03 || Jonathan

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El secreto de una buena sopa apta tanto para bebés como ancianos (principalmente aquellos que no tienen dientes), era una cocción lenta. O eso es lo que había leído Jolyne en Yahoo! Respuestas en línea. Bajó el fuego de la estufa al mínimo y tapo la olla enseguida. Deslizó sobre su frente el dorso de su brazo, limpiando la pequeña capa de sudor que se había formado.

-¿Qué le estará tomando tanto tiempo a papá? -A lo mejor y si había sido una muy mala idea enviarlo a él solo fuera. Aún no tenían ni idea a que clase de enemigo podrían estar enfrentándose o donde se escondía... ¿Había tomado una mala decisión?

-No te preocupes, no debe estar muy lejos. -Una pequeña y cálida mano tomó uno de sus dedos, Josuke había notado la angustia en su expresión. -Jotaro-san es muy fuerte, y creo que esta en la etapa donde la habilidad de su stand está mejor que nunca.

-Tienes razón... ese viejo no morirá tan fácil. -Esos adorables par de ojitos azules no le permitían deprimirse ni un segundo, volvió a deslizar su mano afectuosamente sobre el cabello del más bajito. Josuke iba a protestar un poco, ¡podría tener la apariencia de un niño pero había dejado de serlo hace mucho! Aunque debía admitir que... el contacto era agradable. Dió un mini salto cuando el tono del teléfono convencional se alzo sobre el silencio de la pacifica atmósfera entre los dos.

-¡Y-yo iré! - Anunció entregándole a Jonathan. ¿Por qué estaba tan nervioso? ¿Qué acaso había olvidado que era él quien cambiaba los pañales de Jolyne hace años? ¡Demonios, no pierdas la compostura por algo así! Continuó regañándose mentalmente hasta alcanzar el dispositivo. -¿Hola?

-Buenas tardes, ¿está es la residencia Kujo? -No le sonaba la voz al otro lado de la línea.

-Si, ¿quién habla?

-Habla el tutor de Jolyne-- -Oh no. Automáticamente tapo con su mano el micrófono del teléfono.

-¡Es de tu colegio, Jolyne-chan! -Chilló entrando en pánico.

-¡¿Qué?! -Se acercó a la sala corriendo aún con Jonathan en sus brazos. 

-¿Debería colgar?

-¡No, no! Creerían que me fugue de clases y me enviarían a detención... otra vez. -Murmuro mordiendo nerviosamente las uñas de su mano. De repente, la puerta principal de la casa se abrió dando a la vista a un cargado Jotaro. En una mano llevaba una enorme funda de papel llena únicamente de accesorios y ropa para niños, en su otro brazo tenía acomodado un coche pare bebes desarmable y un bolso lleno de pañales, talco, shampoo y pañitos humedos. Dejo todas las cosas en el suelo, soltando varias maldiciones en voz baja. Los ojos de lo más jóvenes brillaron esperanzados, ¡había llegado en el momento adecuado!

Jolyne le arrebato el teléfono a Josuke solo para entregárselo a Jotaro. Lo recibió con una expresión confundida y tosca. Tanto Jolyne como Josuke le hicieron señas con las manos para que atendiera a la llamada, incluso el pequeño Jonathan soltó un par de risas por lo desesperados que se veían ese par.

-Kujo Jotaro al habla. -Expresó con un suspiro, fulminando a los dos con la mirada. -Si, si. ¿La razón por su ausencia hoy...? -Mencionó en voz alta a propósito, esperando a que le dieran una excusa lo suficientemente creíble. 

-¡Di que está resfriada!

-¡No, no! Ya use esa excusa la ultima vez...

-¿Diarrea? -La cara de Jolyne enrojeció. 

-¡Por supuesto que no! 

-Tiene diarrea. -Termino por contestar Jotaro con simpleza, Josuke tapó su boca para no reír. Jolyne le arrojo uno de los cojines del mueble en la cara. -Si, y una muy fuerte. Ajá... quizás falte toda la semana o un poco más. Si, por el olor creo que le tomara un poco de tiempo recuperarse. -Jolyne quería morir en ese mismo instante. Conocía perfectamente a Gyro, su tutor, sabía que iba a atormentarla con ese hasta que se graduara. -Gracias, adiós. 

Y colgó. No pasó ni medio segundo y Jotaro ya había ocultado su boca con su mano, emitiendo unos pequeños gruñidos que se asemejaban a una risa. Josuke explotó en carcajadas y Jonathan, sin entender la situación, soltó un par de chillidos mientras pataleaba con energía.

-¡Son unos idiotas! -Espeto arrojando todos los cojines. -Ahg, ¡estoy arruinada! 

-No te lo tomes así Jolyne-chan, al menos no tendrás que preocuparte más por el colegio.

-Considéralo una venganza por enviarme hacer mandados. -Pronunció Jotaro con el borde de su labio ligeramente encorvado. Ese viejo se estaba riendo de ella. Chasqueo la lengua decidiendo no prestarles más atención. Saco de la bolsa de compra el conjunto de ropa más pequeño que encontró y una bolsa de pañales. Dejo a Jonathan sobre la mesa del comedor: primero lo vistió con una suéter azul con rayas blancas horizontales, y en cuanto descifrará la forma correcta de ponerle el pañal, complementaria eso con un pantalón corto gris. Agradeció mentalmente la existencia de internet y sus cientos de tutoriales.

-Vengan aquí y aprendan como se hace, en el caso de que sea su turno de cambiarlo la próxima vez. -Ordeno dirigiendo a Josuke y Jotaro, mientras impedía que Jonathan jugara con su cabello. No era una tarea fácil, el adorable mocoso era muy hiperactivo y a Jolyne no le ayudaba tener dos penetrantes miradas en su espalda. -¡Denme una mano! -Gruño. Mientras Jotaro sostenía con cuidado el pequeño torso del infante ella hacía un lado la toalla en la que lo habían envuelto. Quizás la expresión de Jotaro no lo demostraba, pero estaba nervioso. Sentía que si apretaba aunque sea con un poco más de fuerza, las suaves extremidades entre sus manos se desharían. De igual forma, Jolyne levantaba con movimientos torpes y lentos las piernas de Jonathan para limpiar la superficie antes de ponerle el pañal. -Pásame una toallita húmeda. -Le pidió a Josuke, el único que no metía mano ahí debido a su altura. Le susurro un Gracias en cuanto tuvo el objeto entre sus manos. Limpió con cuidado mientras Jonathan no paraba de removerse y reír, tensando aún mas a Jotaro. -Una toalla. -Estiro su mano hacia atrás hasta recibir el nuevo objeto. Según el blog que había leído era recomendable secar bien para así evitar infecciones. ¿Y quién era ella para contradecir a un blog hecho específicamente para  mamás primerizas? Por ultimo, el pañal. Un par de dobleces por aquí y por allá sin apretar de más y... ¡chan, chan! Habían terminado. 

Los tres jadearon agotados casi de manera sincronizada, Jonathan chupo una de sus manitos sin dejar de sonreír con picardía ajeno el agotamiento mental que ocasionaba a quienes lo rodeaban.

N/A: Literalmente tuve que verme un video sobre como cambiar a un bebé para escribir este capítulo (?)

Babies Joestar | JJBA  | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora