1: Un nuevo comienzo

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Derek dormía tranquilo en la cama del pequeño apartamento. Le había costado volver a dormir después de todo lo sucedido en las últimas semanas. ¿Quién podía culparle?. Pero al fin lo habría logrado, pues recordaba que la pesadilla había terminado y nadie le arrebataría lo único que le quedaba en este mundo. Stiles.

Por su parte, el lobo aprendiz llevaba despierto casi toda la noche. Esa mañana empezaba la universidad y su hiperactividad le estaba matando por dentro y por fuera. ¿Cómo serían sus compañeros? ¿Los profesores le odiarían como lo hacía el entrenador de Lacrosse del instituto? ¿Empezarían la clase y el pensaría que el profesor hablaba en chino de lo poco que entendía? Todas esas eran las preguntas que se hacía junto a mil más.

La carrera de criminología, que era la que había elegido, le era muy conocida. Había nacido con ella, la había vivido por la piel de su padre y le gustaba poder resolver crímenes. Aun así le había costado decidirse, Derek le había insistido que ahora necesitaban paz y no hacer del crimen su día a día. Stiles sabía que tenía razón, pero aun así se lo debía a su padre, este se había puesto tan contento cuando escucho la noticia que parecía que casi le había perdonado por haberse fugado a otra ciudad con un hombre que él tomaba como un completo loco.

–¡Venga despierta!– Stiles tiro del moflete de Derek y subió la persiana con tanta fuerza que casi se queda con ella en la mano. El alfa refunfuño y metió la cabeza bajo la almohada. Stiles volvió al ataque subiéndose encima de su espalda y a tirar de su camiseta.

–¡Para ser el alfa, eres un flojo! –exclamó poniendo mala cara y en ese momento, Derek abrió los ojos. Con un rápido movimiento las tornas cambiaron y Derek se puso encima de Stiles agarrándole de las muñecas.

–¿Qué tan seguro estás de ello? –se relamió los labios y bajó el rostro acercándolo al de Stiles ­–es la primera vez que te quejas de eso– Sus labios se rozaron por un momento y Derek aprovecho para darle un pequeño mordisco en ellos.

–Sabes que tengo que irme, no me provoques para que me quede o habré pagado la matrícula de la universidad para nada –sonrió con amplitud hacia Derek y le besó muy cercano al hombro, por la espalda.

Stiles era feliz. Muy feliz. Lo máximo que podía serlo teniendo en cuenta que su vida había sido horrible los últimos meses. Las pérdidas, el miedo, el riesgo y todo lo demás, había cesado. Derek le hacía feliz de una manera que él siempre había necesitado. ¿Por qué? Porque Stiles siempre había jugado un papel secundario en la vida. Era el amigo de, el hijo de, el ayudante de... nadie le había considerado y valorado tanto como elemento principal, y para Derek, Stiles era lo primero y lo único. Stiles le había cambiado la vida.

–Está bien, está bien. No quiero que termine teniendo razón tu padre y te arruine la juventud más de lo que ya lo he hecho.

Sabía que el Sheriff no estaba muy contento con todo eso. En realidad ni un poco. Pero no le culpaba, era un gran cambio que su hijo recién salido del cascaron se fuera a vivir con el tipo siniestro de la casa quemada. Eso sí que era un grande cambio.

–No digas tonterías. ¡Sabes que mi padre te quiere! –los dos se miraron unos segundos y se echaron a reír. Algo que Derek había aprendido a hacer con más frecuencia, aunque solo con Stiles. Sabían que eso no era verdad y posiblemente nunca lo llegara a ser. Pero eso no impedía cuan felices ellos eran, que aquel asunto, les importaba poco.

–Al menos lo hará, de eso sí que estoy convencido. Puede que con esto un día nos perdone –Stiles le dedicó un guiño seguido de un beso en la frente, para después levantarse de la cama y salir corriendo al baño para cepillarse los dientes.

Solos [Sterek]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora