1. Hasta entonces...

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—Entonces… ¿es en serio que así es como terminarás lo nuestro?— el rubio se giró para encarar al mayor con un gesto de incredulidad, esperando que este se retractara de las palabras que acababan de salir de sus labios.

—Mi amor, sabes que es lo correcto— su falsa careta de armonía no duraría mucho si el amor de su vida lo seguía mirando con esos hermosos ojitos que ahora sólo le reflejaban tristeza, esos que en  muchas ocasiones le habían mirado con tanta devoción y llenos de amor.

—¿Lo correcto para quién, Yoongi?— dijo con la voz entrecortada, el aire comenzaba a faltarle, sin embargo, debía mantenerse firme— Creéme que estoy tratando de comprenderte, pero no puedo…— Sentía su labio inferior temblar, temiendo perder al que tenía certeza, sería el único e innegable dueño de su corazón para siempre— Si esto es lo correcto ¿por qué siento que si te dejo ir ahora será el peor error que cometeré en mi vida?— admitió casi inaudible para el contrario, como si realmente esto último fuera él pensando en voz alta, dejando ver las nacientes lágrimas en la comisura de sus enrojecidos ojos.

La palidez que caracterizaba la cara de Yoongi desapareció siendo reemplazada por un tenue color rosado, sentía toda su sangre acumulada en la parte posterior de su nuca haciendo que su rostro estuviera caliente y sus lágrimas amenazando con salir porque, por mucho que le costara admitir… él pensaba lo mismo.

— Sólo quiero lo mejor para ti, Chimchim...

Sentía el corazón en el estómago y un nudo en la garganta que sólo le quemaba. Él realmente no quería dejar ir a Jimin… a su Jiminnie, su Chimchim, el niño de sus ojos…

Quería poder verlo en cuanto despertara por la mañana, llevarlo a pasear, llevarlo a comprar esas cosas de danza tan extrañas que le pedían en la academia, ver la sonrisa que aparecía en su rostro cada vez que le veía llegar; deseaba poder darle la mano mientras caminaban por la calle, hacer las compras mientras se dividían para recolectar las muestras gratis que daban en el supermercado, reuniéndose en el área del papel higiénico para intercambiarlas y comparar; deseaba que Jimin siguiera siendo la primera persona en escuchar sus canciones, que le compartiera sus opiniones tan precisas, que lo alentara cada que la inspiración no llegaba y su ansiedad lo empezaba a devorar, porque con tan sólo un beso y palabras afectuosas hacía que Yoongi se sintiera invencible; de verdad quería ser el hombre que acompañara a Jimin por el resto de su vida, que ambos compartieran logros, fracasos, ilusiones, decepciones, sueños, metas, alegrías y tristezas… Todo…

Desafortunadamente, la vida no es un cuento de hadas, que aunque durante mucho tiempo él se sintió como el pálido príncipe de aquel hermoso ángel de mejillas regordetas y corazón amoroso, la realidad es que ambos son personas independientes, con talentos, sueños y metas que tendrán que realizar individualmente.

A veces el destino se encarga de poner a las personas en tu vida con el único propósito de que aprendas de ellas, no para que permanezcan por siempre.

Ése no era el caso de su Jiminnie…

O al menos no hasta hace algunas semanas cuando llegó la oferta de la beca Stage International de Danse d’Angers con el nombre del rubio para estudiar en Francia, sueño que Jimin había tenido desde que tenía 11 años…

—Yo decido lo mejor para mí y eso es a tu lado, Yoonie— dijo entre sollozos, su templanza aún resistiendo a abandonarlo por completo— Puedo bailar en donde sea, no necesito aceptar esa beca, aún tengo la que me ofrecen aquí en Seúl… Tú vas a la facultad de música y yo iré a la de danza, no tenemos que separarnos, podemos hacer que func-

—Jimin… Yo no quiero detenerte… Es tu sueño estudiar en Francia, tú mismo lo dijiste— dijo el pelinegro tomando las manos del menor— El programa de allá es mejor y lo sabes… Eres un gran bailarín y el mundo merece verlo, creo en ti y en lo que tu talento puede llevarte a lograr— acariciaba las pequeñas manos suaves entre las suyas, contrastando en su mente la diferencia con las suyas tan grandes y ásperas, sabiendo que probablemente sería la última vez que lo haría— mi amor, yo te amo, más de lo que puedo poner en palabras… Por eso sé que parte de amar es apoyar al otro a lograr sus sueños, así como tú lo haces con los míos yo lo haré con los tuyos, incluso si esto no me incluye a mí. Te conozco Jiminnie, por eso sé que si seguimos juntos a distancia me vas a extrañar y eventualmente desperdiciarás tu beca… No te haré eso, mi vida… Quiero que seas feliz.

Jimin bajó la mirada… Era verdad, Yoongi lo conocía a la perfección.

—¿No hay forma de que cambies de opinión, cierto?

Yoongi negó.

— Si debemos estar juntos, el destino nos llevará a la vida del otro, así te vayas a Júpiter... Quizá más adelante, nos encontremos y podamos juntarnos, pero hasta entonces... Sigue adelante, pequeño... Serás grande.

Dejando escapar gruesas y pesadas lágrimas, el rubio se desahogó, lo que antes eran sollozos se convirtieron en un llanto que desgarraba el corazón del pelinegro, quién se permitió llorar mientras sostenía entre sus brazos al amor de su vida y ahora ex-pareja, repartiendo besos y caricias a sabiendas que serían los últimos que compartirían.

Sellaron todo con la unión de sus cuerpos en un acto de amor a manera de despedida, dando así el final a un ‘nosotros’ de más de cinco años.

Moving On ~Yoonmin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora