- Quiero que sepas algo, no quiero salir de aquí. Le dije a Alfenic sin mirarlo a los ojos, con la mirada puesta en el suelo dije lo que realmente sentía.
- Acaso tu?.... Acaso tu, ¡¿estas pensando quedarte aquí?! Al principio quería permanecer tranquilo, pero no se contuvo por mucho.
Estalló y cuando lo hizo, su pelo se erizó por completo, su cara se hubiera puesto roja de no ser por todo ese pelo la cubre, estaba de pie en sus cuatro enormes patas, un poco encorvado, mostrando su fuerza y coraje, pero sus ojos no mentían, estaban llenos de tristeza. Supongo que siente que su trabajo y esfuerzo a sido en vano, no le culpo, pasar por todo esto para que al final a quien quieres rescatar, te diga que no quiere ser rescatado.
- Dime, !¿acaso es que quieres quedarte aquí por siempre?! Seguía molesto, lleno de ira, el coraje de la impotencia y la incredulidad lo llenaban. Se notaba en la fuerza que despedía su cuerpo.
Pero sus ojos estaban cristalinos, me miraba fijamente sin perder su posición, y su aliento clamaba por una respuesta.
- ¡Anda! ¡Vamos! ¡Dímelo de una vez! ¿¡Acaso quieres quedarte aquí por siempre!? ¿¡Es eso!? ¿!Tu deseo es estar sola por siempre lamentándote cada día por la desgracia que padeces!?
Me gruñía cada vez con más fuerza, movía sus patas de vez en cuando para retarme, hubo un momento en que creía que saltaría encima de mi para devorarme, no sé por cuanto tiempo más se contenga.
Sigo sin poder mirarlo a los ojos, de alguna manera me hace sentir avergonzada con mi confesión, y su coraje me intimida. Me siento vulnerable ante él.
- Lo siento... No quise hacerte enfadar. Fue lo más que pude decirle.
- ¿Lo siento? ¿¡Eso es todo!? ¡¿Tan sólo vas a disculparte!? ¿!Crees que eso va a solucionar las cosas?! ¡No tienes una idea de lo que esto significa!
Y no sé como es que lo a logrado, pero sus palabras me han golpeado tanto, que empiezo a sollozar y las lágrimas han empezado a caer. Quisiera tener un poco de fuerza para mirarlo a los ojos, quisiera entender mi deseo de quedarme aquí, pero más que eso, quisiera tener el valor para poder querer salir de aquí.
Estar aquí, quedarme sola, morir encerrada, y si Alfenic deja de venir muy probablemente muera pronto de inanición, así que seguramente será una muerte rápida. ¿Será que realmente deseo eso? Estar sola...
- Cobarde... Me a susurrado pero alcance a escuchar. ¡Cobarde! Ahora lo he escuchado mejor, toda la torre a temblando con su feroz aullido.
- Yo...
- ¡Eres una cobarde!
- Alfenic... Yo... Bas...
Antes de terminar, comienzo a llorar con intensidad.- ¡Eso eres! ¡Una gran cobarde! Prefieres quedarte aquí para asegurarte de que jamás vas a tener que sufrir, que nadie sufrirá por tu causa, y que nadie te volverá a causar dolor. ¡Cobarde! ¡En este mundo el sufrimiento es parte de la vida! No puedes elegir no sufrir para vivir. No puedes evitar que los demás sufran. Pero puedes hacer algo, puedes amar a quien a sufrido, ayudar a quien esta sufriendo, llorar con quienes van a sufrir, y seguir adelante. El sufrimiento te hace fuerte, y cuando quieres evitarlo, simplemente te haces cobarde, débil, un estorbo. La gente que te ama va a querer protegerte, va a querer sufrir por ti, habrá quienes quieran verte como ahora estas, derrotada, pero estamos quienes queremos protegerte.
La ira de Alfenic no es más que coraje, ese coraje que da cuando quieres a alguien y haces lo posible por protegerlo y hacerlo feliz. Por alguna razón he llorado más ahora con sus palabras que por el dolor que sentía hace un momento. Me siento tan débil en mi corazón, que incluso he perdido la fuerza física, pero trato de ponerme de pie, bajar de la cama y caminar hacia él, cuando lo tengo frente a mi, tengo que inclinarme un poco para alcanzar su cuello y poder rodearlo con mis manos. Su fuerza a caído, sus patas ahora están débiles, su ira se a transformado, e inclinando su cabeza, regresa a mi lo que es un abrazo.
- Tienes razón, este lugar me hace sentir segura de alguna manera, y como tu dices, soy una gran cobarde. Le he dicho mientras sostengo su cuello en mis manos.
- Que... ¿Qué estas haciendo?
- Te abrazo. ¿Nunca te habían abrazado?
- Se que es un abrazo, pero ¿que significa que tan de repente lo has hecho?.
- Quiero agradecerte.
- ¿Por qué?
- Por no darte por vencido conmigo, por creer en mi. Por quererme.
Su cuerpo se mueve de manera suave, a vuelto a ponerse rígido, supongo no esperaba esto tan de repente, pero realmente me a conmovido, a hecho que algo en mi pecho despierte, que tenga un poco del valor que había gastado en pequeños sustos cuando lo conocí.
- Enséñame. Le he pedido ahora que he soltado su cuello y tengo su cara, que es enorme por cierto, frente a mis ojos.
- ¿Enseñarte a que? Creo que sabe a lo que me refiero, pero quiere estar realmente seguro.
- A romper el sello, a desatarlo, o a lo que sea que haga para poder salir de aquí. He sonado bastante segura. Yo misma me he sorprendido.
- A liberarlo. Vamos a liberar el sello para que puedas controlarlo. Para saber cual es tu don, si es que tienes uno. Ha sonado bastante alegre, parece victorioso y sus ojos que parecían lamentos, ahora han cobrado una luz que me indica que se siente victorioso de algo.
Asiento con la cabeza y me pongo de pie, me siento lista, aunque no tengo idea de que va a suceder.

ESTÁS LEYENDO
La Torre
FantasyQué pasaría si un día despertaras dentro de una torre, encerrada y sola. La libertad de alguien jamás tuvo tanto precio, hasta que se dio cuenta de cuanto lo deseaba. Esta obra esta registrada en Safe Creative y esta prohibido su uso total o parci...