TORTURA

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Compartir la mesa con la mujer que Chase había amado tanto, que aún amaba y luego de nuestro episodio en las caballerizas, no me hacía nada bien; sin embargo, creo que me habría hecho peor si hubiese tenido que mirarlos a los dos demostrar ante todos, que los eslabones de esa cadena de sentimientos que los había unido tiempo atrás solamente estaban un poco oxidados, mas no rotos.

Ya habían pasado varias horas desde la salida dramática del mayor de los hermanos Messer y poco se hubo comentado al respecto; no obstante, nadie me sacaba de la cabeza que la razón para comportarse así y huir, era la hermosa chica que engullía su comida sentada en el sitio que siempre ocupaba él.

No me apeteció quedarme a hacer sobremesa, así que nada más terminar de medio picar el filete que Corine tuvo a bien servir esa tarde, me levanté de mi asiento disculpándome y yendo escaleras arriba para echarme sobre el mullido colchón de mi cama. Dormir era lo único que se me antojaba y eso fue lo que hice, desconectándome de la realidad que me exigía a gritos que parara, que dejara de hacerme ideas locas. Que pusiera los pies en el suelo porque el vuelo ya había llegado a su fin y si no lo hacía, el aterrizaje sería mucho más doloroso de lo que ya estaba siendo.

Para la cena no fue diferente.

El silencio nos invadió.

Ni siquiera Shaun que tan bien se llevaba con la Señorita Robles, estaba sirviendo de buen anfitrión. De Lucas lo comprendía, era normal que la preocupación por Chase lo estuviese carcomiendo; mas lo que no era normal, era el cambio brusco de ánimos que mi prometido había tenido y sin razón aparente. No hubo rastros del Shaun alegre y de buen humor que llegase de Great Falls con la ex de su hermano y que nos haya presentado en medio de bromas y risas, definitivamente algo había ocurrido durante mi lapsus de "Bella durmiente en Montana" de lo que no tenía conocimiento y sobre lo que no tuve el valor de cuestionar. Ya me advertía demasiado agotada mentalmente debido a los acontecimientos, que temí añadirle uno más.

Dadas las circunstancias, dejarlo pasar fue la mejor opción.

En cuanto a Esther y su amiga, sobra decir que brillaron por su ausencia y de alguna forma presentía que sería la única en la casa que daría las gracias porque Chase estuviese tan afectado por Sofía, como para armarle la bronca y echarle en cara el que ya fuese de noche y continuara perdida con Brook en Dios sabía dónde.

Y con ese pensamiento rondándome la mente masticaba mi último bocado, cuando la voz de la visitante rompió con la insonoridad.

—Y dime, Audrey... —dijo, bebiendo un poco de agua de su copa antes de proseguir —, ¿cómo es el mundo del arte? Shaun me contó que eres una magnífica violinista.

"El poder de la pasión" (E. I. 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora