Capítulo 20

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Hades se sacudió el polvo de sus manos y se volteó hacía mí.

-¿Estás bien?

Asentí aturdidamente.

-¿Por qué... qué estás haciendo aquí? Hades me miró sorprendido.

-¿Por qué crees? ¡No te he visto en una semana! Estaba enfermo de la preocupación. Cuando sentí tu dolor y pánico, pensé que tus poderes... -Agitó su mano en mi dirección y se sentó cansadamente en la mesa de la cocina-. Como sea, hay una nueva entrada al Inframundo en tu patio trasero. Espero no te importe.

-¿Una semana? -lo miré incrédula. Trate de recordar la última vez que vi a Hades y no pude recordar nada.

Asintió.

-Sé que todavía estas... avergonzada, o lo que sea, acerca de toda la cuestión del encanto... -Parpadeé ¿De qué estaba hablando?-. Pero de verdad está bien. Sé que nunca lo harías a propósito. Confío en ti. Solo tenemos que trabajar en tu control ¿De acuerdo?

Asentí, aunque todavía estaba confundida.

Me miró por un minuto, luego tomó mi mano y canalizó fuera todo el exceso de poder. Imágenes de mi mente fluyeron a la suya, pero no eran algo que recordara. Bebiendo con Afrodita, bailando con chicos al azar, esquinas oscuras, una intensa sesión de besos con Joel. Las imágenesvolaron como flechas hacia Hades. Se separó de mí y me miró sorprendido.

-¡Qué rayos, Perséfone!

-Hades, espera.

Traté de decir algo, de explicarle pero no sabía cómo. No recordaba haber hecho

nada de esas cosas.

Sacudió su cabeza y se levantó abruptamente.

-No es mi problema.

-Pero...

-No, en serio Perséfone, no quiero escucharlo. -Había un tono de amargura en su voz. Un músculo se tensó en su mejilla-. Para que quede claro, no tienes que evitarme si no quieres que me entere de algo. He estado vivo por un tiempo. Puedo manejarlo.

-Yo no...

-¿Estás lista? Deberíamos estar regresando al Inframundo...

-¡Hades, espera!

-De hecho, creo que bajaré ahora mismo -caminó hacia la puerta-. Te veré más tarde.

-¡Detente! ¡Por favor! -Mi voz se quebró-. ¡No recuerdo nada de eso!

-Sí, ese es generalmente un síntoma luego de beber. Lágrimas brotaban de mis ojos.

-No, yo no haría...no hice...yo no... -Dejé de hablar con una blasfemia-. ¡Ni siquiera puedo pensar claramente! No sé qué fue eso, pero no era yo.

Se detuvo, su mano apretaba el pomo de la puerta. Respiré. Podía arreglar esto si tan solo pudiera hacer que se quedara.

-Lo siento. Lo siento mucho. Yo no sé... No sé de qué encanto estabas hablando, pero también lamento eso.

Hades se volteó lentamente con una expresión en su rostroque no reconocía. Sus brillantes ojos azules intensos.

-¿No recuerdas haberme encantado? Lo miré fijamente.

-Hades, yo nunca...

Cruzó la habitación antes de que pudiera parpadear.

-Baja tu glamour y mírame, ahora.

-¿Qué? ¿Por qué?

-¡Solo hazlo!

Bajé el glamour, y sus ojos me escanearon.

Hija de la tierra y el cielo (Perséfone 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora