Oficina

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Para algunos el lugar de trabajo era una oficina donde se debía pasar un máximo de ocho horas diarias, tal vez un poco más, para otros era como su segunda casa o hasta la misma casa porque ahí pasaba más tiempo. El contador tenía suerte de que aún no le pasaba nada de lo último aunque sí habían días en los que estaba hasta altas horas de la noche en la oficina.

— JongDae... — Chanyeol estaba hablando con su pareja a través del celular mientras su vista estaba fija en los documentos, arreglando los últimos detalles. — ¿Podrías traerme algo de comer? La secretaría se fue.

— Tienes suerte, aún no me voy a la cama. Estaré allá en media hora. — A decir verdad, JongDae tenía razón. Eran sobre las once de la noche y a esa hora ambos deberían estar en la casa, mínimo.

— Gracias, te amo. — Chanyeol cortó la llamada después de escuchar un "también te amo" y con una sonrisa y algo más de energías continuó con su trabajo, esperando la llegada del joven.

Habían pasado más de media hora y el menor aún no llegaba. El estómago de Park rugio al pensar en la comida.

— ¡Permiso! Servicio a la oficina. — La puerta se abrió después de el aviso, dejando ver al menor. En una de sus manos traía una bolsa con el logo de KFC. — El reparto es gratis por la demora. — JongDae cerró la puerta y avanzo hasta el escritorio, dejando la bolsa en este. — Estaba un poco lento, no les quedaba mucha comida.

— Lo bueno es que llegaste con comida, y a salvo, claro. — El contador se puso de pie para darle un beso en la frente a su repartidor personal y abrió la bolsa. — Puedes dormir en el sillón para mientras, me queda una hora. Si te duermes te puedo llevar como princesa al auto. — Por su broma recibió un golpe en la nuca y mientras comía vio como el más joven se iba a acostar.

Cuarenta minutos después ya estaba casi listo, había devorado casi toda la comida y de seguro su pareja estaba ya en el quinto sueño.

— JongDae... — Terminó el trabajo, guardó y envió a su correo personal el documento. Cerró su computador y mientras ordenaba seguía llamando al menor, quien aún no despertaba. — Venga amor, vamos a la casa. — JongDae seguía sin despertar.

El contador ordenó su maleta y dirigió sus pasos al chico. Se puso de cuclillas para acariciar su mejilla lentamente y dejó un beso en sus labios. — Despierta princesa, tú príncipe acaba de terminar. — Mordió su labio inferior al ver al chico despertar, aguantando se la risa.

— Te encanta, pero te encanta molestarme. Ya vamos. —  Malhumorado despertó su princesa, se levantó y en cuanto su novio hizo lo mismo estiró los brazos hacia el más alto. — Cumple y llévame como princesa. — Solo por esta vez le seguiría la jugarreta.

— Veo, veo a una princesa. Pero bien enojon que me salió. — Park se levantó y tomó en sus brazos al chico, tal y como una princesa.

— Oh, cállate y vámonos.

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