CAPÍTULO 4

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Cuando llegamos a mi casa la prisa y la pasión nos inundaba. Fue cruzar el umbral y la pasión nos inundó. J me acorraló contra la pared, mientras me besaba como si fuera el ultimo día de nuestras vidas. Sus manos se adentraron debajo de mi vestido, siguiendo las curvas de mi cuerpo. No deje de besarlo. Necesitaba sus besos como el aire que respiraba.
Mis manos se posaron en su cabello sujetándolo con la pasión. Me quito el vestido, quedándome en ropa interior, mientras yo le desabrochaba la camisa. Había esperado este momento toda la noche.
 Con él me sentía completa. Solo sabia que en este momento necesitaba sentirlo dentro de mil. Los dos formando parte de un solo ser. Solo nos separábamos escasos centímetros para despojarnos de nuestras ropas. Siguiendo el instinto de nuestros cuerpos me llevo hasta mi cama donde acabamos haciendo el amor. Con dulzura. Con pasión.

Cuando acabamos nos tumbamos abrazados hasta que nuestra respiración se calmó. Apoye mi cabeza en su pecho. Era la persona mas feliz del mundo en ese instante.
Nos quedamos dormidos disfrutando del momento de serenidad que nos rodeaba.


Los primeros rayos de luz se colaban por la ventana. Abrí los ojos con pereza. Después de las dos noches anteriores mi cuerpo me pedía a gritos descansar. La suerte que tenía era que hoy era domingo y podía hacer el vago antes de empezar una nueva semana. Me quedé en la cama unos minutos acostumbrándome a la luz del sol y a desperezarme. J no estaba a mi lado cuando me desperté. Salí de la cama, me puse una bata y me fui a la cocina.

Allí estaba él. Desde la puerta tenía una visión perfecta de su espalda desnuda, llevaba solo puestos los tejanos. Estaba preparando el desayuno. Pareció que noto mi presencia porque solo me dejo observarle unos instantes.

- Buenos días dormilona! ¿Cómo has dormido?
- Pues la verdad muy bien no me puedo quejar.- Le dije con una sonrisa- Pero mi cuerpo necesita descansar después de estos dos días. ¿Y tú?
- Muy bien. Pero como muy bien dices también necesito descansar.
- ¿ Que estas haciendo?
- El desayuno. He echo tostadas. Espero que no te importe.
- Mmm.. me parece perfecto. Sabes que estas como en tu casa. Además me muero de hambre.
- Pues que no se hable más. Vamos a desayunar.
- Gracias por cuidarme así de bien.
- Te lo mereces Lía.

Desayunamos tranquilamente sentados en los taburetes de la barra de mi cocina, mientras veíamos una serie en la tele.
Tenía una casa grande, no lo podía negar. Mis padres tenían el mayor bufete de abogados del país. Con el tiempo se ganaron una gran reputación, y ahora siempre estaban defendiendo los mayores casos. No se les resistía ni uno. Yo como ellos también era abogada. Acababa de graduarme y trabajaba con ellos.
Ya había ganado algunos pequeños casos. Poco a poco me iba abriendo paso en ese mundo aprendiendo de los mejores: de ellos, las personas que me trajeron al mundo. Dos personas que se profesaban amor por todos los poros de su cuerpo. Y que nos habían educado a mi y a mis hermanos con todo el cariño del mundo.
Cuando cumplí los 20, me empeñe en irme de casa. Necesitaba espacio para mi. Busque pisos y me enamoré de un ático precioso en el medio de la ciudad. Tenia unas vistas impresionantes. Con un poco de ayuda de mis padres logré mi meta y lo convertí en mi hogar.

- Peque, yo me voy a ir. - me soltó J cuando terminó de desayunar.
- ¿Ya? - respondí- ¿ no te quieres quedar un rato más?
- He dormido poco estos días. Estoy cansado.
- Anda quédate un rato mas aquí conmigo. Son las 8 de la mañana. Aun es temprano. Quédate hasta la hora de comer.- le dije con cara de pena. Quería estar un rato mas con él.
- Esta bien , me quedo pero después de comer me voy, que he quedado con Marcos. Pero con una condición.
- ¿Cuál?
- Preparas tu la comida
Nos miramos y nos echamos a reír.
-Anda tonto vamos a echarnos un rato al sofá.


Nos echamos en el sofá y decidimos mirar una película. Elegimos una de acción donde el protagonista luchaba contra viento y marea para encontrar a su mujer, la cuál habían secuestrado para hacerle chantaje. ¡Por dios que romántico!
 En alguna parte de la peli no pude evitar que se me saltaran las lágrimas. Si a mi me pasara algo así no sabría ni como reaccionar. J al verme me abrazo, vi en su mirada un poco de melancolía y preocupación.

-Lía es solo una película.
- Ya lo se J pero no puedo evitar ponerme en el papel del protagonista.
- Eres demasiado buena.

Me sonrió y me beso. A veces era tan dulce.
Un beso tras un beso, una caricia seguida de otra... una cosa llevo a la otra y acabamos otra vez haciendo el amor de una manera muy dulce en el sofá.
 Me trato como a una muñequita de porcelana entre sus brazos, como si tuviera miedo de que me rompiese en cualquier momento.
Fue un momento mágico. Mi mundo se tambaleo cuando llegue al orgasmo. J no tardo en seguirme mas de un minuto. ¡Qué bien sentaba sentirse así!


- J gracias - Le dije cuando volví a tocar con los pies en el suelo.
- Gracias por? - Me gire para mirarlo a los ojos cuando me respondió.
- Gracias por tratarme bien, por ayudarme cuando lo necesito, para hacer desaparecer el mundo cuando estas a mi lado.

Se paso una mano por su pelo, por lo que lo conocía eso era un señal de preocupación; además una chispa de dolor se cruzo por sus ojos. Fue solo un momento, me costo y todo reconocerlo.

- No me tienes que dar las gracias. La suerte la tengo yo de que una chica como tu se fijara en mi. Aún no lo entiendo.
- Te tengo que decir una cosa.
- Lía no compliques mas las cosas.
- J es que me he enamorado de ti.

Vi como cerraba los ojos y respiro fondo. Se quedo callado. Eso me desespero. ¿A caso él no sentía lo mismo que yo?
¿No se sentía especial cuando estaba conmigo? ¿No sentía mariposas en el estómago? Miles de preguntas sin respuesta se amontonaban en mi cabeza. Miles de preguntas que no me respondió. Simplemente se quedo callado.

Harta de no recibir respuesta me armé de valor y le dije:
- ¿No tienes nada que decirme?

Abrió los ojos y me miro.
- Lía no sabes lo que dices. No te puedes enamorar de un chico como yo. Sabes muy bien que nunca te podre dar lo que tu te mereces. Yo... - Reflexiono antes de continuar- Yo no te haría feliz.

Vale, mi mundo se estaba yendo en un espiral negro.

- ¿Cómo me puedes decir esto? - Estaba a punto de desmoronarme. En mis ojos ya se estaban formando una nublosa de lágrimas.- J tu no sabes como me siento cuando estoy contigo. No me digas que no se lo que digo. Nunca antes nadie me ha echo sentir así. Cuando estoy contigo el mundo se me para. No me importa nada mas que no seas tu.
- Lía... - Pronunció mi nombre con dolor- Creo que ahora no es el momento de hablar de esto.
- Eres un cobarde- le solté. Una lágrima resbalaba por mi mejilla.- ¿A caso no tienes sentimientos? J te estoy diciendo que me he enamorado de ti, que te quiero.
- Hablamos en otro momento peque. Ahora no puedo.
Se levanto, se vistió sin ni siquiera mirarme. Recogió sus cosas. Me dio un beso en la mejilla y se largo.

Me dejo allí sentada en el sofá. Débil y destrozada. ¿Tan mal lo estaba haciendo para que me dejara así?
¿Porqué tenia que abrir mi bocaza y destrozar ese cuentos de hadas que estaba viviendo?
Me hice un ovillo y durante horas no paré de llorar mientras intentaba entender las miles de preguntas que se formaban en mi interior. ¿Cómo había podido hacerme esto? No entendía como J había reaccionado de ese modo. No entendía como habíamos pasado de hacer el amor, tratándome de maravilla, a estar destrozada, sola y llorando.
 Estuve bañándome en mi mar de lágrimas hasta que Morfeo me atrapo en sus brazos en medio de mi desesperación.

Solo necesito una noche contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora