Capitulo 4

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Una semana...

Ya había pasado la bendita semana y era el día en que Rusia llegaría a su país.

Si fuera por ella usaría una ropa más formal, pero el presi y la Junta la obligaron a usar en estúpido uniforme e ir a buscar al ruso con guardaespaldas.

- " Le quitan lo divertido a la vida..." - pensó sentada en el asiento del auto que la llevaría al aeropuerto. Varios guardias estaban a su lado. - " Desearía hacer lo que quiero sin que alguien me lo niegue... " - con ese pensamiento decidió dormir un rato.

- Señorita Venezuela trate bien a Rusia, use un buen vocablo y no haga una bobada; esto puede hacernos aliarnos con ellos - recordó cuando el presi de lo dijo.

Pinche Maburro que sólo sirve para meter la pata...

- Deberías calmarte Venezuela... Esa no es la actitud de una dama 

Pinche chinita ególatra... Soy dama a mi bendita manera.

- Comportate Venezuela, estamos en una fiesta de importancia y no necesito que actues como la salvaje que eras...

¿Qué?...

- Venezuela, me vas a enfadar y no querrás verme enojado

No... Sal de mi sueño...

- ¡¿Vos creéis que podrás vencerme?! ¡Sólo eres una inútil cualquiera igual que tu madre! - esa mirada era aterradora, llena de sangre y manchando su "perfecto" uniforme; sosteniendo la espada que en cualquier momento podría acabar con su vida. - ¡Pude matarla a ella! ¡¿Cuál sería la diferencia contigo?!

¡Alejate de mí!...

Venezuela despertó ante la sacudida que le dió uno de los guardias, avisandole que ya llegaron. La chica salió del carro con la miraba baja, pidió que la esperaran un momento ya que necesitaba ir al baño.

Al entrar en él, notó que no había nadie. Se dirigió hacia el espejo y se lavó la cara, pero al ver su reflejo no resistió más y comenzó a llorar desconsoladamente. Gimoteos y sollozos se escuchaban en toda la habitación.

¿Recuerdas lo que leíste anteriormente? Pues te digo que los monstruos pueden quitar la felicidad y darte pesadillas solo para ver el desespero y tristeza de sus víctimas.

Venezuela era una de ellas...

...

Rusia ya había bajado de su avión y miraba a todos lados esperando ver a la venezolana.

- ¡Rusia! - un grito femenino.

El ruso volteó a ver a Venezuela, quien caminaba rodeada de guardias. Cuando el ruso se acercó para saludarla, los guardias instantáneamente le apuntaron con sus armas. Rusia miró a las personas confundido ante tal recibimiento.

- ¡Epa! ¡Ustedes se me calman! ¡Rusia es nuestro invitado! - ordenó Venezuela haciendo que todos bajaran sus armas. - vayan comer una empanada o lo que sea de aquí me encargo yo - habló acercándose al más alto con una sonrisa, los venezolanos acataron la orden y se fueron.

- Buenos días Venezuela

- Me alegra verte Rusia, ¿Cómo te fue en el viaje?

Tras iniciar una conversación ambos caminaron hacia el carro de Vene, que aunque ella quisiera manejarlo el chofer no la dejó.

- Bueno, no fue tan mal... - comentó el alto.

- Claro, cuando uno tiene un jet privado nada saldrá mal - bromeó levemente la mujer, haciendo que Rusia deseara devolverle la acción; pero sin lograrlo. - perdona si te incomodo- se disculpó al no ver reacción de parte del ruso.

Corazón En CRISISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora