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Marnee hacia lo que podía para ayudar a todos. A sus hijas, a los vecinos, a su país, cualquiera que lo necesitaba. No importaba si ella estaba un poco cansada porque había dormido menos horas de las que su cuerpo necesitaba, si alguien estaba en busca de ayuda, ella estaría ahí para hacerlo. Era su naturaleza, y no podía hacer mucho para pararlo. Estaba saliendo del refugio de ayuda para gente en el ejército cuando un soldado se le acercó "Señora March, telegrama de Washington".

La noticia afectó a toda la familia de una forma casi inmediata; el señor March había caído enfermo y estaba en el hospital de Washington. Marnee no lo tuvo que pensar dos veces, y como sabía que sus hijas se podían cuidarse solas y sobrevivir sin ella, la señora March decidió que iría para el hospital a ayudar a su esposo a recuperarse.

"Aquí tienes un par de zapatos" le dijo Hannah poniéndolos en la maleta de Marnne "gracias Hannah, ¿Amy tienes los camisones de tu padre?". Amy le grito desde la parte alta de la casa que los estaba bajando. Sienna bajo las escaleras trayendo sus productos especiales "estas ayudarán al dolor de cabeza, estas a la fiebre, aquellas a cualquier problema de estómago y esas de allá ayudaran a sanar cualquier dolor muscular" le dijo explicándole rapidamente pero de forma clara a su madre. Marnee tomó toda la información y le agradeció a su hija con un beso en la coronilla "Eres una santa mi niña, portate bien y cuida a tus hermanas".

Hannah fue a abrir la puerta y el señor Laurence junto con su nieto entraron. El joven Laurie caminó rapidamente hacia Sienna y la abrazó, diciéndole que todo estará bien y dándole un beso en la coronilla. Ella se dejó relajar en los brazos del chico.  Sin soltar a la rubia, el se acercó a Marnee y le aclaró que ellos también estaban ahí para ayudarlos "En mi ausencia Hannah estará a cargo, cuídense y abriguense que será un invierno difícil, ¿Okey chicas?". Todas asintieron sin decir una palabra, el ambiente estaba tenso. De repente, Jo, que estaba desaparecida desde que escuchó la noticia, apareció con una suma de plata en la mano "¿Esto alcanzará para el tren?". La segunda mayor de las March le entregó a su madre 25 dólares, que ella aceptó medio confundida.

Marnee estaba sorprendida "La Tía March nunca había sido tan generosa". Pero los 25 dólares no eran regalo de la tía March "Vendi algo de mi propiedad". Jo se sacó su sombrero mostrando su pelo corto. Todos entendieron de donde había venido la plata, y Marnee no pudo sentir más orgullo de su hija. Amy ahogó un grito, todos estaban sorprendidos. La señora March, ya fuera de su estupor, fue a abrazar a su hija y le dijo lo orgullosa que estaba de ella. Todas se dieron un abrazo familiar final y después de que su madre les dijera que rezaran por ella y especialmente por su padre, Marnee se fue.

Una vez de noche, antes de irse a dormir, Sienna escuchó llantos. Se levantó de su cama y fue caminando despacio hacia la fuente del sonido, encontrándose a Jo llorando con una manta enrollada en ella "¿Que pasa Jo?¿Es por papá?". Ella se sentó al lado de su hermana y la abrazó "No, es por mi cabello!!". Sienna suspiro, entendía como debía sentirse "Jo, el cabello crece, piensa en la maravillosa obra que hiciste, piensa que hasta porai acabas de salvar a nuestro padre, porque tu muy bien sabes que sin Marnne el no sobreviviría ni una semana". Nadie tuvo noticias de su madre hasta después de unas semanas, que las hermanas recibieron una carta diciendo que su padre estaba débil, pero gracias al esfuerzo que todas habían hecho, estaba mucho mejor y se recuperaría pronto.

"Deberíamos ir a ver a nuestros vecinos, hace mucho que no los visitamos para ver como están" Jo, exasperada por la cantidad de trabajo que había le contesto de modo hostil a Beth, "A penas si tenemos comida para nosotras, además tengo que terminar esta historia". La hermana más callada de las March contraatacó, con su dulzura y delicadeza de siempre, que Marnee había dicho que lo debían hacer, pero Amy se puso del lado de Jo, contestando le que su madre había dicho que tenían que hacer miles de cosas, y no había tiempo para hacer todas. Cuando la discusión pareció acabar, Sienna se acercó a su hermana y le dijo al oido que, cuando tuviera tiempo libre a la tarde, ella misma la acompañaría a ver a sus vecinos y de paso, a darle esos zapatos que Beth le había hecho al señor Laurence, especialmente a su medida. 

Sienna March 《Little Women》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora