Prólogo.

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Observé a Michael de una manera que supuse disimulada, sonreía alegremente a su mejor amiga, mientras yo me mantenía ahí, apartado inevitablemente de la conversación que tenían, fuese cual fuese el tema.

Una increíble nostalgia recorrió mi cuerpo al verlos, Geordie correspondía su gesto y apretaba sus manos entrelazadas con una fuerza innecesaria. Quería gritar que esas manos me pertenecían, que esa sonrisa cariñosa estaba reservada solo para mí, pero ya no era así. Y lo único que podía hacer era quedarme callado mirándoles, consciente de que nuestra distancia solo podía ser mi culpa.

Lo siento Michael, aún te extraño.

-Mikey, es tarde-Le dijo ella de pronto, interrumpiendo mis pensamientos, y  luego de revisar su celular por última vez, se inclinó y le plantó un sonoro beso en la mejilla antes de apartarse y despedirse de mí con un gesto de la mano-Nos vemos chicos.

  La detestaba, su falsa sonrisa y sus dientes perfectos, su maldita actitud de empatía conmigo, cuando en realidad solo le importaba Michael. Odiaba la cercanía que logro con él en tan poco tiempo, cada día debía verla y soportar la imagen de ella robándole a Mike esas sonrisas que siempre me pertenecieron, pero que perdí por un error del que jamás me podría librar. Quizás en realidad no la odiaba, y simplemente envidiaba lo que ella tenía, lo que yo había perdido. Pero no podía hacer mucho más que estar siempre enfadado cuando la veía.

-¿Estás bien, Lukey?-Me preguntó mi mejor amigo en cuanto la puerta se cerró a espaldas de la chica.

   Como respuesta le miré a los ojos, y el entendió de inmediato que me sucedía. Lo único del pasado que conservábamos era eso, entendernos como nadie podría hacerlo, sin palabras ni gestos, solo con nuestras miradas.

-Hemos hablado esto mil veces durante los tres últimos meses-Su mirada se tornó triste de inmediato, causando una presión instantánea en mi pecho, sabía que sufría por mi culpa, y simplemente quería reparar el daño, pero ya no sabía cómo intentarlo.

No quiero esto. Quiero hacerte feliz ¿De verdad ya no puedo?

 Tuve que contener las lágrimas como siempre, ya había perdido la cuenta de mis intentos de recuperarlo, cada uno más inútil que el anterior, había herido a Michael lo suficiente para saber que no me perdonaría, pero aún así lo amaba demasiado como para dejar de intentarlo.

-Incluso si lo intentásemos…-Suspiró y bajó la mirada antes de continuar-A la primera pelea podrías ir con Aleisha a mejorar tu ánimo ¿No?

No lo dijo para hacerme sentir mal, sino que simplemente porque era su verdad. Y no pude más, terminé llorando como siempre, y, rechazando su abrazo de compasión me envolví a mi mismo sin dejar de sollozar, él se equivocaba, yo no cometería el mismo error dos veces. Sabía  que culpar a mi borrachera o a mi dolor no era válido para opacar mis acciones del pasado, incluso siendo esa la realidad, yo no quería hacer lo que hice, solo estaba triste y borracho, eso sin tomar en cuenta claro, el hecho de que soy un imbécil.

Pero ¿Qué más podía hacer? Rogaba su perdón cada vez que tenía oportunidad, había pensado en rendirme infinitas veces, pero solo verlo me lo impedía, pues no podía extrañarlo más de lo que ya lo hacía.

No merecía su perdón, porque él jamás hubiese hecho algo así, pero aún así todo lo que deseaba desde nuestro rompimiento era una nueva oportunidad para demostrarle cuanto lo amaba, y que no fallaría de nuevo, sin importar las circunstancias.

-Te amo, Mikey-No pude mirarlo a los ojos, pero decirlo era suficiente, suponía.

-Luke Hemmings, te amo-Contestó, como cada vez que yo se lo decía, con completa sinceridad pero llenando cada palabra de dolor-Y antes de que digas algo más, no quiero hacerlo. No quiero regresar contigo y ya no quiero amarte. Actúas como si fueras el único que sufre, pero no entiendes lo que es amar a una persona mientras deseas no hacerlo por culpa de una decepción.

-Solo…solo una última vez-Rogué tomando sus manos- Quiero recuperarte, sé que no te merezco pero, extraño todo de ti, tus manos, tus miradas…todo. Y odio ver como esas sonrisas que quise siempre solo para mí se van con esa chica mien…

-Lukey-Me interrumpió mirando nuestras manos unidas-Sabes que aún te pertenezco, sabes que todo de mi es para ti, y que incluso aún sigues siendo el motivo de mis sonrisas.

-Entonces podemos…

-No, incluso si aún siento todo esto por ti, incluso si aún te pertenezco…no quiero que sea así, y no podrás cambiar eso-Su voz ronca se entrecortó por fin, hundiéndose en el llanto que su garganta emitía.

Solo pude acallar sus sollozos uniéndonos en un beso, sentí nuevamente el sabor de sus labios y me estremecí al recordarnos felices ¿De verdad estaba todo perdido? Recibí una respuesta de inmediato, se alejó de mí sin previo aviso, dejándome solo su suave gusto a miel impregnado en la boca.

-Es suficiente, debí decirte esto antes en verdad, pero no sabía cómo-Mi miró duramente a los ojos y secó sus lágrimas antes de tragar saliva y continuar, aún con voz entrecortada-Iré a vivir con Geordie, lo decidimos hace un tiempo, continuar viviendo juntos no es bueno para ninguno.

-Pero-Me quedé boquiabierto sin saber que decir, el nudo en mi garganta continuaba apretándose más y más a cada segundo, bajé la mirada antes de preguntar, ya sin esperanzas- ¿No puedo hacer nada al respecto?

-Has hecho todo lo posible-Dijo mientras yo podía ver en su rostro la sonrisa más triste que podría existir-No funcionó y no funcionará, y eso quizá es mi culpa, adiós, mi Lukey.

-Mi Mikey-Susurré mientras él se soltaba de mi agarre e iba a su habitación, sin dejarme oportunidad alguna de intentar detenerlo.

Lo había perdido, pero entendí que no fue cuando conoció a Geordie, ni cuando ella comenzó a demostrar interés en él. De hecho, ella no tenía nada que ver con eso. Yo perdí a Michael en el momento en que acepté, sin pensar, pasar la noche con Aleisha, mi ex novia. No podía obligarlo a estar conmigo, y no quería evitarle ser feliz. Debía dejarle ir cuando quisiera, aunque eso me destrozara de la forma en que lo hacía. Pude oír sus sollozos venir desde la habitación, acompañando a los míos con dolorosa armonía.

Le sonreí por última vez a su recuerdo, con el rostro cubierto de lágrimas.

Solo…no le sonrías a ella como me sonreías a mí. Lo nuestro no fue tan superficial como para poder ser replicado.

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//Nota: Puede que lo edite en un futuro no muy lejano, se podría decir que lo subí por impulso, y aún quiero arreglar algunas cositas;-;
Quizá incluso agregue el punto de vista de Mike u-u//

Don't Smile |Muke Clemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora