Capítulo 7

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Un par de días después el celo del rubio llego, por suerte Yuu no se encontraba en la mansión, si no, Akira ya estaría en el auto rumbo a la clínica.

Kouyou tenía la fiel idea de que podría controlar y calmar al rubio para que no hubiera necesidad de llevarlo a la clínica, estaba convencido de que con él a su lado, conseguiría calmarse como cuando era pequeño y llegaba la luna sangrienta.

Akira estaba en esos momentos jadeando encima de su cama en el calabozo, por mayor seguridad, apretaba las sabanas con fuerza mientras pequeños gruñidos llegaban a escapar de su boca por el esfuerzo, realmente estaba tratando de reprimir, y en el mejor de los casos suprimir, la necesidad de aparearse y perder el control de sí mismo. Kouyou acariciaba su espalda, estaba acostado boca abajo en su cama, también apartaba su cabello para que no le tapara el rostro y se pegara a su frente debido al sudor del esfuerzo.

El rubio ya no sabía si las caricias que el mayor le daba le ayudaban o solo lo alborotaban más.

—Respira lento Aki...—su voz era suave y denotaba la preocupación que sentía por el menor.

—V-Vete...no voy a...—gruño y enterró más el rostro en la cama, de verdad que le estaba costando luchar contra el instinto.

—Ni lo pienses, no te voy a dejar solo, eso ni de chiste—limpio el sudor del lobo con una toallita, su temperatura estaba muy alta.

—No q-quiero hacerte daño...—dijo con esfuerzo, las punzadas en todo su cuerpo, en especial en su cabeza y parte baja del vientre, eran cada vez más fuertes.

—Tú nunca me harías daño, yo te amo, no podrías dañarme—dejo un besito en su cabeza.

Y eso fue todo lo que Akira necesito para perder el control. El rubio se levantó y lo tomo de las muñecas para dejarlo contra la cama, aunque fue brusco, Kouyou no se quejó, incluso, se fijó más en como las pupilas del lobo pasaban de estar dilatadas a ser solo una delgada línea...Akira ya no estaba, ahora solo era "la bestia".

Arriba, las sirvientas pudieron notar las feromonas del lobo, rápidamente fueron a buscar las llaves del calabozo, pero se encontraron con la pequeña sorpresa de que estas no estaba, ni siquiera las de repuesto. Kouyou se las había llevado para evitar interrupciones.

Ahora estaban ahí, ambos compartiendo cama y besos intensos, besos que hicieron que la mente de Kouyou se perdiera y su corazón se acelerara, pero no solo era por eso, Akira estaba siendo gentil incluso estando en su celo, lo estaba tratando con cuidado. Kouyou había leído mucho del celo de los lobos durante esos años, no solían tener cuidado y siempre "iban a lo que iban", no se detenían hasta terminar.

Pero Akira estaba siendo gentil con él, no tenía prisa y eso de alguna manera le daba calidez a su corazón, de ese modo sabía que Akira le correspondía.

Los besos del rubio fueron bajando poco a poco por el cuello y clavículas del castaño mientras que sus manos habían abandonado las muñecas del otro y ahora se entretenían en acariciar con suavidad y paciencia ese divino y delgado cuerpo que el otro tenía.

El castaño se abrazó a su cuello al mismo tiempo que Akira se acomodaba entre sus piernas las cuales terminaron abrazadas a la cadera del rubio. Kouyou se mordió el labio, estando en esa situación lo excitaba mucho. Un pequeño jadeo se le escapo cuando Akira comenzó a rozar su duro miembro contra el suyo, el cual se terminó de endurecer debido al contacto.

Por un rato permanecieron así, solo con pequeños roces mientras Akira se encargaba de llenar de besos y leves mordidas su cuello y hombros. En serio estaba siendo delicado con el...

Se besaron con intensidad, pero por falta de aire se separaron, Akira comenzó a despojarlo de sus ropas, el castaño se dejó, no tenía motivos para detenerlo, deseaba al rubio, había fantaseado con ese momento desde hace mucho tiempo...

Luna SangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora