07 || Joseph

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Eran casi las nueve de la noche para cuando los créditos de la segunda película de La Sirenita se abrieron paso en la pantalla. Estaba de más decir que todos habían caído presas del sueño.

Jotaro suspiró al notar que él era prácticamente la base del pequeño montículo de cuerpos durmientes sobre el sofá. Tuvo que arreglárselas para escurrirse con cuidado sin despertar a nadie... sobre todo a los pequeños. Que  tocaran el timbre de la puerta principal lo obligó a darse prisa con algo de pereza. Abrió la puerta sin reparar en que a lo mejor no era una buena idea que se expusiera de esa forma. Muy tarde, ya tenía al sonriente rostro de una joven de piel morena y rastras -que no reconoció- impidiéndole arrepentirse de atender.

-¡¿Qué tal, Jotaro-san?! -Asintió en respuesta al saludo. Ella pareció acostumbrada a su actitud burda, lo cual lo tranquilizó un poco. Quizás es amiga de Jolyne. -¿Cómo esta Jolyne? Mi hermana al enterarse enloqueció y preparó una olla extra de su guiso. -Señaló a la enorme y humeante cazuela entre sus manos. -Dígale que la escuela no es lo mismo sin ella y, ¡oh...! -Se acercó un poco mirando a todas las direcciones, dándole confidencialidad a lo que estaba por decir. -Que será mejor que se prepare porque Anasui está dispuesta a hacerle una visita cueste lo que le cueste. -Le entrego la olla e imitó una despedida al estilo militar sin dejar de sonreír. -¡Tenga una buena noche, Jotaro-san!

Cerró la puerta esforzándose por procesar lo que acababa de vivir. Bueno, al menos ya tenían el almuerzo para mañana y ni siquiera tuvo que decir nada. Optimizó el tiempo trasladando en peso a cada uno de sus familiares, mientras la cazuela se enfriará para así guardarla en el refrigerador. Cargó a Jolyne primero seguido de Joseph y Jonathan, dejando los perfectamente ubicados en la cama de la primera en ser mencionada. Con Giorno y Josuke no fue tan delicado, los puso en sus hombros como costales de papas y los arropó con fuerza en su cama. Incluso estando inconscientes continuaban peleando por quien se quedaría con la mayor parte de la sábana. Al final tomo la sabia decisión de dejar una para cada uno. No tenía ganas de estar en medio de sus peleas nocturnas por lo que simplemente se traslado al mueble y durmió ahí.

✯ ✯ ✯

Joseph fue el primero en despertar. Ni siquiera estaba somnoliento es más sentía que su energía estaba al tope, salto fuera de la cama de Jolyne abandonando su lugar junto a Jonathan y se dirigió al baño con la velocidad que sus cortos pies le permitían. Tenía que orinar y con urgencia. Poco lo importo lo mala que había sido su puntería y el pequeño gran desastre que dejó en el baño de la fémina, una nueva necesidad lo hizo reparar en el olor que provenía de la planta baja. Estaba hambriento... y el aroma a huevos fritos y tocino taladro con fuerza su estómago. Abrió la puerta sin medir su fuerza y el ruido que esta causaría, corrió escaleras abajo antes de tener que enfrentar lo malhumorada que se ponía Jolyne en la mañana.

Aturdidos por el ruido de la habitación vecina, Josuke y Giorno terminaron por despertar. Ambos soltaron un alarido de horror al verse ocupando la misma cama.

-Dame un respiro... -Suspiró Jotaro notando como Joseph saltaba de un lado a otro a sus espaldas, deseando tener una mejor visión de lo que yacían en el sartén. Jotaro estaba por gritarle a Jolyne que se llevara lejos a esa sabandija antes de que se accidentara cuando un rugido feroz proveniente del segundo piso sacudió toda la casa.

-¡¿QUÉ CARAJO LE HICIERON A MI BAÑO?! -Por mucho que Giorno y Josuke lucharan por llamar la atención de la simpática Jolyne supieron al instante que no sería prudente acercarse en ese momento. Ambos descendieron al primer piso con el rostro ligeramente azulado... aún no lograban recuperarse del shock de haberse visto en la misma cama.

-Chess. -Saludo Josuke con un ademán, dejando a Joathan sobre la mesita de bebe que Jotaro había comprado el día anterior.

-Buenos días. -Imitó Giorno, sentándose lo más lejos posible de yankee. Jotaro habría correspondido al saludo pero el evitar que Joseph robara el tocino ya frito requería toda su atención. Minutos más tarde, Jolyne se unió a la mesa ya un poco más relajada. Al notar su presencia, Joseph se arrojo a sus piernas.

-¡Jolyne, Jolyne! -La sacudió con tanta energía que su intento de decir Buenos días  se transformo en un balbuceo incoherente. 

-¿Qué sucede...?

-¡Vamos al parque hoy! ¡Por favoooooor, prometo que me portare bien y no volveré a orinar fuera de la taza del baño! 

-¡¿Con qué fuiste tú?! -Iba a zarandearlo del cuello, pero su carita de cachorrillo la detuvo. ¡Oh no, su debilidad! La habían estado manipulando con su lindura desde el principió y ella ingenuamente había caído en los sucios trucos de sus familiares... ¡pero no podía acceder, su año escolar estaba en riesgo! Supo que perdió la batalla en cuanto el labio inferior de Joseph comenzó a temblar. -¡Ahg, está bien!

-¡Hurraaaa-!

-Pero -Interrumpió señalando a Jonathan y a Jotaro. -, ellos vendrán con nosotros. -Los huevos en la espátula del »talasofilico estuvieron a punto de resbalar al suelo si no fuera por sus agudos reflejos. Giorno y Josuke estaban por protestar pero Joseph se les adelanto.

-¡¿Qué?! ¡No! ¡Se supone que seríamos tan solo tú y yo!

-Entonces olvídalo. Con papá y Jonathan podría al menos fingir que somos una pareja con hijos... ¡pero si vamos solos definitivamente alguien me descubrirá! -Una salvaje lucha de miradas se desarrollo mientras Jotaro repartía la porciones del desayuno, al final Jolyne se llevo la victoria. Luego de probar una rebana de sus tostadas y felicitar a Jotaro por la deliciosas comida, Josuke espabilo. 

-¡Espera un momento!, ¡¿cómo qué una pareja con hijos?! -Apuntó a Jotaro con su cuchara, luciendo un bigote de la leche chocolatada que acababa de beber. -¡Se supone que es tu papá! Además... ¡no pienso quedarme a solas con este sujeto! 

-Odio admitirlo, pero el idiota tiene razón. -Asintió Giorno dándole un sorbo a su humeante taza de café.

-¡Por Dios, ya lo sé! -Gruñó ella. -¿Prefieres que te use a ti? ¡Me llevarían a prisión! Y créeme... no pienso volver ahí... 

-No lo sabremos hasta que lo intentemos... ¡Auch! -Fulminó a Giorno, que acaba de arrojarle una servilleta arrugada a la cara para que se callara. 

-¡Y Jotaro ni siquiera ha aceptado! -Joseph agregó, con la cara manchada con restos de su desayuno. 

-¿Qué dices papá?

-Como sea.

-Ahí lo tienen. 

Los reclamos continuaron hasta cuando los dos jóvenes y el par de niños se preparaban para salir usando ropa que "ocultara" su verdadera identidad. El pequeño Jojo y Giogio se dieron cuenta que no habría vuelta atrás en cuanto Jotaro les dejó unas instrucciones muy detalladas de como debían calentar el guiso sin quemar la casa en el intento adheridas al refrigerador.

-Estaremos de vuelta pronto así que no peleen. -Si no fuera por la identificación que tenía grabada la verdadera edad de Jolyne, cualquiera creería que se trataba de una madre experimentada. Los niños no le sostuvieron la mirada, cada uno fijaba sus ojos en diferentes lugares para demostrar su disgusto. Jolyne soltó una risita ¿Por qué tienen que ser tan malditamente lindos...?  Posó una mano fraternalmente sobre la cabeza de cada uno, regalándoles una caricia que transformo por completo sus expresiones. -Prometo que los compensare, ¿de acuerdo? 

-Bien... -Masculló Josuke, fingiendo desinterés cuando sus mejillas estaban como un par de rosas.

-Espero que no lo olvides. -Secundo Giorno con una dulce sonrisa.

Quien diría que al final la presencia de cierto "pretendiente" terminaría por llevarlos a formar una tregua temporal a este par de pequeños rivales... al final la unión de sus celos y travesuras serían la espada que enfrentarían las intensa obstinación de Anasui. 

»talasofilia: Es el amor intenso a los mares y los océanos. Atracción o apasionamiento por el mar y los océanos. Fiebre o amor del marinero.

Babies Joestar | JJBA  | Finalizado [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora