𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝐅𝐨𝐮𝐫. 𝐙𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐚𝐲 (𝐈)

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Ese día por fin había llegado.

Había llegado el momento en que SeongHwa le pediría matrimonio a SoYeon, quien había sido su novia desde la universidad hace cuatro años atrás.

Se levantó temprano como siempre, corrió las cortinas de todo su departamento dejando que la luz de Sol entrara y sonrió con emoción al ver ese día marcado con un gran círculo rojo y muchos corazones en su almanaque.

Se prepara el desayuno entre chillidos y pequeño saltos de emoción, y se sienta en la silla cerca de la isla de mármol para comer. Entre pedazos y pedazos, y pequeños sorbos de su jugo es que lo termina y lo deja en el fregadero.

Corre a su armario y saca el conjunto que estuvo preparando durante semanas, sonríe al recordar cómo estuvo recorriendo a pie toda Seúl en busca de aquellas tiendas que vendían exactamente lo que quería, no importo las ampollas en sus pies al día siguiente, tampoco que estuvo casi dos meses sin comer por gastarse ese dinero en las prendas. Nada importaba, nada más que ver la reacción que le daría SoYeon al ver el lujoso anillo que mando a hacer personalmente.

Termina de prenderse la camisa color borra vino y quita el saco del perchero y lo mantiene en su antebrazo mientras corre por los pasillos viendo como la hora se le venía encima y sale de su hogar, cerrando la puerta con llave.

Ni siquiera cerro la llave de agua, tampoco los armarios de su habitación ni hizo su cama. Algo muy raro en él, que se caracterizaba por ser perfeccionista.

Aprieta el botón del ascensor y espera mientras ve las notificaciones de su teléfono. Los titulares de las noticias en la página oficial de Naver le llaman la atención, hasta creía que rozaba lo ridículo: "Daejeon: casos masivos de canibalismo y violencia", "Ilsan: decreta estado de emergencia por misteriosos homicidios en masa", "Guksuri: se reportan casos de violencia masiva".

Regresa a guardar su teléfono en el bolsillo de su saco cuando el ascensor llega al hall del edificio. Avanza hacia la entrada viendo como siempre a los melosos de sus vecinos y una mueca deforma su rostro, las muestras de cariño en público no le gustan si provenían de terceros, pero por su linda chica siempre hacia una excepción.

Ve los autos de la policía ir veloces acompañados de una ambulancia hacia la otra cuadra. Se encoge de hombros y continúa caminando, observando con una sonrisa a las personas a su alrededor, algunos con caras de zombis ir de aquí allá otros devolviéndole la sonrisa. Cruza la senda peatonal viendo hacia los lados por si algún conductor desobedece la ley y avanza sin más.

Llega a la pequeña cafetería donde cito a la castaña y entra buscándola con la mirada a su chica pero no la encuentra y decide apurarse a encontrar una mesa libre cerca de la ventana como a ella le gustaba.

Se sienta y mira con melancolía el anillo en su dedo corazón. En otras circunstancias, su pequeño chico rubio estaría ahí sentado frente a esa silla, contándole con sarcasmo lo bien que la paso en sus vacaciones familiares. Levanta la mirada y cree verlo a las afueras de la cafetería observándole fijamente hasta que la joven mesera se acerca a entregarle su latte, que es cuando el desaparece.

Parpadea varias veces y le da un sorbo a su bebida, deleitándose con el dulce sabor de la vainilla. Se pregunta porque se molestó en desayunar en casa cuando pudo hacerlo en esa cálida y acogedora cafetería.

— ¿Llegue muy tarde Oppa?—reconoce esa dulce voz y sonríe viendo a las castaña a su lado mirándolo con cara de asustada, niega y hace un ademan para que ella se siente.

—Apenas llegue, ¿quieres algo de beber jagi?—pregunta, ella asiente y hace una seña a la mesera para pedirle un batido de durazno acompañado con un pedazo de pastel, sabe que es su favorito y observa cómo se sonroja y le agradece con timidez.

[𝐑𝐔𝐍!] 𝐑𝐔𝐍, 𝐒𝐔𝐑𝐕𝐈𝐕𝐄, 𝐊𝐈𝐋𝐋 𝐎𝐑 𝐃𝐈𝐄 #1 (EN EDICION)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora