El sabor a bilis sube por la garganta de SeongHwa y se instala en su boca. Era un apodo que a muchos les habría sacado un par de risas nerviosas, a otros uno que otro sonrojo o hasta una respuesta coqueta. Pero a él no. Todo lo contrario.
Quería vomitarle sobre esa cara toda ensangrentada y llena de moratones.
El vecino de WooYoung no despega sus ojos del rostro contrario, pequeñas gotas de sangre provenientes de su cabeza viajan lentamente por su rostro, sin prisas ni pausas. Algunas se pierden en la bajada de su mandíbula, otras en sus labios. No duda en relamer su belfo y saborear su propia sangre, creyendo que ante los ojos de SeongHwa se veía muy seductor.
¡Dios! ¿Es que acaso el tiempo no pasaba más?
El rechinido de los dientes de WooYoung se escucha en aquel reducido espacio. Su vecino agranda aún más su sonrisa socarrona y una ligera risa abandona sus belfos, WooYoung avanza dispuesto a darle un puñetazo en la cara para borrarle esa expresión en su rostro.
— ¡Oh, WooYoung! Ahí estas, no te vi, ¿cómo has estado?—le pregunta. No borra esa expresión socarrona de su rostro que tanto asco provoca en el trio. WooYoung le encaja el primer golpe en la mandíbula lo suficientemente fuerte como para mandarlo afuera del ascensor.
El tipo choca contra la pared sin dejar de reírse, se limpia como puede la sangre de su nariz sin dejar de mirar de forma retadora a WooYoung.
—La verdad es que siempre has sido una perra WooYoung, ¿no estás de acuerdo? Siempre llamando la atención de la gente, que tan amable, tan atento, tan coqueto y—una arcada interrumpe su habladuría y el grupo retrocede asustado al ver la gran cantidad de sangre que expulsa. Una vez que termina se levanta como si nada, sin importar que parte de esta queda en su barbilla y parte de su ropa— y tan tú, que asco ¿qué es lo que la gente ve en ti, eh? Yo solo veo a una puta necesitada de atención, alguien que necesita del resto para sentirse suficiente, ¿no lo crees?
SeongHwa agarra la mochila de WooYoung como puede y siente como sus uñas de doblan en el intento, se traga sus lamentos y lo tironea a pesar de escuchar como suelta un par de maldiciones y le encaja un codazo en el hombro.
HwanWoong empieza temblar e intenta sujetarse de la pared a sus espaldas, cuando pierde el equilibrio y pierde la visión de su ojo. Gruesas lágrimas rojas caen de sus ojos al sentir un inmenso ardor en su pecho. El trio retrocede aún más aplastando ligeramente a MinGi contra la pared, las puertas soltaban chispas mientras se abrían y cerraban continuamente.
HwanWoong se estabilizó como pudo y con la sangre chorreante de su boca empezó a escupir llegando a manchar parte del piso y las paredes con ella.
SeongHwa se puso delante de sus menores, siendo el mayor del grupo no iba a permitir que es hicieran algo. El casi infectado sonrió y se lanzó hacia el con un hambre voraz directo hacia su cuello.
Sujetó con fuerza su bate y golpeó a HwanWoong en la cabeza, logrando asi también que con esta le diera a la puerta, salió antes de que se cerraran y su corazón se apachurró en su pecho al escuchar los gritos de sus menores y uno que otro golpe.
— ¿Te han dicho lo sexy que te ves estando enojado?—balbuceó.
El humo saliendo de una las puertas comenzó a impacientarlo y no se percató del infectado que había detrás de ella. Volvió a alzar su bate y esta vez sí aplicó más fuerza, haciendo que parte de su cabeza se abriera y la sangre que brotaba manchara las paredes y su bate.
HwanWoong ya no hablaba ni sonreía, tan solo lanzaba zarpazos intentando arañar a SeongHwa, quien intentaba esquivarlo y no resbalar con su sangre.
La explosión a espaldas del infectado logró distraerlo lo suficiente como para que SeongHwa se sujetara de la pared y recuperara el aliento. Se acercó lo mejor que pudo, siento la viscosidad del líquido en sus pies y sacó un cuchillo de su bolsillo, clavándoselo en la oreja de HwanWoong.
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[𝐑𝐔𝐍!] 𝐑𝐔𝐍, 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄, 𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐎𝐑 𝐃𝐈𝐄 #1 (EN EDICION)
Fanfic𝑨𝑻𝑬𝑬𝒁 ➤ ❝Fue en un invierno donde el caos y la destrucción acabo con todo rastro -visible e invisible- de la humanidad, trayendo consigo innumerables muertes, mentes heridas y almas corrompidas. Un invierno donde nadie creyó que algo así suced...