CAPÍTULO III

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-¿Te hace sentir más cerca de Dios?- preguntó Mikel sarcásticamente, incapaz para quedarse callado más. -¿De qué iba todo eso?-

Natalia miraba por la ventanilla de la limousine, observando Nueva York pasar en un flash de preciosas y vibrantes luces. -¿Realmente fue tan malo?-

-No,- concedió Mikel. -Estoy seguro que la Dr. Laura te agregó a su lista de famosos con los que contactar en caso de emergencia.-

Natalia suspiró, sintiéndose deprimida de repente.

-Pero me alegra ser el hombre más grande que jamás has conocido,- comentó orgullosamente.

Natalia le echó una ojeada. -Que no se te suba a la cabeza,- le dijo. -La competencia no es muy impresionante.-

-Aceptaré lo que pueda pillar,- dijo Mikel con una sonrisa. -Creo que tu imagen como heterosexual temerosa de Dios quedó bastante bien establecida. Debieras estar orgullosa.-

-¿Orgullosa de qué?- se preguntó Natalia. -¿De qué mis habilidades escénicas prevalezcan incluso sin guión? Todo es actuación. Mi vida, mi imagen. A veces me veo tan envuelta en todas las mentiras que ya no sé qué es verdad.-

Mikel le tocó la pierna. -Al menos me tienes para recordártelo,- le dijo.

Esto trajo una sonrisa a su cara. -Mi única y verdadera salvación.-

-Creo que fingir ser tu novio será bueno para mi carrera,- dijo bromeando. -¿Qué crees?-

-Creo que eres un maravilloso guionista y director,- le contestó sinceramente. -Y, si me lo permitieras, produciría tus películas al instante.-

Mikel se encogió de hombros. -Eso es hacer trampas, querida mía,- contestó él.

-Es Hollywood, querido mío. Va de a quién conoces. El talento viene después.-

La limusina se detuvo delante del Plaza. -Hora de evadir a las masas,- dijo Natalia con un suspiro, notando la muchedumbre ya reunida. -¿Cómo saben siempre dónde voy a estar?-

-Magia,- contestó Mikel.

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Escondida en la seguridad del ático que compartía con Mikel, Natalia se encontraba en el balcón. Disfrutando la fresca brisa de primavera en su cabello y la vista de Central Park abajo.

-Vas a morirte aquí fuera,- dijo Mikel, temblando al lado de ella. -Vuelve dentro.-

-Después.-

-¿Algo de lo que quieras hablar?-

-Mikel, dime algo. Si el mundo es un escenario, ¿cómo siento que soy la única intérprete?- preguntó Natalia.

Mikel consideró la cuestión durante un momento, entonces se encogió de hombros. -Porque eres ególatra y egoísta.-

Natalia se rió, entonces se calmó. -¿Realmente lo crees?-

-No. Pero creo que has hecho un maravilloso trabajo convenciendo a todos de que lo eres. Tú incluida.-

-Una heterosexual, temerosa de Dios, ególatra y egoísta bruja.- Natalia ponderó esto. -Es una buena imagen a tener.-

-¿Incluso si es por completo opuesta a lo que eres-? preguntó Mikel seriamente.

-Es más seguro de esta manera,- contestó Natalia.

-¿Más seguro para quien?-

-Para mí.-

Mikel besó su mejilla. -Me voy a acostar.-

-Duerme bien,- le dijo, su mirada fija en la vista más allá de la barandilla de balcón.

-Buenas noches,- dijo Mikel.

Natalia permaneció fuera durante un rato, ponderando el significado de su vida. Se rió entre dientes amargamente. ¿Qué significado?, pensó tristemente. Por un instante, contempló el saltar. Se preguntó brevemente qué dirían los titulares. -El ángel despega, el aterrizar resulta letal.- Jugarían con todo el concepto de ángel, sin duda.

Alejándose de la baranda, regresó al cuarto, sintiendo el peso del mundo sobre sus hombros. Se tumbó en el sofá, cerrando sus ojos, sabiendo que, a pesar de su agotamiento, el sueño no vendría.

El lado ciego del amor (Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now