-Odio a Shakespeare,- murmuró Alba, poniendo un mechón de cabello rubio detrás de su oreja. El mechón que se había teñido de rosa estaba decolorándose. Quizás era hora de cambiar de color. Rojo, quizá verde... -Si estuviera vivo, le mataría.-
-Estoy segura que es ilegal,- le dijo María, cuando el ascensor vino a detenerse en el piso 12. Empezaron a caminar hacia el apartamento. -Y, de todas formas, no veo por qué estás de tan asqueroso humor. Vendí dos de tus pinturas hoy. Y, más importante, Damion está en casa.-
Alba sonrió cuando alcanzaron su destino. -Tienes razón. Hoy es un buen día. No voy a permitir que un estúpido ensayo lo arruine.- Llamó ruidosamente. Cuando la puerta se abrió, su sonrisa se ensanchó.
Damion Reche arrebató a su hermanastra en sus brazos y la abrazó fuertemente. Besó su mejilla unas cuantas veces antes de permitirle irse. -¡Llego la fea!- anunció.
Alba le palmeó el brazo. -No soy fea,- le discutió.
Damion miró a María y le guiñó. -No, no. María no es fea. Pero tú...- Recibió otra palmada de Alba.
La Sra. Reche vino un momento después, una sonrisa iluminando su cara. Sus ojos castaños se encendieron a la vista de su hija. -Alba,- le saludó, besando su mejilla.
-Hola, mami,- dijo Alba.
-María, bienvenida.-
Rafi Reche se volvió a su hijastro. -Deja de hablar así delante de la invitada. Es grosero.- A las chicas les dijo, - Miguel y Ángel fueron a la tienda a por hielo. Volverán pronto.- Se volvió para llevarles hacia la sala. -Venga, sentaos. Os traeré algo de beber.-
Alba se sentó como le dijeron y miró por el apartamento. Era pequeño según todos los cánones. En la sala apenas entraba el sofá en que estaba sentada. Pero era el hogar. Pinturas y fotos enmarcadas decoraban las paredes. Junto con máscaras del pueblo natal de Miguel. Alba nunca había estado, pero Miguel y Damion hablaban de ello todo el tiempo. Se habían mudado a Nueva York al poco de casarse Miguel y la madre de Alba.
Una vez su madre había desaparecido en la cocina, Alba se volvió a su hermano. -Bueno, ¿cual es la gran noticia que tienes?- le susurró.
La alegre disposición de Damion se tornó sombría. -Lo averiguarás en un ratito,- dijo, su inquietud obvia.
Alba estaba segura que, fuera la que fuera, no sería buena.
Dándose cuenta de la tensión en el aire, María decidió hablar. -Bueno, Damion, ¿qué estás haciendo estos días?-
Él volvió sus amables ojos castaños hacia María. -Estoy intentando entrar en programación de ordenadores,- contestó. -Pero es difícil aterrizar por aquí en un trabajo bien pagado sin una buena educación. Y la facultad es cara.-
La Sra. Reche volvió con una bandeja, dándoles a cada uno una taza de zumo de naranja. -Lo siento, es lo único frío en la casa hasta que Miguel vuelva con hielo.-
Cada uno aceptó la bebida y la agradeció.
-¿Cómo va el negocio del arte?- Damion le preguntó a Alba.
Alba se animó. -Hoy vendí un par de cosas,- contestó. -Es un día precioso así que hay mucha gente fuera.-
-No hay dinero en el arte,- declaró su madre con una sacudida de la cabeza. No era la primera vez que lo decía, pero como todas las otras, el comentario cayó en oídos sordos.
-Bueno, Alba es muy talentosa,- respondió María. -Debiera ver cómo la gente se detiene a mirar su trabajo.- Le sonrió a su mejor amiga. -Tendrá su propia galería uno de estos días.-
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El lado ciego del amor (Adaptación Albalia)
RomanceAlba Reche es una artista con una vida bastante normal y Natalia Lacunza una actriz reconocida gracias a la serie "Guardian" . ¿Que pasa cuando Natalia compra un cuadro y empieza a mandar emails anonimos a la artista?. Ambientada en New York. (Esta...