Capítulo 20

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Nathan


"Las almas oscuras son las más dañadas"


El camino al hospital fue silencioso no tenía ganas de hablar mucho menos de manejar Mara me llevo hasta el auto y hasta el cinturón de seguridad me puso, todavía no podía creer que Tara había dado su vida por mí, digo pensándolo bien ni siquiera nos conocemos tanto y desde que llegó no había hecho otra cosa que tratarla mal, tenía la camisa llena de sangre al igual que mis manos y cada vez que las veía una extraña opresión en mi pecho aparecía, las palabras de la carta de mi padre retumban en mi cabeza "Dale una oportunidad Nathan ella no tiene la culpa de nada ha sufrido mucho y lo único que necesita es una familia" Yo también necesitaba una, pensé en el momento de leer la carta. No fui capaz de ver lo que mi padre trataba de decirme hasta ahora.

Nos teníamos el uno al otro para sanar nuestras heridas pero fui tan tonto y en vez de aceptarlo y sanar me negué a que ella se acercara y la herí más. Y ahora tal vez sea demasiado tarde para arrepentirme ella podría morir y yo cargaría con su muerte el resto de mis días.


_Acaban de traer a mi hermana Tara Angeolopoulos puede darme información - le pregunte a la recepcionista

_No hay informes todavía- dice mirando la computadora- acaban de ingresarla al quirófano para sacarle la bala puede esperar en la sala de espera si gusta - responde la recepcionista y yo solo asiento


Camino en silencio hasta la sala de espera me siento con la cabeza entre las piernas y escucho a Mara hablar por teléfono pero la verdad no entiendo nada de lo que dice es más como un balbuceo que una charla, todavía no sé cómo fue posible que Mara brillara pero ahora era lo último en lo que quería pensar. Tara estaba entre la vida y la muerte y lo último que yo había hecho era insultarla. Levanto la vista cuando alguien está gritando mi nombre a la sala de espera.


_¿Que fue lo que pasó? - pregunta Andrew preocupado

_ Entraron a robar a la casa - digo bajo

_ ¿Tú estás bien te hicieron algo? - pregunta palpándome y volteándome - ¿y toda esta sangre?

_ Estoy bien, pero Tara... - y fue justo ahí cuando flaquee y empecé a llorar como un niño, el nudo en mi garganta no me dejaba continuar

_Oh Nathan - dice Andrew abrazándome, sentí como si todas las emociones me pegaran de golpe.

_ Familiares de Tara Angeolopoulos - me separo rápidamente de Andrew y digo- Soy su hermano

_ La señorita Angeolopoulos perdió mucha sangre pero pudimos extraer la bala la vamos a dejar en terapia intensiva para ver cómo evoluciona, necesitamos encontrar donadores de sangre ya que la suya es extremadamente rara y no la tenemos en el banco de sangre

_¿Qué tipo? - digo en un susurro

_Rh nulo

_Yo soy Rh nulo - digo- pueden extraer me todo lo que necesiten

_ Perfecto llene estos papeles- dice dándome un formulario- sin nada más que decir me retiro

Las horas siguientes pasaron más lento de lo que me gustaría, Tara seguía sin despertar y yo estaba todavía con los nervios de punta Mara había ido a la casa a buscar mi ropa limpia ya que me negado rotundamente a moverme del lado de mi hermana hasta asegurarme de que estuviera fuera de peligro.

Me quedé toda la noche en la sala de espera, Andrew se fue a terminar el papeleo en la comisaría, por la mañana la enfermera me dijo que iban a pasar a Tara a la sala de terapia intermedia y que podía pasar a verla. Me paré junto a la cama mirándola con detalle su piel estaba pálida sus labios de un leve tono violeta y su pelo estaba despeinado, sentía que me faltaba el aire y la culpa era un dolor insoportable que no me dejaba estar, me acerqué lentamente y le tomé la mano.


_Lo siento - digo reprimiendo las lágrimas - te juzgue mal yo... yo estaba celoso porque papá a pesar de haberse quedado conmigo nunca dejo de pensar en ti, si hubiera tenido la opción él te hubiera elegido y eso es algo que desde que te conocí me atormento, pero tú no tenías la culpa los únicos culpables fueron nuestros padres y lamento mucho que hayas tenido que llegar hasta aquí para notarlo, prometo que si te despiertas seremos la familia que siempre debimos ser- no sé cuánto llore ni cuándo me quedé dormido sólo que me desperté porque alguien me movía...


Tara


Me dolía demasiado el estómago y mi cabeza daba vueltas tuve que parpadear un par de veces para poder enfocar ya que todo a mi alrededor se movía, sentí un peso extraño en mi brazo y voltee la cabeza para ver que era, vi a Nathan con su cabeza apoyada al costado de la camilla y su mano entrelazada con la mía la sabana estaba húmeda lo único que se me cruzaba por la cabeza era que Nathan había estado llorando pero eso me parecía imposible él me odiaba me lo había dicho en más de una ocasión. Estire mi brazo para despertarlo pero una punzada me hizo soltar un fuerte sollozo mire mi estómago y estaba todo cubierto por vendas, aguante el dolor y volví a estirarme para despertar a Nathan esta vez con éxito, él se removió un poco y luego levantó la cabeza.


_Hola - digo bajo

_Hola -dice refregándose los ojos, pero sin soltarme la mano- ¿cómo te sientes?

_ Como si me hubieran disparado- digo tratando de bromear pero parece no haberle hecho gracia ya que no se ríe

_ No deberían bromear con eso he estado muy preocupado- ¿preocupado? Pero si me odia, pensé.

_¿Tu?-preguntó incrédula

_ Sé que no me he portado bien contigo y lo lamento hay muchas cosas de las que debemos hablar pero éste no es el momento

_Está bien - digo sorprendida


Después de eso el doctor vino y me dijo que había tenido suerte la bala no había perforado ningún órgano pero debería estar por lo menos una semana en el hospital por las dudas.

Nathan no se separó de mí en ningún momento Mara había intentado convencerlo para que fuera a casa a descansar pero no hubo caso, Andrew había venido todos los días un rato para ver cómo estaba al igual que John y Jey, la verdad no podía decir que me había sentido sola porque estuve muy acompañada hasta cuando dormía no estaba sola mamá y los gemelos siempre están ahí para hablar conmigo, me tuvieron al tanto sobre los planes para averiguar quién era el que estaba detrás de todo esto, los días pasaron rápido y cuando me quise dar cuenta ya estaba en casa, "casa" qué extrañamente bien se sentía decirlo, porque al fin me sentía en casa...


Ardiendo en el infierno |1| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora