Capítulo 24: Medio hermano

1.3K 110 14
                                    

Me quede petrificada con aquella oración corta que salió su boca... No comprendo... No, esto no puede ser así... Es imposible que un hombre lobo este muriendo por sí solo cuando ellos tienen el poder de no enfermarse o contraer cualquier virus que pueda terminar con su vida, ya que ellos mismos tienen esa cura para poder seguir sobreviviendo y más cuando son alfas.

En el año que estudie sobre los hombres lobo no había un apartado que hablara acerca que ellos mueren por cualquier motivo, sino es por una bala de plata, acónito, muérdago y arrancándoles el cuello. Quizás me falto algo por lo que estudiar o conocer, también puede ser que no le puse atención a Kilian en alguna clase o él se le fue por alto comentarme algo. La verdad es que no puedo tener una respuesta a lo que Caden me está diciendo, es todo muy... extraño.

Él se retira de mi lado y se pasan las manos por su rostro mientras deja ir un par de maldiciones que logran que se rinda y canse hasta caer en la cama sentado.

Ahora entiendo porque no pudo defenderse con mucha fuerza contra Neferet; él además de estar muriendo, está perdiendo sus poderes sobrenaturales, sé está debilitando con el tiempo y no sé ve nada bien los rasguños en su cuello, parece que tardaran en sanar, lo cual no es común por el simple hecho que los alfas sanan más rápido que un beta y lo doble de un omega.

Respiro profundo y le acaricio el cuello, no sé qué decir y hacer en esta situación cuando nunca he sido buena consolando a las personas con algún problema o enfermedad pero conociendo a Caden y a muchas personas, él se pondrá disgustado si observa algún signo de compasión o tristeza. Pueda ser que, haya algún remedio a todo esto y más porque si no acepto el trato de Neferet, es posible que tenga un plan B.

—Caden, ¿por qué? —escuché como suspiro.

—Esto no es nuevo, Gemma... Más bien, es de hace muchos años. —Dijo cabizbajo. —Quizás, desde que era un cachorro.

Intenté asimilar su pequeña explicación sin muchos detalles. Y lo peor de ello es que acaba de causarme más dudas de las cuales antes no tenía en la cabeza.

— ¿Por qué estás muriendo? Eso no es normal. —Hizo una mueca.

—Creo que debes de saber que cada hombre lobo tiene su mate, ¿no? —asiento a sus palabras. —Bueno... Yo no. Mi mate murió y es la razón por la que estoy muriendo cada vez más. —Me dio una mirada desoladora.

¿A dónde he leído eso? ¡Ah sí! En un capítulo sobre las excepciones que pueden causarle un daño a un hombre lobo sin recibir las tres fuentes de muerte.

Abro la boca impactada al recordar sobre las lecturas que explican las muertes de los mate de un hombre lobo. Se predice que cuando un o una mate muere por cualquier causa sea o no desconocida, hay una ruptura de conexión que no permite vivir al hombre lobo con normalidad, en donde en cuestión de tiempo irá perdiendo sus poderes y su motivación, logrando que cada día vaya decayendo su humor y se vea influenciado por cambios físicos que lograran que el hombre lobo le quede poco tiempo de vida hasta que encuentre una nueva pareja que la diosa de la Luna se lo conceda a su decisión. Aunque siendo así, para los omega y los betas, su muerte no suele ser más rápida y dolorosa, sino más bien, el alfa es quien sufre más de los efectos porque suelen ser más graves.

— ¿Cómo has sobrevivido todo este tiempo? —me siento a su lado.

—Sacrificios y resistencia... Pero ya no obtiene el mismo efecto. —Me da una mirada. —Así que ahora, solo me queda una solución.

— ¿Cuál? —siento como mi estómago se empieza a revolver.

—Casarme con Zöe. —Mi corazón se detuvo. —Ella también perdió a su mate hace años y la diosa de la Luna nos escogió para que ambos nos complementáramos en uno solo. —Quite mis ojos de los suyos.

El Secreto del Alfa (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora