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A la mañana siguiente me levanto de muy mal humor. Salgo de mi habitación y veo a a Noa y Dan desayunando en la cocina.

- Buenos días guapa – me sonríe Noa y yo le sonrío sin ganas. Abro la alacena para sacar una taza para mi café y ella me acerca la cafetera - ¿vas al trabajo verdad?

- Como cada lunes

- Genial, ¿me podrías alargar? – yo asiento y ella pega dos saltitos – venga arréglate Dan en diez minutos tienes que estar listo – yo me giro de golpe y la miro, pero ella ya se ha ido de la cocina. Dan me mira y yo giro la cara.

- Si no quieres llevarme no importa, puedo coger el metro

- Vale – digo mientras voy a mi habitación.

Cojo mi café y me siento en el taburete de la cocina, el más alejado de Dan.

- Odio estar así contigo – susurra triste y yo suspiro - ¿no podemos hablar?

- Tengo que arreglarme – digo dejando el café en la encimera

- Espera, ¿no vas a desayunar nada? – me coge de la muñeca

- No tengo hambre – intento soltarme

- Lenna...

- Luego como algo – me suelto y camino a mi habitación para cambiarme

Ya en el coche, Noa conecta su teléfono y se encarga de poner música. Yo sonrío sin ganas y me concentro en la carretera.

- Bueno chicos, luego os veo – dice Noa mientras se baja del coche – ¡os quiero!

- Adiós – decimos Dan y yo a la vez. Noa niega su cabeza y cierra la puerta.

- Puedes dejarme aquí – dice de repente mientras esperamos a que se ponga en verde el semáforo.

- ¿Aquí, estás loco?

- ¿Qué?

- No te voy a dejar en plena carretera imbécil

- ¿Qué más da?

- ¿Qué te pueden atropellar por ejemplo?

- Lenna...

- Te dejo allí – señalo y justo el semáforo se pone en verde. Aparco donde le digo y se baja - ¿sabes dónde estás y como volver?

- Tengo Google maps – eleva su móvil

- Vale...ten cuidado – digo y el asiente.

Cuando llego a casa estoy que me caigo de sueño. Camino a mi habitación y me tiro en la cama. Solo quiero dormir. A la mañana siguiente, la misma rutina. Noa sonriente me cuenta que hoy tendrán el cumpleaños de Dylan. Sonrío al pensar en Dylan, hoy seguro estará super contento en clase. Liam nos ha invitado a mi y a Dan, pero yo he denegado la invitación, no tengo ganas de ver al medicucho.

Cuando ya acaba la clase, Dylan les entrega a todos sus compañeros una invitación de cumpleaños. Todos saltan felices y yo me rio al ver como hablan de las golosinas que van a comer.

- Seño – se acerca Dylan

- Dime guapo – le sonrío – por cierto ¡felicidades! – le doy un besito

- Toma – me entrega una tarjeta y yo le miro sin entender – tito Liam me ha dicho que no venías y entonces supe que era porque no te di invitación. ¿ahora si vienes verdad?

- Dylan...

- Seño tienes que venir, dijiste que serias mi tita también – me mira triste

- Vale chiquitín, allí estaré – le sonrío y el sale corriendo hacia la puerta donde Liam está sonriendo

- Así que si vienes

- Esto es cosa tuya – le señalo

- No del todo – carcajea y sale con Dylan de la mano.

Al salir del colegio, fui a un centro comercial para comprarle un regalito a Dylan. No tenia ni idea de que comprarle.

- Me van a dar las uvas aquí – dije cansada de dar vueltas por las tiendas – a ver Lenna piensa, piensa como Dylan, ¿qué podría hacerme ilusión? – cerré los ojos y lo vi - ¡bingo!

Noa, Dan y yo fuimos a la casa de la madre de Liam y el medicucho ya que allí es donde se celebraba el cumpleaños.

- Vaya, como se lo montan – dice asombrado Dan nada mas entrar. Yo sonrío al ver a muchos de mis alumnos correteando por el salón.

- ¡habéis venido! – veo venir a María corriendo hacia nosotros y nos da un abrazo a Noa y a mí. Luego mira a Dan y le sonríe – vaya, ¿y tú quién eres muchacho?

- Él es Dan y es...

- ¡ay no me digas! – se lleva la mano a la boca – mira que se lo dije – dice para ella misma - ¡Rob! Ven aquí, ¡corre! – Rob viene hacia a nosotras y no puede ni darnos dos besos cuando María le agarra del brazo - ¡ves! Te lo dije, que Lenna ya mismo nos traía novio. Y tú diciéndome que no le metiera presión al tonto de tu hijo

- María por dios – dice divertido

- ¡deja a dios tranquilo!

- María...

- Lo siento Dan, estoy muy encantada de conocerte, pero entiéndeme, la quería para mi hijo

- Yo...

- María, no es mi pareja – interrumpo a Dan que no sabe dónde meterse

- ¿Qué?

- Que no es mi novio María, es el hermano de Noa

- ¿De verdad? – nos mira alegre

- Si – asiente Noa

- ¡Ay menos mal! – se lleva la mano a la frente. Dan carcajea y yo sonrío nerviosa a Rob que me mira pidiéndome perdón.

- Bueno, pasad con los demás – nos sonríe Rob y lo seguimos.

Todos los adultos están sentados en una mesa mientras conversan. Nosotros nos encaminamos a dicha mesa, en la cual, no está el medicucho.

- Aún no ha llegado – me susurra Liam en el oído y yo pego un salto del susto

- ¿quién?

- Vamos, no te hagas la tonta – dice mientras se sienta enfrente de mi junto a Noa

- No sé de qué me hablas – giro la cara indignada y Noa rompe a reír junto a el


Lo que pasa en Londres, se queda en Londres.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora