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—Wow, cambio de historia— dijo Inés sin poder creerlo. Conocía muy bien a mi amiga y sabía muy bien lo que pasaba por su cabeza en ese momento.

De pronto apareció otro hombre y dijo que tenía algo para Léna Grisky.

En cuanto esta tal Léna, el señor y la señorita Carré se fueron, nosotros comenzamos a elongar y Bree buscó a Léna en su celular. Todos nos acercamos a ver.

Thea pronto comenzó a gritar e Inés la enfrentó:

—Thea, relájate, deja de ser la reina del drama.

—Es la guerra y fui traicionada— respondió la insoportable esta.

—Sí, no sé por qué se trata de ti.

—Apuesto que Elena está furiosa.

Este fue el momento de la conversación en el que me metí, no soporto escucharla:

—Sabe que es un malentendido y está solucionándolo en la oficina.

—Y debe ser un fraude— respondió la chica esta. En ese preciso instante entró Léna y justo detrás de ella la señorita Carré. Ella pidió que creemos una pieza que nos represente, que podamos decir quiénes somos a través del baile.

En cuanto quedamos Inés, Léna, Jeff, Dash, Max, Thea y sus amigas y yo solos en el estudio nos presentamos al resto con algo de música, aunque la única persona que no nos conocía era Léna; esto era sólo una práctica para la tarea.

Cuando fue turno de Max e hizo su pose final, me miró unos instantes y yo lo miré a él.

•••

Al terminar fuimos a almorzar, Inés y yo llegamos un poco tarde ya que habíamos ido al baño y en la mesa ya estaban los mismos que estaban en el estudio anteriormente cuando nos presentamos.

¡Todos hacían preguntas incómodas a Léna! Los únicos tres que nos preocupábamos por no incomodarla éramos Inés, Max y yo. Max siempre había sido muy buena persona, alguien muy amoroso...

—Déjenla en paz— dijo Max en cuanto Dash se mostró fascinado muy descaradamente sobre la realeza —, están siendo ofensivos.

Él volvió a mirarme, como buscando mi aprobación en cierto punto y yo le respondí y agradecí el gesto con otra sonrisa sin dientes.

Thea se puso celosa y se fue, amargada como de costumbre, arrastrando a sus dos pobres "amigas" a irse con ella.

Max ayudó a Léna a abrir su envase; él estaba siendo muy gentil, como siempre.

•••

Ya de noche las tres volvimos a nuestra habitación; mejor dicho, Helena, o por su apodo Léna, ya estaba allí e Inés y yo entramos luego.

—No te creemos más— soltó Inés de la nada. Yo la miré severamente, como recriminándole que estaba siendo grosera.

—Tienes que contarnos toda la verdad, Helena, así podremos creerte e incluso intentar ayudarte...— dije más dulcemente de lo que Inés había sido.

La rubia nos contó que en realidad ella era la Helena Grisky del Internet, ella era aquella princesa rusa desaparecida y también nos dijo que había viajado en el tiempo por accidente.

A Inés y a mí nos costó un poco creerle, pero finalmente lo hicimos; la chica rusa se veía muy desesperada y ahora todo su comportamiento a lo largo de estos pocos días tomaba sentido.

Inés y yo nos miramos: sabíamos perfectamente lo que pensaba la otra.

—Te creemos— dijimos al unísono.

—¡Es increíííbleee!— soltó Inés emocionada.

—¿En serio? ¡¿Me creen?!— preguntó Helena incrédula.

—Claro que sí, Léna— afirmé.

—¿Cómo podemos ayudarte a regresar?— preguntó mi amiga.

—No lo sé, pero mi novio Henri tiene un plan— dijo Léna, ahora algo preocupada.

—Bueno, de algún modo, encontraremos la forma— afirmé sonriendo para transmitirle seguridad e Inés y ella sonrieron también —, ¿pero no deberías seguir su plan?

—Sí— respondió ella —, me dijo que saliera.

—¿Y qué esperamos?— preguntó sarcástica Inés.

—¡Vámonos, Léna!— exclamé.

Las tres nos dirigimos a la entrada de la escuela y salimos a la calle. Vimos a un chico allí que parecía ser que él era el tan renombrado Henri y habían otros tres chicos más. Las tres volvimos a entrar corriendo a la escuela luego de que Henri nos lo dijera e Inés y yo ya no sabemos muy bien que pasó ya que desde ahí continuó Léna sola.

Lo único que sabemos es que el plan de Henri no funcionó, ya que él y los otros tres chicos se habían vuelto al pasado y Léna seguía aquí en 2.018.

Inés y yo abrazamos a Léna y le dimos consuelo, para luego irnos las tres, ahora convertidas sin dudas en amigas, a dormir.

Encuéntrame en París: Max Álvarez y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora