11 | Sin tiempo. (Parte 2)

1.3K 107 2
                                    

— ¡Tanto sabe Jeff de estas chicas ¿Y no se le ocurrió anotar su dirección?! —preguntó Alec al oído de Regina en clase del profesor Turner.

— Buscan sabotearlas, ¿Por qué razón lo haría? —susurró Regina percatándose de que Turner no la mirara.

— No sé, quizás para calificar su besabilidad, y si luego quiere visitarla al menos saber dónde diablos vive.

— ¡Eso es! —exclamó Regina en voz alta.

— ¿Qué? —Alec se quedó quieto, a la expectativa.

— ¿Desea compartir su conversación con los demás compañeros? —preguntó Turner desde el tablero.

— No profesor, no es para nada interesante —respondió Regina aclarando su garganta.

Continuó con los ojos sobre el tablero, pero las ansias de que la última clase acabara ya no le permitían consentrarse ni un poco.

(...)

— Puedes buscar a Evangeline, utilizar tus encantos para besarla de nuevo y darnos la dirección de su casa —dijo Regina más que entusiasmada—, ahorraríamos mucho tiempo.

— Bastante diría yo —acusó Adrien a Bellamy con sus ojos.

— Bien, la buscaré. Espero encontrarla —mencionó Jeff con los hombros caídos—, los espero en el parqueadero.

Jeff se esfumó del pasillo y el resto de chico se dirigía al parqueadero.

— Deberías ir con él, ser... su plan b —Alec le aconsejó a Bellamy, no podían asegurar de que besara a Jeff después del escándalo del día anterior.

— Hola Evangeline, ¿Cómo estás? —Jeff puso su mejor cara.

No fue difícil encontrarla, después de todo sus casilleros los convertían en vecinos.

— Hola Jeff —acomplejada y con una voz quebrada saludó Evangeline al chico más lindo de todo Wisdom—, bien, gracias por preguntar.

— No sabes cuanto me alegra eso —hizo una pausa ¿Qué decir para convencerla? ¿Qué decir?—. Te ves hermosa —movió su cabello retirándolo de su rostro y luego tomó su mentón.

— Eso no basta —el mentón de Evangeline temblaba. Había roto en llanto.

«Soy una estúpida», se repetía para sí un millón de veces.

— Sé que eres más que eso —Jeff sonrió de medio lado.

Jeff decidió besarla, desearía que todo acabase allí mismo, había encontrado su lugar en el mundo.

Evangeline por su parte respondió a su beso como si fuese su último día de vida.

Consolar no era su fuerte, así que decidió abrazarla, y por supuesto recordar la calle donde vivía.

(...)

A toda velocidad los chicos se dirigieron a la dirección que Jeff prometió obtener, estacionaron el auto a una distancia considerable, y cuando hubicaron la casa, Bruce fue el primero en entrar.

Por la puerta trasera ingresó silenciosamente listo para deshacerse de todo lo que pudiera atentar contra la vida de Evangeline.

Bellamy se animó a distraerla por la puerta principal, sacando la excusa de que necesitaba a alguien que le ayudara con los apuntes de las últimas dos clases.

— ¡Bellamy! ¿Qué haces por aquí? —preguntó Evangeline intentando animar a Bellamy ocultando su miedo.

— Ho-hola Ev-ev —di-dijo Bellamy.

— Evangeline —sonrió por un instante.

— Que-quería saber si podías ayudarme con las notas de las ultimás dos clases —ver a Bruce detrás en el fondo asustó a Bellamy e hizo que hablara fluído.

— Claro, pero ¿Quieres pasar? —preguntó Evangeline abriéndole las puertas de casa.

— Gracias, pero no tengo mucho tiempo, esperaré aquí —Bellamy sonrió.

Un estruendo se escuchó en la cocina, y Bruce salió de inmediato con todos los cuchillos en su bolso. Evangeline se percató de que no fuese nada raro, y no vio algo parecido.

— Aquí tienes, me las puedes regresar el lunes —dijo Evangeline.

— Perfecto —exclamó Bellamy.

Tenemos aquí a un nuevo Bellamy super mejorado, con habla incluída y buena oratoria.

La fase uno estaba completa: Bruce había sacado todos los cuchillos y elementos afilados de casa de Evangeline.

Rex estaba lista para continuar con la siguente fase, y Jeff decidió tomar el control.

— Déjame, yo lo haré —el desconsuelo de Jeff lo había ahogado.

— ¿En qué piensas? —preguntó Rex confundida—, no puedes hacerlo, hablaré con ella.

— Confía en mí —Jeff cerró las ojos por un momento.

— Te concedo la responsabilidad y la culpa —Regina tocó el pecho de Jeff antes de que se fuera.

Cuando la puerta sonó de nuevo, Evangeline creyó que sería Bellamy pidiendo algún otro favor, pero no fue así, era el chico que por primera vez en mucho tiempo la había hecho sentirse diferente, feliz.

— ¿Jeff? —los ojos de Evangeline se cristalizaron. Alguien al fin había mostrado interés en ella.

— Te lo ruego —lágrimas amenaban con salir—, no lo hagas.

Evangeline rompió en llanto, abrazó a Jeff y balbuceó un montón de cosas incomprendibles mientras disentía.

— Lo prometo —sonrió con los ojos rojos antes de besarlo por tercera vez.


.

.

.

Maratón 3/7



Un Beso No Significa Nada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora