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Hoy me desperté tan emocionada que incluso me desperté más temprano de lo habitual y, al terminar de prepararme, desperté a Inés, la cual aún seguía durmiendo, para que se preparara. Lo que no sabía es dónde estaba Léna, pero ella me había dicho que en cuanto Inés y yo estemos listas, vayamos al comedor, ella había preparado una sorpresa. Respecto al show, yo estaba muchisímo más que emocionada.

En cuanto Inés se preparó, ambas fuimos al comedor -previamente le había contado a Inés que Léna nos tenía una sorpresa-, tal y como nuestra amiga rusa nos lo había pedido.

Al llegar, vimos una mesa de desayuno gigante, en la cual se encontraban Léna, Dash, Jeff y Max. Al vernos la rubia, nos recibió con un gran "¡Sorpresa!". Resulta que ella había preparado aquel desayuno porque es lo que hacía en su época antes de cada gran presentación.

Al vernos Max, él sonrió.

Inés y yo tomamos asiento: ella a la derecha de Léna y yo a su izquierda, frente a Max, con Dash en la punta de la mesa a mi izquierda y Jeff frente a Léna.

En un momento llegó Thea junto a Kennedy y Bree y se sentaron a la mesa. Thea junto a Jeff, con Kennedy frente a ella y Bree a la derecha de la anterior mencionada.

Thea se negó a comer ya que el desayuno lo había preparado Léna sola, aunque esto no lo dijo, pero no hacía falta ser Sherlock Holmes para saber que nos guardaba odio tanto a ella como a mí.

Dorothea se terminó yendo, arrastrando a Bree y Kennedy con ella, las cuales, en realidad, querían quedarse a desayunar aquella comida que Léna había servido y preparado. Luego de que las tres se fueran, todos como que medio "obligamos" a Jeff a decirle a Léna que el show no era hasta el día siguiente a la noche. Léna rió y aseguró que no iba a volver a preparar aquel desayuno al día siguiente otra vez. Todos reímos y continuamos comiendo.

Debo admitir que, aunque todos hubiéramos hablado y reído todo el tiempo con todos, Max no me quitaba los ojos de encima, aunque me miraba disimuladamente, lo cual para nada me molestaba, simplemente lograba que yo mantuviera una sonrisa todo el desayuno.

•••

El sábado había acabado y ya era domingo. Habíamos estado ensayando un poco, ya que esa noche sería el show de mitad de temporada, y ahora estábamos mis amigas y yo en la habitación. Mientras que Léna y yo no podíamos contener nuestra emoción, Inés estaba callándonos, ya que la hacíamos desconcentrar. Yo sabía lo que pasaba, el año anterior había sido lo mismo: Inés estaba siguiendo su ritual y en ese momento estaba doblando la ropa y tomando lo que necesitaba para ese día, y metía todo a su bolso mientras contaba en su interior. La cosa es que Léna desconocía esto y, en un arrebato de desesperación por ver a Inés hacer todo tan lento, ella había metido todo lo que Inés iba a guardar en su bolso, a la fuerza en dicha mochila. Inés había perdido la cuenta y sacó todo para volverlo a meter mientras comenzaba nuevamente su conteo.

Léna sacó el teléfono que le habíamos conseguido y comenzó a grabar otro de sus videos-diarios y, al finalizarlo, tomó el reloj que Henri le había regalado y se lo colocó, diciendo que, aunque sea contra las normas, si Henri no podía estar allí con ella, iba a usarlo para la suerte.

•••

Al salir de la habitación, luego de que Inés haya terminado, Léna volvió a comenzar otro video, mientras íbamos de camino a la salida de la escuela -para luego ir al Garnier-, en el que salíamos en la pantalla tanto ella, Inés y yo a la vez, mientras que hablábamos de cosas sin importancia.

Léna tenía un ritual para antes de cada gran presentación: un gran desayuno.

Inés también tenía uno: empacar contando, hacer 100 jumping-jacks, 100 flexiones y 100 abdominales.

Encuéntrame en París: Max Álvarez y TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora