Decimotercera Alma.

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『❝Dicen que detrás de cada tormenta hay un arcoiris

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『❝Dicen que detrás de cada tormenta hay un arcoiris. Sigo esperando a que pare la lluvia❞』

                         
─¿Qué trajiste? ─Preguntó el omega abriendo la puerta levemente, asomándose para asegurarse de que ni su madre ni su padre estuvieran cerca.

                        
─Un poco de langosta que SeunGhee me pidió que preparara ─Respondió─. Creí que te gustaría, ¡Espero que sea así! La langosta es muy rica, y te ayudará a sonreír ─Por las palabras de la menor, SeokJin no pudo evitar sentirse feliz y cada vez más a gusto.
                         
─De verdad... Muchas gracias por todo esto ─Dijo SeokJin , recibiendo un ademán como respuesta de parte de Mirna, restándole importancia al bonito gesto.

Los días después de aquel contacto que había tenido con YoonGi, había estado sumido en una profunda depresión que no tenía sentido. El alfa que le gustaba se había acercado a él, le había hablado, y él no podía dejar de oler a tristeza. Su lobo, su olor y todo él estaba descontrolado y no sabía cómo lidiar con ello, y por esa misma razón no había salido de la habitación.
                         
Al menos ahora tenía algo parecido a una amiga. Mirna le había ayudado a sobrellevar aquel extraño proceso, le había proveído medicamentos, medicinas naturales entre muchas otras cosas que habían sido inútiles pero al mismo tiempo de gran ayuda, porque aquella tristeza injustificada se combinaba con alegría, y eso era al menos un pequeño consuelo.
                        
Disimuladamente, Mirna pasó un poco de deliciosa comida por la puerta de SeokJin, y luego simplemente cerró y se apresuró a volver a la cocina. Si SeunGhee la veía en ese lugar, lo más probable era que ella se ganase un fuerte regaño por parte de la omega mayor, y no quería eso. Lastimosamente para ella, no conseguiría un mejor trabajo por ser una omega soltera y a demás de ello, madre.
                         
Era lo que había, pero aún así, ésta intentaba alegrarse un poco el día, y haciendo que SeokJin sonriera, era la manera perfecta de mejorarlo. Sabía que él normalmente se hacía su comida, o habían veces en las que ni si quiera comía porque lo olvidaba, o tonterías por el estilo que como lobo, eran lo principal.
                         
Y Mirna tenía claro que SeokJin debía cuidarse. A pesar de ser un año menor que él, lo cuidaba como si ella fuera su madre, pero no una como SeunGhee, sino una amorosa que se preocupa por él e intenta protegerlo a toda costa. Aún recordaba su shock al haber visto por primera vez a SeokJin, y de eso habían sido ya dos semanas.
                         
Casi suelta un «¡Señor JinSeok!» Pero logró contenerse, para su suerte, porque ahí donde estaba, sabía que eso hubiera hecho que el menor se sintiera peor de lo que en su momento, se había sentido. Obviamente al entrar, se había quedado sin habla porque no sabía quién era el omega, ni porqué se parecía tanto a JinSeok, pero no hizo comentarios al respecto.
                         
─¿Por qué lloras? ─Le dijo a éste nada más entrar y asegurar la puerta para así no ser descubierta.

SeokJin la miró de reojo como si fuera un extraterrestre o alguna persona extraña para él, y se demoró bastante tiempo en responder. Nunca había estado acostumbrado a hablar, ni tampoco era usual que alguien se preocupase por él, por lo que estaba desconfiando de la chica. Se veía demasiado genuina para ser real.
                         
Tampoco se sentía preparado para confiarle lo que le había estado molestando durante ese tiempo. Se sentía desnudo y vulnerable al no poder manejarse, y su lobo era tan pasivo, tan tranquilo, que dudaba que hiciera algo para protegerse.
                         
Mirna, al no recibir respuesta alguna, balanceó sus brazos d e un lado a otro, intentando llamar la atención de SeokJin que, parecía estar en trance. El omega reaccionó rápidamente cuando la omega le tocó levemente el brazo izquierdo, sus ojos se abrieron y cerraron repetidas veces hasta que logro captar en qué situación se encontraba.
                         
─Entonces... ¿Estás bien? ¿O quieres alguien con quien hablar? ─Intentó de nuevo, un poco confundida también, porque no sabía por qué diablos estaba haciendo eso.
                         
Ella nunca se preocupaba por nadie, porque nadie lo hacía por ella. Pero había algo en los ojos de ese muchacho que hacía que su corazón se derritiera, y que ella no pudiese obviarlo. Quizá eran los ojos de cachorro que le hacían recordar a su pequeño bebé, o el aura tan pura que emanaba, u otra cosa.
                         
SeokJin sorbió su nariz y la miró a los ojos, con sus orbes aún llenos de lágrimas, y negó lentamente, volviendo a romper en llanto y cayendo a la cama en el proceso. La omega se confundió y no supo qué hacer por unos segundos, pero finalmente resolvió en que debía acercarse al omega para tratar de calmarlo lo más rápido y efectivo posible.
                         
Se sentó en la cama al lado del cuerpo del menor y lentamente acarició su pequeña espalda, y también su pelo, intentando brindar un consuelo silencioso, que para SeokJin fue perfecto. Porque no necesitó de palabras ni nada parecido para sentirse acompañado por alguien.
                         
Y entonces desde ese día, poco a poco el omega se iba abriendo a ella, que estaba realmente curiosa sobre, ¿Qué tanto daño le habían hecho como para que estuviera todo el tiempo decaído y a la defensiva? Sentía rabia hacia todas esas personas.
                         
─¡Ohmmm! A SeokJin le encantarían esos duraznos que hay en la nevera... ─Se dijo a sí misma, bajando las escaleras.
                         
Entonces, algo no andaba bien. Las cocineras, mucamas y demás empleados no se hallaban cerca; tampoco habían señales de SeunGhee y su esposa, y eso era realmente raro. Con cuidado bajó hasta la cocina, sin hacer demasiado ruido por si acaso, y de puntillas, llegó a la cocina hasta posarse en frente del mesón que aún estaba mojado. Las ollas aún estaban al fuego, y los utensilios sucios. ¿Dónde estaba todo el mundo?
                         
Unas voces de repente se alzaron en la sala y ella de repente sintió como se tensaba. ¿Eran ellos? Casi sudando, se acercó al lugar de donde provenía el ruido, y efectivamente, sus sospechas eran ciertas.
                         
Las miradas inmediatamente se dirigieron hasta ella, que pudo notar como todos la estaban juzgando con la mirada por haber llegado tarde -si es que se le podía si quiera llamar así-, y los hombres del concejo habían parado totalmente su charla con SeunGhee para posar toda su atención en Mirna.
                         
Uno de ellos la miró al rostro por un largo lapso de tiempo, y por cómo se sintió Mirna pudo decidir que era un alfa de sangre pura, que intentaba intimidarla, pero ésta valientemente, sostuvo su mirada por un tiempo record que hizo sonreír al hombre y a sus colegas.
                         
─Ve y llama al señorito SeokJin, inmediatamente ─Le ordenó el hombre, que estaba parado cual estatua en toda la mitad de la amplia sala.
                         
Ésta, frustrada porque no podía negarse, solamente asintió preocupada, ignorando la mirada fulminante que le estaba dirigiendo SeunGhee, ¿Qué diablos estaba pasando? SeokJin se iba a morir en cuanto ella le dijera quienes estaban esperándolo.
                         
Resignada, dio media vuelta y comenzó a caminar en dirección a las escaleras. Ya tendría tiempo de inventarse algo.

                         
» Oh... Por fin encontró a alguien.

                         
» ¿Estás segura?

                         
『❝Por ti, mis colores pasteles se volvieron negros y obscuros❞』

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Almas gemelas (adaptación) mygxksj.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora