Capítulo 7

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A la mañana siguiente desperté con el sonido de una ducha abierta. Hades aún estaba durmiendo, un brazo cubriendo posesivamente mi cintura. Sonreí y me dejé disfrutar el sentimiento de su brazo alrededor mío por un minuto antes de salir de la cama con cuidado de no despertarlo, y empecé a empacar. El agua se cerró, y agarré el conjunto extra fuera de la bolsa de unicornio para Afrodita.

La puerta se abrió, y Afrodita entró a la habitación usando una toalla. Miré rápidamente a Hades, contenta de que aún estuviera durmiendo, y le alcancé a ella el atuendo, haciéndole señas para que se mantuviera en silencio.

La camiseta sin mangas y la falda corta lucían increíbles en ella, y me di cuenta de que necesitaría tener una conversación con Cassandra más tarde. Las ropas le quedaban demasiado bien como para ser coincidencia.

Me sumergí en el baño, me deslicé en un vestido veraniego azul y sujeté mi collar. Sonreí y toqué una de las hojas verdes puntiagudas. Tendré que conseguirle algo a Hades. ¿Pero que podría conseguir para el Dios que tenía todo?

Para el momento en que estuve lista, Hades estaba despierto. Desayunamos antes de pagar nuestra factura y dejar la isla. Hice un rápido llamado telefónico a la compañía de transbordadores y dejé una entusiasta crítica del capitán que había encantado para que volviera por nosotros, e hice que Hades hiciera lo mismo desde el teléfono del hotel. No era suficiente, pero era todo lo que se me ocurrió. Luego llamé a mi mamá cuando alcanzamos el auto y expliqué la situación. Pusimos a Afrodita al tanto de nuestro plan y la hicimos hacer un juramento sobre la seguridad de las sacerdotisas.

-De acuerdo -aceptó en una voz alegre.

-¿No tienes ninguna pregunta? -pregunté sorprendida.

-Están tratando de protegerme. ¿Por qué habría de cuestionarlos?

-Imagina eso. -Hades me dio una mirada divertida.

Entrecerré mis ojos, segura de que él estaba recordando la primera vez que me había rescatado.

-¿Ves cuan tranquilas las cosas suceden cuando le dices a las personas que estás intentando ayudarlas? -Lo empujé con mi dedo índice y abrí el auto.

-Touché -dijo Hades-. En ese punto, hagas lo que hagas, no molestes a Deméter.

Afrodita asintió, pareciendo tan preocupada que no pude evitar reír.

-No te veas tan asustada, mi mamá es muy agradable.

-Contigo, a veces. -Hades rió disimuladamente-. Y con aquellos que le han jurado lealtad.

Fruncí el ceño. -Mi mamá es agradable con todos.

Hades sacudió su cabeza, pero no presionó sobre el tema. -Solo ve con cuidado- le advirtió a Afrodita.

Estaba anocheciendo cuando arribamos a la casa de Melissa. La luz del porche brillaba como una baliza al final de su larga entrada de grava. Noté el auto de mamá y tomé un profundo respiro. Aún seguía enojada con ella por mentir sobre Zeus pero devolví su abrazo cuando entramos a la casa. No importaba qué, ella seguía siendo mi mamá.

Hija de la tierra y el cielo (Perséfone 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora