Capítulo VI

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(POV Sarada)

Finalmente llego el día. Un año y medio había pasado ya. Nuestras niñas estaban en la sala principal junto a la madrina de una de ellas (Chōchō) y la señora Tsunade. A quien honestamente me sorprendió ver en nuestra casa considerando que, al igual que el maestro Kakashi y Naruto, también ella era una Hokage. Respecto del mejor amigo de mi padre, se preguntaran el motivo por el que ahora le llamaba por su nombre cuando aun después de comenzar mi relación con su hijo mayor, para mí siempre había sido el Séptimo. E incluso el Señor Septimo. La respuesta era simple. En una actitud muy poco habitual en él, mi padre se encargó de recordarme hasta el hartazgo que mi ahora 'suegro' no permitiría que alguien a quien consideraba parte de su familia incluso desde el momento en que supo que nacería se dirigiera a él como si de un desconocido se tratase. En ese momento alguien golpeó a la puerta. Un impulso me llevó a responder, como si supiera de antemano de quién se trataba. Al abrir la puerta noté que, efectivamente, era quien imaginaba. Sonreí abiertamente mientras permitía el paso a mi padre y este me saludó inclinándose apenas levemente para dejarme apenas un beso en la frente. Alzó la mirada sobre mi hombro hacia mí ahora esposo, nuestras acompañantes y, principalmente, las dos niñas en brazos de estas últimas. Aquello solo provocó una sonrisa aún más evidente en sus facciones. Tras unos minutos finalmente los saludó acercándose a Tsunade para tomar en brazos a Inazuma (sabía que Chōchō no dejaría ir a Hikari), a lo cual la maestra de mi madre y Quinta Hokage no atinó siquiera a negarse. Era evidente desde el momento en que tomó a su nieta en brazos que mi padre no era alguien acostumbrado a sostener niños por más que obvias razones. Tenía un leve temblor en los hombros a pesar de que mantenía a Inazuma contra su pecho tan firmemente como si efectivamente lo hubiera hecho alguna vez.

- Sasuke...

Llamó de pronto la señora Tsunade precisamente llamando la atención de mi padre quien de todos modos había apartado la vista de mi esposo. Este simplemente asintió permitiendo a la Quinta Hokage explicarse, a lo que esta respondió simplemente preguntando si estaba aquí para lo que imaginaba. Para su sorpresa (mas no la nuestra), papa sacudió apenas levemente la cabeza, señalando que alguien más se encargaría de escoltarme. En efecto, él había ido a buscarles a ella y Chōchō por orden de Naruto. Respecto de quien me acompañaría a la mansión Hokage, estaba aguardando fuera, aunque le había pedido que no mencionara quién era. La expresión en el rostro normalmente imperturbable de mi padre al pronunciar esas últimas palabras me hicieron darme cuenta de que había algo más de lo que no diría una palabra hasta que llegara el momento. Sin embargo y efectivamente adivinando mis pensamientos, la señora Tsunade se dirigió a mi padre con una sonrisa, preguntando si lo que verdaderamente le sorprendía era verlo de regreso o que hubiera aceptado acompañar a su sobrina en un momento tan importante. Finalmente aclaró que le explicaría las circunstancias que habían conducido a su presencia allí tras la ceremonia.

- No se preocupe, Tsunade; puedo esperar. De hecho, han pasado 27 años desde nuestro último encuentro. Y despedida. Creo que quien no merece esperar aquí, o quienes no merecen esta espera son ellos, ¿me equivoco?

Absolutamente confundidos por lo sucedido minutos antes Boruto y yo salimos de casa escoltados por Chōchō quien ahora llevaba a nuestras gemelas en el presente que nos hicieran el Séptimo, perdón, Naruto y Hinata. Era un carrito hermoso en tonos pasteles perfectamente combinados con las ropas (gentileza de la propia Chōchō e Inojin) que vestían las niñas. En ese caso, eran simples vestiditos ligeros considerando que estábamos a mitad de primavera y el día era sumamente agradable. Del mismo modo y solo me percaté de ello en ese instante, mi padre no vestía siquiera el chaleco color gris que solía llevar sino simplemente una camisa negra liviana y de mangas largas. Caminamos algunos pasos hasta encontrarnos frente a un hombre que, para sorpresa de nosotros tres aunque, extrañamente, no de la Quinta Hokage, era prácticamente idéntico a mi padre con la excepción de que su cabello negro era lacio y lo llevaba atado en una cola baja y suelta. Por otra parte, vestía exactamente como el padre de Inojin, como si se tratara de un oficial de ANBU excepto por la ausencia de las máscaras características que portaban los miembros de esa unidad con la excepción justamente de Sai, su Capitán. Tan pronto nos detuvimos a escasos pasos de aquel hombre, mi padre y Tsunade se apartaron dejándonos a solas -por así decirlo-.

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