Capítulo 24

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Tara


“Piensa mal y acertarás"


Después de mi "ardiente" encuentro con Hades y conmigo misma me di una ducha y me puse un traje de baño para ir a la piscina, estar tanto tiempo en cama me tenía fastidiada aunque Nathan y Mara pasaban mucho tiempo conmigo no alcanzaba para no aburrirme ya con el traje de baño puesto me dirigí a la piscina.

Me di un chapuzón y sentí como mi cuerpo se relajaba de repente, el estrés de las últimas semanas me abandonó, amaba nadar juraría que en otra vida fui pez porque disfrutaba más estar en el agua que en la tierra después de nadar por una hora más o menos salí del agua y me tumbe en una reposera. Cerré los ojos disfrutando del sol, cuando un olor delicioso inundó mis fosas nasales era como tierra mojada me enderece y miré a todos lados buscando de dónde venía ese olor pero no había nada extraño excepto una rosa, una rosa negra medio de un rosedal de rosas rojas.

Camine hacia ella casi hipnotizada el olor era embriagador y casi no parpadeaba sólo para no perderme ningún detalle de aquella hermosa y única flor, estaba a unos centímetros de tocarla cuando la voz de Mara me sobresalto asiendo e voltear.

_Tara- dice corriendo hacia mí, cuando llegó no dijo nada sólo me abrazo muy fuerte y se largó a llorar

_¿Mara que pasa? ¿Qué te dijo el médico? - preguntó preocupada

_Lo arruine Tara, lo arruine todo - dice sollozando

_¿De qué hablas?

_Estoy embarazada - me quedé callada no sabía que decir - ¡Di algo!

_Felicidades aunque es inesperado, ya lo sabe Nathan ¿Por qué es de Nathan verdad? - Mara se separa de mí y me mira horrorizada

_¡CLARO QUE ES DE NATHAN! y no, no lo sabe cuando el doctor me lo dijo Nathan justo había ido a atender una llamada de trabajo y no escucho

_¿Y qué le dijiste que tenías?

_ Le dije que tenía una infección estomacal

_¿Y te creyó?

_Creo que si

_ ¿Y cómo pasó? bueno claramente sé cómo pasó, pero ¿no se cuidaron?

_Yo, yo estaba segura que me cuidaba usó la inyección pero se me pasó la cita con la doctora y cuando lo hicimos no estaba protegida Nathan me va a matar confío en mí y lo defraude- dice estallando en llanto

_ Cálmate todo va estar bien Nathan te ama lo entenderá

_ Tara él es menor todavía yo no tengo trabajo cómo voy a mantenerlo

_ Yo voy a ayudarte y estoy segura que Nathan no te dejara sola y si lo hace lo golpearé tan fuerte que no tendrá ganas de tener sexo sin protección nunca más en la vida

_ Gracias, en serio muchas gracias no sé qué haría sin ti

Después de la charla con Mara me vine a mi cuarto ya que ella me dijo que se sentía un poco mal y dormiría hasta la cena, me cambie de ropa y me puse algo más cómodo.


. . .


Caminaba de un lado a otro frente al cuadro que escondía detrás la caja fuerte, trataba de contener las absurdas ganas de tomar el collar e ir al Inframundo a buscar a Hades, él me gusta mucho y en la gala el me había  besado contra mi voluntad ¿porque yo no podía hacer lo mismo con él? Mamá me había dicho que no fuera hasta que las cosas se calmaran pero Hades se había ido sin ninguna explicación esta mañana y yo necesitaba respuesta ¿Qué pasaría si voy solo un ratito? Tal vez media hora, no creo que vaya a pasar nada malo, sólo quiero verlo un instante lo saludo y me vuelvo, bajo el cuadro e introduzco clave, el collar resalta entre las otras cosas ya que brillaba. Apenas lo agarro el brillo cesa y notó que ya no estoy en la sala ¡Demonios! estaba tan impaciente en venir que ni siquiera pude intentar usarlo como mi madre me había explicado, puse el collar en mi cuello y me giré para investigar dónde estaba.

Era un lugar del inframundo donde nunca había estado y no es como si hubiera estado en muchos lugares sólo conocía el pasillo, el río y una habitación en el tártaro, el lugar no era para nada claro aquí parecía siempre ser de noche, era un prado con muchos árboles a lo lejos se veía un manzano enorme aunque no era el único árbol con frutas ahí, habían varios con una fruta redonda parecida a una granada de repente me dio hambre y mis piernas comenzaron a moverse de repente todo empezó a verse suculento. Cuando me di cuenta estaba frente al manzano, estire mi brazo y tome una manzana se veía apetitosa su rojo era inigualable podía ver el reflejo de mi rostro en ella.

Todo en ella parecía decir cómeme y así lo hice, lleve la manzana a mi boca y le di un gran mordisco, cerré los ojos y solté un gemido por lo deliciosa que era, nunca había comido algo tan rico parecía la combinación de todos mis sabores favoritos, brownie y helado de chocolate pero olía a lluvia. Abrí los ojos y noté que ya no estaba ni el carozo de la manzana en mi mano.

Caí de rodillas cuando un fuerte calambre golpeó mi centro, tenía calor uno insoportable era como si mi sangre fuera fuego no podía soportarlo más, prácticamente desgarre mi blusa y me levanté para quitarme los pantalones. Pero aún en ropa interior el calor me sofocaba cerré los ojos e imaginé a Hades, necesitaba su ayuda y no me importaba estar en ropa interior si él podía pagar este fuego que me consumía...

Ardiendo en el infierno |1| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora