TROIS

193 20 12
                                    

𝒕𝒆 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐

Venus sintió alivio, recordó a ese joven mayor que ella, la había recibido una vez en la casa de los Kruspe, la casa más triste del barrio al parecer de ella. Recordó a la molesta señora que le pedía incontables cosas para el mandado, pero los Kruspe eran los únicos que le pagaban lo suficiente como para comprarse una bolsa entera de golosinas. Siguió llevando pedidos cada vez más grandes y con el paso del tiempo dejaron ser dulces los que compraba, empezó a juntar dinero para la guitarra que su padre le había prometido. Aunque pocas veces vio a Richard, el hijo más indeseado, su trato se había quedado grabado en su memoria; él no le hacía comentarios groseros ni le pedía que se trajera la mitad de la tienda en sus hombros, de hecho lo único que le había pedido aquel chico fue una botella de cerveza que ella le entregó a escondidas después de haber dejado cada uno de los pedidos al resto de la familia. Ese recuerdo le llegó como un balde de agua helada y algo sentimental se removió en Venus. Tenía quince cuando el joven le había pedido una cerveza, ella rara vez lo veía ya que él no solía estar en casa todos los días, cuando le pasó la cerveza y él la destapó y bebió sintió que estaba haciendo algo malo al dársela, pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el joven la besó repentinamente. Venus recordó haberse quedado pasmada; había sido besada por un joven de casi veinte y después salió corriendo de la casa para nunca más volver.
     Venus empezó a reírse y relajó su cuerpo.
     —Sí que te recuerdo —dijo entre risas.
     Y aunque Richard la recordaba, se había olvidado de aquel beso, había sido borrado de su memoria gracias a la borrachera y la paliza de esa noche, pero de haberse quedado intacto en su memoria jamás habría dejado ir a esa niña de los mandados. La habría cazado por todas las calles de Wittenberg.
     —¿Así que ustedes dos ya se conocen? —preguntó Till confundido.
     —Algo así —dijo Richard.
     —Es un alivio que esto no haya terminado con Richard sin escroto —dijo Till poniéndose de pie—, pero debo avisarle a Oliver que tus órganos están intactos. Debe estar en la comisaría declarando entre lágrimas tu desaparición. Iré a buscarlo y de paso iré por unas cervezas para todos.
     Sin más que decir Till se retiró del lugar cerrando la puerta tras de sí. Venus y Richard se miraron por unos segundos, ¿qué debían decirse ahora que todo se había tranquilizado?
     —Lamento haberte amenazado con el cuchillo, pero no tenía forma de saber si lo que me decías era cierto, de hecho sigo sin saberlo —admitió.
     —Descuida, es en parte mi culpa por no haber llamado a la policía y hacer las cosas como se deben. ¿Por qué no comenzamos de nuevo? Soy Richard Kruspe.
     —Soy Venus Dragna —dijo con una sonrisa radiante.
     Venus... Oh, Venus, si tan sólo supieras. Aquel nombre salía de sus labios como una dulce melodía, cada vez que Richard lo decía sentía que un simple mortal como él no tenía derecho a pronunciarlo. Claramente él la veía embelesado, le gustaba, pero no conocía cómo era ella en realidad, no conocía su pasado ni sus aspiraciones, ni siquiera sabía la fecha de su cumpleaños.
     —Antes de que despertaras estaba haciendo el desayuno..., yo esperaba que pudiésemos desayunar —dijo y se sintió ridículo, lo único que se le había ocurrido tras dejar a Venus sobre el sillón era mantenerla cerca y conocerla como lo hacen las personas normales, pero él no había considerado la reacción de la chica ni sus sentimientos—, sé que es una locura, pero...
     —Podremos desayunar, pero no aseguro que será una charla amena, necesito dar aviso de lo que pasó en la noche y pedir las cámaras del local para llevarlas a la policía —dijo Venus con una expresión completamente seria—. No me gustaría que a otra chica le pasara lo mismo, no muchas corren con la suerte que yo. Estoy segura de que algo le pusieron a mi bebida y que el sujeto que atendía en la barra y los otros tres cerdos están coludidos. No quiero que vuelva a pasar.
     —Te entiendo, haré todo lo posible por ayudarte.
     Ambos se sentaron en la isla de la cocina, Richard siguió haciendo el desayuno y tiró la masa amorfa quemada que alguna vez fue un omelette, nunca se le habían dado tan bien las artes culinarias, pero hacía su mayor esfuerzo para cocinarse algo decente; en ese momento debía hacer las cosas bien si no quería que Venus supiera lo desastroso que era para él lograr que un platillo supiera a comida y no a tierra.
     —Sé que nos conocimos brevemente en el pasado —dijo Venus jugando con la azucarera, no quería sacar el tema, sin embargo, debía saber si Richard era un fan o una persona común y corriente—, pero, ¿no me conocerás de más adelante?
     Richard no tardó en darse cuenta de los intereses de Venus, se detuvo unos segundos a pensar su respuesta. ¿Qué debía decir para que ella no saliera corriendo después de darle un autógrafo?
     —Lo siento, sólo te recuerdo vagamente y eso fue porque tú me reconociste primero —dijo a medias—, a menos que seas una empresaria famosa y yo no me haya dado cuenta.
     —¿Una empresaria famosa? Por supuesto que lo soy, trabajo en Chanel.
     Ambos rieron con notable nerviosismo. Venus dudó si decirle la verdad a Richard o no. Si exageraba un poco y le decía que era mundialmente conocida podía arriesgarse a ser secuestrada realmente para así entregar una gran cantidad de dinero por ella, o simplemente el hombre se asustaría y no intentaría ser idiota con ella.
      —La verdad es que no soy famosa, pero me gustaría serlo —dijo, al final de cuentas era verdad pues una de las cosas que más ansiaba en la vida era tocar la cima de la fama, que su rostro y el de sus amigos estuvieran en las revistas, que sus conciertos se transmitieran en televisión, que una gran empresa discográfica se atreviera a abrirles el camino a la fama y al reconocimiento mundial, que su música sonara en cada rincón del planeta. Richard la miró con atención, pero sin dejar de concentrarse en la sartén y el fuego. Venus era un imán para el, era su polo opuesto y se sentía terriblemente atraído por ella—. Tengo un grupo de heavy metal, tal vez no los has escuchado, pero mencionaste a Metallica así que posiblemente te gustemos un poco, nos han dicho que nuestras pistas con innovadoras.
     —¿Cómo se llama tu grupo? Tal vez los conozca.
     —Se llama Medaxe.
     Richard estaba jugando a la doble cara, fingiría que no los conocía para no ahuyentarla, era el pensamiento lógico de cualquier fan: mostrarse como una persona normal y no como un loco obsesionado.
     —¿Y desde cuándo tocan?

VENUS | 𝙍𝙞𝙘𝙝𝙖𝙧𝙙 𝙆𝙧𝙪𝙨𝙥𝙚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora