𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐓𝐰𝐨. 𝐓𝐡𝐞𝐲 𝐚𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐚𝐝?

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El vehículo se llenó de suspiros y palabras contenidas, de miedo rasgando con violencia pidiendo ser liberado. Ambos hermanos miraban con cierto temor las calles, en donde se podía ver cómo la gente caía muerta y otros atacando a quienes intentaban huir de aquella locura, los edificios ardían y el firmamento se manchaba con el humo de estos.

El de hebras azules hasta creyó ver cómo se comían a uno de sus vecinos a unas cuadras antes de llegar a su hogar.

Aparco con cuidado de no aplastar el cuerpo inerte de lo que era el jardinero del vecino, y vio como la castaña salía casi corriendo del vehículo, salió del mismo y camino ansioso hasta el jardín delantero sorprendiéndose de lo descuidado que lucía.

Se apresuró en sujetar el brazo de Eun Ha, quien se había quedado inmóvil viendo las pisadas marcadas con sangre en el suelo. Al salir de su ensoñación tan solo asintió al vacío y se agacho para sacar una copia de la llave debajo de la pequeña maceta.

— ¿Están muertos?—pregunta, el menor por meses se congela al escucharla y un miedo invade su sistema, reacio a querer irse.

—No lo creo—responde al cabo de unos segundos después, en los que miraban el salón destruido y manchado de sangre—. Deben de estar de viaje en el extranjero, tal vez las cosas están más controladas por allá.

Se auto convence de su respuesta, y cierra la puerta de un sopetón al ver como el cuerpo del jardinero empieza a temblar e intentar levantarse.

Levanta el pequeño sillón individual para luego indicarle a su hermana que se siente.

—Todo estará bien, ya verás—le habla como si supiera lo que está pasando por su mente, al ver que ella no le responde se arrodilla y sujeta sus manos con delicadeza—las autoridades sabrán resolver esto y en un par de días volveremos a la normalidad.

Ambos observaron sus manos entrelazadas y guardaron silencio, Eun Ha dejo de sorber su nariz y suspiro sintiendo la tranquilidad expresada a través de ese gesto, unos ruidos provenientes del pasillo que se conectaba con la cocina, la alertaron.

—Iré a asegurar la casa—murmuro el menor.

Ya en la cocina, Hong Joong se permitió expulsar todo el aire que mantenía retenido inconscientemente y se encamino a abrir las altas alacenas a las que maldijo con todo su ser. Si toda esa situación se enmendaba antes, iría a hablar seriamente con la persona que se encarga de construir esos muebles tan altos.

Algunas latas de conserva, paquetes de comida instantánea y frituras. Eso era todo, un tanto para nada saludable teniendo en cuenta el estado de Eun Ha.

Deja todo ordenado sobre la isla de mármol y sus sentidos se ponen en alerta máxima al escuchar ruidos en el patio trasero, con la curiosidad picándole los dedos camina sigiloso por el corto pasillo hasta llegar a una puerta blanca mal cerrada.

Un sauce llorón lo recibió con un leve aleteo de sus ramas por el viento, un juego de mesa que alguna vez fue blanco atrapo las hojas que caían del árbol, se entretuvo viendo el parsimonioso aletear de las hojas cuando escucho como una maceta se caía a su derecha y la sombra de una silueta tambaleante apareció haciéndolo asustar.

—P-por fa-favor, ayu-ayudenme—suplicaba un joven adulto presionándose la mordida en su costado, entre tropezones diviso un puerta y una pequeña silueta viéndolo por la ventanilla— ¡Chico! Ayúdame, por favor mi familia me espera en casa, no te hare daño...

Hong Joong quiso golpearse por ser lento y dejar que ese hombre lo viera, rápidamente tapo el cristal y se recostó sobre la puerta, viendo la silueta del hombre reflejada por la luz.

— ¡Maldito imbécil! ¡Abre la puta puerta!—el pequeño cuerpo tembloroso del de hebras azules empezó a moverse por los fuertes golpes que el hombre le propinaba a la puerta—, ¡te voy a matar hijo de puta!

Ahogo un grito cuando el sujeto logro romper el cristal, regándolo por sus cabellos y en el suelo. Se encogió aún más en su lugar, al sentir una mano sujetarle del cabello y tirarlo hacia arriba.

Clavo sus cortas uñas en la muñeca del hombre, quien empezaba a soltar un gruñidos y quejidos de dolor. Se mordió el labio inferior para callar sus sollozos cuando su cuero cabelludo empezó a dolerle de tantos tirones.

La mano que lo sostenía empezó a temblar y luego lo soltó estrepitosamente, cuando vislumbro a Eun Ha a unos cuantos pasos de él, con la respiración acelerada viéndolo con miedo.

—Joder, creí que... ¿te hizo daño?

Niega y se levanta alarmado, rogando a los cielos de que aquel hombre no volviera levantarse cuando abre un poco la puerta y mira el cuerpo inerte con un cuchillo enterrado en una de sus mejillas; vuelve a cerrarla y observa con asombro a su hermana, no la veía capaz de hacer algo así y menos a una persona...

—Estoy bien—responde aun con el asombro en la boca del estómago— ¿Cómo...? ¿Cómo hiciste eso?

La castaña se encoge de hombros y se recarga sobre la isla de mármol para recuperar el aliento por el sobresalto de hace unos momentos, ni ella misma sabe de dónde saco la fuerza o la puntería acertada y no terminar dándole a la puerta, o peor, a su propio hermano.

—Sera mejor si cubrimos esa puerta con algún mueble, por las dudas—responde evasiva para después acercarse a unas de las alacenas y sacar un par de vasos. Ignora el mohín que el peliazul hace y le entrega el vaso lleno de jugo una vez que hubo terminado de llenarlo—. Solo uno de nosotros puede estar en shock en momentos como este y esa soy yo, no tú.

La pequeña broma le saca una sonrisa a medias y el ambiente se aligera un poco.

—Joong, ¿qué está pasando con las personas de afuera?—le pregunta después de minutos de silencio, en donde ambos miraban a cualquier lado menos al que tenían en frente.

—El fin del mundo, supongo.

—El fin del mundo, supongo

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[𝐑𝐔𝐍!] 𝐑𝐔𝐍, 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄, 𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐎𝐑 𝐃𝐈𝐄 #1 (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora