CAPÍTULO XI

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-¿Dónde demonios has estado?- le gritó María. -¡Me tenías preocupada!-

Alba entró en el apartamento tras horas de vagabundear por Nueva York. -Di un paseo,- respondió, arrojando la chaqueta en el sofá.

-Bien, Alex estaba como loco,- le informó María. -Llamó como veinte veces. Entonces salió a buscarte. Entonces vino de nuevo. Entonces se fue. Así que te sugeriría que lo llames. Y probablemente debieras llamar también a tus padres porque llamaron cinco veces. Miguel estaba volviéndose loco.-

Alba miró al cielo y se desplomó en el sofá. Tras todo el caminar, la último que necesitaba era encarar a la gente de la que había estado huyendo. Todo lo que deseaba era paz. ¿Por qué no podía tenerla? Sólo un tiempo para ella. Sin familia. Sin novio. Sin ensayos que escribir. Sólo ella y su arte. -Llámales tú,- dijo. -En cuanto reúna energía, me voy a duchar. Y después me voy a acostar.-

María miró a su mejor amiga durante un largo momento. -Alba, ¿qué pasó?-

-Nada,- contestó Alba. -La cena fue genial. Mi novio es genial. Un encanto al máximo. Estoy más que enamorada de él. Tanto que me transferiré a Harvard para que podamos estar cerca. Entonces podemos comenzar nuestra vida juntos. Yo me quedaré en casa con los niños mientras él sale y cumple sus sueños. Suena perfecto. No puedo esperar.-

María se sentó a la mesa de café, contemplando cautamente a su amiga. -¿Estás bien?-

Alba se incorporó de golpe. -¿Bien? No. No estoy bien. No quiero ir a Harvard. Y realmente no quiero tener niños ahora mismo. Ni siquiera casarme, para lo que importa.-

-No lo hagas.-

-Que no lo haga,- repitió suavemente Alba, como si la posibilidad no se le hubiera ocurrido. -¡Es exactamente lo que voy a hacer! No voy a no hacer ninguna de esas cosas.- Se irguió y dirigió hacia su cuarto.

-Bueno, ¿qué vas qué hacer? le gritó María.

-Voy a ducharme,- contestó Alba. -Porque es lo que quiero hacer.-

-Ya,- dijo María, totalmente confundida por el arranque de su amiga.

Momentos después, Alba volvió usando la bata. -¿Sabes lo que me mosquea? Que no preguntaron. Ni una vez me han apoyado en nada. Creerías que mi mamá querría tener alguna de mis obras colgando en el apartamento, pero ¿quiere? ¡No! ¿Y Alex? ¿Crees que le importa una mierda cómo paso el tiempo? ¡No! Todo lo que le importa es su coche. Y su... su facultad de Derecho. Y su... su... ¡su coche!- Regresó corriendo al cuarto y cerró de golpe la puerta.

Dos segundos después, la abrió de nuevo. -¿Y por qué estaba gritándome por no decirle lo de Damion? ¡Es mi familia! ¿Qué le importa a él? ¿Y por qué tiene que ir todo sobre él? ¿Sólo porque es hombre? ¡No lo creo! ¡Que se joda él y su pene!- Entró a saco en el baño.

María se quedó mirando la puerta cerrada. -Perdió la cabeza finalmente.-

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Luego esa noche, después de que hubiera logrado tranquilizarse, Alba se sentó a la mesa de la cocina con el ordenador delante. Su estallido le había hecho sentirse mejor. La ducha también había ayudado. Había llamado a Alex y le aseguró que estaba bien. Había llamado a sus padres y les había asegurado que estaba bien. Y que, no, no necesitaba ver a un psiquiatra. Y que, no, no tenía nada que ver con que Damion fuese gay.

Pero ahora, por lo menos estaba en paz. María se había acostado. El apartamento estaba silencioso. Por el momento, la vida era relativamente buena. Aliviada y de mejor ánimo, entró en Internet para revisar el correo.

Un mensaje.

Querida Alba,

Me encantaría saber qué te llevó a crear tan fascinante pieza de arte. La imagen era de una figura de pie entre el gentío, con su mirada enfocada en algo en la distancia. Actualmente cuelga en mi dormitorio para que pueda admirarlo cada noche. Creo que es el único cuadro en mi casa que escogí yo misma. No me va decorar y me temo que es dolorosamente obvio desde el momento que se entra en mi hogar. Pero por suerte, no tantos lo hacen.

No es muy a menudo que consigo alegrarle el día a alguien o siquiera les ayudo a remolonear, así que me alegra poder devolver algo a la comunidad artística. Si puedo ser de utilidad en el futuro, por favor, házmelo saber. :o

Cuídate,

N.E.

Sonriendo, Alba pulsó responder.

Estimado N.E.,

En realidad, era mi pieza favorita. Estaba pensando en convertirla en una colección. Pinturas a color y quizá estatuillas de arcilla. Decorarán mi apartamento, al menos.

Debo admitirlo, estoy un poco emocionada por tu interés. A veces es muy desilusionante ser artista. Nunca realmente sabes si la gente lo aprecia. De vez en cuando se pasarán y sonreirán con aprobación. Pero la mayoría del tiempo pasan sin lanzar una segunda mirada. Es cuando empiezo a dudar si realmente merece la pena. Empiezo a preguntarme si quizá mis padres tienen razón y debo enfocar mi vida en algo sólido en su lugar.

Pero entonces recibo un correo de ti y todas mis dudas se disipan y mi inspiración regresa.

Lamento si me he dejado llevar.

Sobre el dibujo. Supongo la razón por la que me gusta es que, cuando lo empecé, realmente no sabía qué estaba dibujando. Normalmente tengo un modelo en mente y entonces lo plasmo sobre papel o lienzo. Pero ése vino a mí. Empecé a dibujar y de repente tomó forma. Lo siento, no es una historia muy interesante. :)

De todas formas, gracias una vez más por animarme. No ha sido una buena semana y tus correos han sido muy apreciados.

Gracias,

Alba 😊

El lado ciego del amor (Adaptación Albalia)Where stories live. Discover now