Crossing a Bridge

1K 82 54
                                    

Disclamer: Ni Marvel, ni Disney, ni Anastasia el musical me pertenecen. Solo la historia y los personajes que no reconozcan.

(Este es un AU donde no pasaron ni Civil War, ni Infinity War ni Endgame y Bucky no mató a los Stark).

Diálogos en cursiva son flashback y en negritas son diálogos en ruso.

NOTA: Continuamos con la programación original, este si es capítulo. 

París, Francia.

Es muy cansado estar esperando a que alguien nos ame, a que alguien nos encuentre, a que alguien nos necesite.Y Anna no quería necesitar a nadie, solo quería reconocerse a si misma. Por eso la joven necesitaba respuestas claras para tomar sus propias decisiones, y quien mejor para resolver todas sus dudas que el hombre que la había mantenido con vida todo este tiempo. Así que subió al automóvil de aquel hombre que decía ser su tutor, porque realmente era en su tutor en la única persona en que confiaba. Desconocía si aquel era realmente Alexei Shostakov pero no tenía más remedio que irse con él, estaba demasiado desprotegida en el centro de Paris, cualquier persona que ayudase a Yelena Belova podía verla y llevarse con ellos.Si le daba a elegir prefería al hombre que solo le daba dinero que a su torturadora.

— Hola, supongo — dijo Anna levantando la mano al hombre, mientras subía al asiento del copiloto.

— Tanto tiempo sin verte ... — suspiró el hombre con melancolía — la última vez que te ví tenías tres años.

— ¿Por qué? — preguntó Anna apretando los puños, sin terminar la oración debido a tanta furia y confusión que tenía en la mente en ese momento.

Quería preguntarle todos los porques, quería saber la razón de haberse quedado en el internado y de que él no la hubiera criado como su hija. Yelena decía que él se la había llevado por ser la hija de la Viuda Negra, pero Anna realmente no sabía que creer. ¿Eso qué tenía que ver con dedicar 15 años de tu vida a pagar por tenerla como reina? La mente de Anna iba en círculos, buscando razones para las que Alexei Shostakov la hubiera mantenido con vida. No creía que ese hombre la quisiera, ¿o sí? ¿era bueno? ¿buscaba redimirse? La chica no quería ni siquiera pensar que el hombre pudiera tener alguna intención oscura con ella, porque justo en ese momento estaba completamente vulnerable, yendo con él en el automóvil hacia un lugar desconocido.

— ¿Me acompañas a mi oficina y hablamos? — dijo el hombre — Creo que necesitaras un cambio de ropa, Anna.

La morena se cruzó de brazos y exhaló molesta, pero asintió. Lo que necesitaba eran respuestas y protección contra Yelena Belova.

Recorrieron París y Anna no podía evitar ver aquella ciudad con algo de entusiasmo, después de todo nunca había salido de Londres excepto por su aventura en Rusia que, evidentemente, fue un fracaso. La chica deseaba con toda su alma no haber salido nunca del internado. No sería tan difícil ser buenos y obedientes si supiéramos las consecuencias tan dolorosas que nos traería el no hacerlo. En poco más de miedo hora llegaron a unas oficinas en la zona comercial de París, donde les recibieron el automóvil y los condujeron a un elevador privado hasta llegar a la zona del penthouse. Anna veía todo lo que poseía aquel hombre y se sentía intimidada. ¿En verdad era su tutor? ¿Y si era un hombre pervertido que quería hacerle algo? La idea de que algo muy oscuro estaba pasando seguía volando por su cabeza hasta ponerle los pelos de punta.

El hombre que se hacia llamar su tutor, mandó a pedir con su secretaria que trajera un cambio de ropa para Anna y la condujera al anexo de la oficina, el cual tenía un pequeño apartamento, para que la joven se cambiara. Anna no tuvo que verle la cara a aquel hombre por mucho más tiempo porque en cuanto la secretaria apareció se fue tras ella en busca de algo para comer. La joven, que estaba acostumbrada a una vida de lujo y opulencia, hubiera dado todo en ese momento por tener un desayuno sencillo si eso significaba paz. En cambio, fue recibida en ese apartamento que más bien parecía la suite de un lujoso hotel y con una bolsa de ropa de una de las marcas francesas más elegantes y reconocidas. Comiendo rápidamente el pan francés y las moras que habían dispuesto para ella, se apresuró a darse una ducha. Dentro de la regadera notó con sorpresa como la mayoría de los hematomas que suponían pruebas de la tortura de Yelena Belova estaban desapareciendo. Cada vez creía más que poseía algo en la sangre que la hacia diferente a los demás, pero le dolía todo aunque ya no se veían pruebas del daño. Se cambió de ropa, cuidando de desechar la pijama llena de sangre, para ponerse los pantalones de cuadros y la playera blanca que le habían traído, además de la ropa interior. Se sorprendió al ver qué había zapatos, un bolso, una chaqueta hecha del pelo de algún animal, un gorro e incluso un teléfono celular. ¡Vaya que ese hombre había pensando en todo lo que necesitaría!

Anastasya // BUCKYNAT/WINTERWIDOWDonde viven las historias. Descúbrelo ahora