LOVE IS NOT OVER (JIMIN) - 7 -

🍁Capítulo 10

*HANNA*

Sus amigos vendrían, va, que vengan no me interesa. Me levante en la mañana y como ayer, ya estaba en la cocina y preparando el desayuno, mire mi reloj, 7:30.

—¿Acaso no duermes? —le pregunté estando al lado de él.

Me dio una leve mirada y siguió preparando el desayuno.

—Es para mí normal levantarme temprano. ¿Pará ti no? —hecho en la sarten mezcla para hotcakes.

—Cuando tengo mis días libres me levanto hasta tarde. —hice pequeños círculos en su brazo musculoso, se tenso.

—Comportate. —entrecerro sus ojitos.

Hice un puchero.

–Escuché tus canciones. –me miró. —anoche. No pude dormir y las escuché, me quedé dormirá después. Son muy tranquilas. —me recargue en la encimera. —note que trataba de ocultar su sonrisa.

—Pon dos platos y vasos en la mesa para desayunar.

—Si señor. —hice un saludo militar que le sacó una sonrisa.

Desayunamos en silencio de nuevo, nos sobresaltamos por los golpes en la puerta principal. Mire a jimin un poco alterada.

—No te preocupes, son mis compañeros, portate como si en verdad me amaras. No quiero que ellos sepan sobre esto. ¿Me ayudaras?

Mi única respuesta fue un encogimiento de hombros y seguí comiendo. Esto estaba delicioso. Sacudo su cabeza y fue a abrir la puerta, escuche los gritos alterados de varios varones y de mujeres también, había voces chillones de niños, hay no niños, odio los niños. Tomé un trago de jugo de naranja.

—¿Por qué nunca nos dijiste sobre esto? —exigió una voz.

Por qué ni siquiera lo sabíamos hasta hace unos días.

—¿Confías en nosotros?

No lo sé.

—¿Tienes idea de lo que sintió mi corazón cuando vimos la noticia?

¿Alivio?

—Eres un idiota.

Creo que lo es.

—¿Donde está?

Encerrada en la cocina comiendo el desayuno que hizo su adorado esposo.

Las voces femeninas exigían verme, no tienen por qué exigir en ahora mi casa por el momento.

—Por favor chicas tranquilisense. En un momento se las presento. —dijo Jimin.

Rodé mis ojos, no me puse de pie, no quería conocer a esas personas. Entró a la cocina y me miró.

—¿Puedes...

—... Presentarme? No gracias. Estoy bien aquí.

—Por favor Hanna.

—Eres muy molesto. Esta bien.

—Gracias —sonrió.

Lo acompañe hacia la sala, en todo el camino puso su mano al rededor de mi cintura y me apego más a él cuando estuvo en frente de sus amigos. Sonreimos. Todos los pares de ojos estaban pegados en el brazo a mi alrededor.

—¿Crees que no nos descubran? —le susurre lo más bajito posible.

—Espero que no. —me contestó en el mismo tono de voz.

Los demás no sabían que decir o cómo comportarse, se veían algo avergonzados de la situación en la que estaban.

—Ella es Hanna Black, mi prometida. —sabía que le costaba trabajo decir esa palabra.