fourteen (finale) ☼

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Martes 20 de abril.
Narrador omnisciente.

La peculiar cabellera pelirroja de Sophia Lillis relucía bajo el sol de aquel mañanero martes.

Con la mochila colgada en los hombros y sus zapatos resonando en el concreto con cada paso que daba la chica caminaba con cierto apuro mientras que sus pensamientos la habían convertido en un manojo de nervios.

El reloj de su celular marcaba las 7:30 de la mañana, un horario bastante temprano e inusual para que ella ya estuviese en camino a la escuela puesto que Sophia siempre había sido de las personas que llegaban tarde a clase pero evidentemente cada acción tiene su razón y ese día ella decidió madrugar por motivo especial.

En esos momentos no se dirigía a la escuela, aún no, primero debía arreglar algo con alguien que llevaba mucho tiempo evitando.

Un asunto que su mente y corazón habían decidido que ya era hora de ponerle fin puesto que el tiempo se le estaba acabando y tras graduarse en una semana quería comenzar una nueva etapa siendo una persona nueva.

Tras varios minutos de estar caminando finalmente estaba frente a la casa de su objetivo. La chica suspiró con fuerza y con la mano un poco temblorosa estaba a punto de darle dos golpes a la puerta cuando sin ningún preámbulo esta se abrió sorpresivamente por alguien dentro de la casa causando una pequeña coincidencia.

Se quedó helada y al instante sintió como el aire le comenzó a faltar cuando tuvo a la persona que su mente esperaba al frente suyo mirándole con la misma expresión de sorpresa que ella le dedicaba.

—¿Qué haces aquí?—. La voz de Wyatt tratando de fingir desinterés por su presencia retumbó en sus oídos con potencia. —Te confundiste de casa, la tuya queda más adelante...—. Le habló con cierta sequedad empujándola con suavidad para poder pasar a lado de ella.

El chico activó la alarma de su auto sin ninguna importancia y volvió a sus asuntos fingiendo que ella no estaba a pocos metros mirándolo un tanto estática.

Wyatt llevaba consigo su mochila de la escuela colgándole en uno de sus hombros pero por alguna extraña razón también cargaba con dos maletas grandes de color negro en sus manos que posteriormente se dedicó a guardar en el maletero de su auto que estaba aparcado en la acera de su casa.

En ese momento Sophia no le tomó tanta importancia al asunto puesto que estaba más concentrada ordenando sus ideas y buscando maneras de hacer que él le prestara al menos una pizca de atención.

Ella tan solo volvió a suspirar con pesadez y caminó los pocos metros que habían para llegar hasta dónde estaba el chico guardando sus cosas con insistencia.

—Wyatt, necesito hablar contigo...—. Le dijo por fin en un audible murmuro mientras veía como el ya mencionado acomodaba las cosas que tenía dentro del maletero para que no se vieran muy amontonadas. Todo lo que había ahí dentro estaba cubierto, no había nada a la vista que no estuviese dentro de bolsas de basura negras o en maletas del mismo color causándole por fin un poco de curiosidad a la pelirroja. —¿Qué tanto llevas ahí?

—No es de tu incumbencia...—. Afirmó con cierta molestia. —Así como tampoco son de mi incumbencia tus problemas, vete.

Sophia tan solo apretó sus labios con insistencia y miró hacia el suelo tratando de encontrar las palabras correctas para no rendirse de la situación.

—¿Quieres que sostenga tu mochila?—. Se ofreció de pronto al notar cómo este maldijo en voz baja cuando las cosas que ponía dentro se desacomodaban o se movían por tener un brazo ocupado sosteniendo su mochila.

i'm not ashamed | fack ☼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora