficos dones. Pero la niña era pequeña y su don aún no se había revelado decidieron poner un sello que cubría el antebrazo de ambos brazos. Este sello servía de protección para que si algún día Juan Carlos la encontraba el sello se desatara y protegiera a la niña.

El rey Juan Carlos estaba terminado con el reino de Marco Antonio, la ventaja era grande, así que un día mientras disfrutaba con anticipación una victoria que aún no llegaba, el Rey Marco Antonio juntó con la reina abrieron un sello que cubría todo el reino para esconderlo, se cubriría de oscuridad para que nadie pudiese ver siquiera la entrada, tinieblas rodearon el reino, casas y árboles fueron cubiertos por la más oscura de las tinieblas, árboles tan altos como el cielo rodearon el reino con raíces tan frondosas, altas y fuertes como acero crecieron para evitar el paso de cualquier ser que quisiera pasar. La oscuridad era tan profunda que aún cuando el día comenzó ni un pequeño rayo de luz lograba penetrar esos árboles.

Con la luz del sol brillando, los guardias reales anunciaron al rey las noticias.

- El reino de Marco Antonio a desaparecido, no sabemos como sucedió pero es imposible hallar algo de lo que ayer era un reino casi caído. Dijeron con delicadeza al rey.

Pero Juan Carlos se llenó de ira, tanto que su cara enrojeció y casi llego a ser morada de la rabia que sentía. Llamo a sus hombres a la guerra, se colocó su dorada armadura y levanto su poderoso ejército de "armaduras sin hombres", se dirigió hacia su enemigo y con rabietas grito hacia los árboles para hacer salir al Rey. Paso el día y el Rey Juan Carlos no se cansaba de gritar a los árboles para hacer salir a su contrincante y cuando la noche se hacía más oscura, la fuerza del Rey decaía, se dio cuenta que era imposible cruzar o cortar alguna raíz, uso sus armas con la tecnología que había inventado, uso sus dones para hacer que el ejército son hombres al cual llamaba: Las Sombras; se desplomara tratando de atravesar los árboles. Nada era posible que lo atravesara.

Pasaron los días y luego los meses y el rey Juan Carlos había puesto un campamento de vigilancia frente al bosque, regresando él a su castillo hizo un conjuro para jurarse que no moriría hasta ver terminado a su enemigo.

Pasaron los años y la ira del Rey jamás cesó, incluso crecía con los días. Y ambos reinos se cubrieron de temor.

El Rey Marco Antonio, que tenía el don de hacer que las bestias fueran más grandes e imponentes, pequeñas o invisibles, incluso las hacia hablar como los humanos, crió un grupo de lobos a los cuáles entreno para poder hacerlos cruzar por un laberinto del bosque, les tomo tiempo aprender el camino para poder salir y después volver a entrar. Cuando lograron hacerlo con avidez, el Rey les dio la misión de buscar a su hija y regresarla con ellos.

- Entonces... Quieres decir.... Que yo... Titubeó con los ojos abiertos y cristalizados, las lágrimas brotando. Aun con todo eso nada me aseguraba que ella había recordado su verdadera identidad. Yo nunca había perdido la esperanza.

- Así es, tu eres a quien he estado buscando todo este tiempo, he venido a recordarte quien eres y a decirte que nadie más que tú puede sacarte de este lugar. Tu tienes todo el poder para deshacer esta torre que tu misma has creado. Desataste el sello cuando te sentiste amenazada, el sello revela lo que tu deseas, y ante la tristeza creíste las mentiras de que no eras suficiente, que no valías, que habías sido abandonada y olvidada, pero el gran poder del sello hizo una torre que nadie pudiera traspasar.

- Entonces... ¿Cómo es que has entrado?

- Gracias a tus recuerdos, tu eres la única que permite a alguien entrar, incluso tu puedes echarle de aquí.
Cuando fui a buscarte a la granja, habías olvidado quien era, te sentiste en peligro, trate de explicarte lo que pasaba, pero ya habías olvidado tu pasado, desataste el sello y te encerraste aquí. Creí que habías olvidado todo por completo, pero descubrí una entrada, tu estabas dejándome pasar. Eso quiere decir que aún no lo has olvidado, sólo necesitas querer recordar, querer saber la verdad, dejar de sufrir por tantas mentiras.

- No puedes decirme que es mentira y que no es! No sabes lo que he pasado!

- Se que es mentira que creas que no eres importante!

- Nadie vino a salvarme!! Nadie!!

- Que es entonces lo que estoy haciendo??!! Tus padres me enviaron!!

- Ellos trataron de salvarte!!

-Dejándome olvidada?!

- Te escondieron! Cuando llegará el momento vendrían por ti!! Acaso no puedes entenderlo?!

- Toda mi vida sentí que me habían olvidado, que no era importante.
Dijo bajando su rostro lleno de nostalgia.

- Yo cuidaba de ti, no podía acercarme, no podía decir nada, pero siempre estuve ahí, y regresaba ante el Rey para contarle como eras y como crecías.

- No puedo cambiar años por minutos, no esperes a que salga alegre por tus noticas, no puedo, el dolor apaga toda felicidad en este momento, ¡debes de entender! Por favor, discúlpame, no quiero desquitarme con nadie, sólo comprende, pero prometo yo tratar de entender.

- De acuerdo. Seré paciente, ahora, necesito saber, si has recordado todo.

- Realmente, no.
Me dijo, y sentí tanta frustración, nostalgia y dolor. Teníamos que salir de aquí, pero ahora resultaba difícil.

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