Capítulo 8

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Él no lo dudo.

-No.

Dejé escapar un suspiro de alivio y encendí el coche. Habíamos conducido solo un par de kilómetros cuando Hades me dijo que me detuviera.

-No deberías conducir estando tan molesta. -Señaló a mis temblorosas manos-. Pero supuse que querías salir de allí.

Él no me pidió las llaves, por lo que deduje que estaba demasiado molesto como para conducir también. Cuando me metí en un sucio aparcamiento detrás de un restaurante abandonado, él me preguntó:

-¿Por qué no me dices qué es lo que realmente te está molestando?

-¿Más allá de lo extraño que es tú enganchándote con la mejor amiga de mi madre? -reí.

Hades hizo una mueca.

-Yo...

Sacudí mi cabeza.

-Mucho antes que yo, lo sé. No es sobre ti. Soy yo. Quizás necesite un día o dos para sacar la idea de vosotros dos de mi cabeza... -Me encogí de hombros-. Por los Dioses, Hades. ¡Es tan vieja!

-¡Tenía treinta!

-Sí. Eso es viejo. Sé que es estúpido, pero siempre imaginé que las personas con las que habías estado tenían mi edad. Físicamente, de todos modos.

Hades resopló.

-No. Tú eres absolutamente la persona más joven con la que he... -Él se detuvo, como si no estuviera seguro de lo que habíamos hecho. De lo que éramos.

¿Y no era ese el problema?

-¡Allí! -Él me señaló-. ¡Esa! Justo ahí. Tú solo tienes esa mirada cuando algo está molestándote.

-¿Qué mirada?

Hades entrecerró los ojos y arrugó la nariz. Lo miré, horrorizada.

-No lo estoy haciendo bien. -Se encogió de hombros-. Simplemente créeme. Tienes una mirada. Así que, ¿qué va mal?

Abrí la puerta del coche y entré al aparcamiento, polvo elevándose con cada pisada mientras iba hacia el frente del coche. Su puerta se abrió. Me apoyé en el capó, mirando la cubierta quemada del viejo restaurante.

-Estoy tan enojada con mamá que cualquier cosa de lo que te diga ahora mismo sonará enfadada. Y no estoy enfadada contigo. No estoy... No sé cómo me siento con respecto a... ugh. -Me estremecí de nuevo, pensando en él y Minthe-. Solo muchas cosas están sucediendo. No puedo ordenar nada de lo que está en mi cabeza.

El coche se hundió cuando se sentó junto a mí en el capó.

Hija de la tierra y el cielo (Perséfone 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora