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Sam tenía 16 años cuando conoció a Laura, una jovencita de 17 años.

La preparatoria era un lugar hostil para Sam, su aspecto tierno y tímido lo hacían objetivo de bullying y al ser parte del grupo de nerds lo colocaba como uno de aquellos que llaman vírgenes por siempre, un club al que los reprimidos pertecen. su grupo de amigos se limitaba a 2 buenos compañeros, compartían gustos y actividades. como es de esperar palizas por igual.

Laura estaba en la lista de chicas calientes en la puerta del baño de varones y todos los chicos malos querían salir con ella, nadie sabía mucho de sus relaciones pues era nueva y la mayor parte del tiempo estaba sola, no se le conocían amigas cercanas pero se llevaba muy bien con las populares, como si fuera demasiado buena como para juntarse con cualquiera e inalcanzable para todos.

Se rumoreaba que había tenido varios novios de distintas escuelas pero siempre desaparecían y cuando menos lo esperaban sé comentaba que estaba saliendo con alguien más, al parecer sus relaciones no funcionaban del todo bien o sólo era una chica que disfrutaba ver sufrir a los hombres por ella.

Sam por su parte sólo podía masturbarse pensado en ella.

Las fiestas en casa de los chicos de último grado eran grandes y el alcohol se transpirava por los pubertos, no muchos se quejaban pues la mayoría vivía en la cuadra y sólo se escuchaba el volumen alto de la música y bajarle un poco no era mucho problema.
Era muy fácil llegar a tener sexo, aún cuando fueras un "virgen por siempre" había la posiblidad de dejar el club Y ¡ser un hombre de verdad! Laura siempre asistía pero así como la miraban llegar desaparecía de la fiesta.

Sam se preparó pues quería dejar de ser un "virgen por siempre". La fiesta de Jon estaba por empezar y ya había pedido permiso a sus padres para salir. cambiado y listo coloca un condón en su bolsillo trasero y al mirarse al espejo sólo se lanza un beso a sí mismo como simbolo de confianza.

La fiesta se miraba tranquila y con un ambiente agradable, música de moda y chicas bebiendo algo color azul.
El grupo de "vírgenes por siempre" estaba en la esquina de la sala como si estuvieran esperando que un alma caritativa les diera su hombría al fin.

Laura entra a la fiesta, tan sexi que empieza a ser comida por las miradas, su rostro se miraba algo cansado pero eso sólo le agregaba más sensualidad, Sam no dejaba de verla y por un breve momento sus miradas se cruzan, Sam sólo pudo tragar saliva y dejó su bebida en una mesa para empezar a seguir a Laura, hipnotizado sube las escaleras tras de ella al segundo piso.

Sus labios y legua chocaban con sensualidad y fuerza, Laura mordia suavemente mientras Sam intentaba chupar su lengua y labios, sus cuerpo empezaron a juntarse cada ves mas y las caricias empezaron, Laura tenía la iniciativa y empezó a desvestir a Sam.
Ya desnudo laura se quita el vestido para mostrar su hermosa figura. Sam estaba atónito y olvidó tomar el condón de su pantalón, el momento lo había consumido pero le ganó el miedo, dejó de ver a Laura y tomo de su pantalón aquello que pretendía ponerse.

Laura suspira y le pregunta.
- ¿puedo comerte?

Sam voltea impresionado y deja caer el preservativo al suelo.
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Los padres de Sam estuvieron viendo las noticias muy seguido los últimos meses, varios alumnos de distintos institutos habían desaparecido, nadie sabía de ellos y cada caso era particular, algunos en el cine, otros en el parque, algunos no tenían mucho sentido pero de algo si lo estaban, su hijo fue víctima de ello.

Cuentos Para No LeerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora