Isabella está rota, sin rumbo en un duro proceso sin Dylan, su gran amor, pero su historia se llenó de nubes grises. Sus destinos iban en caminos separados.
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Isabella Gotti llevaba la vida modelo de una joven estudiante de diseño en indumentaria e...
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La segunda consulta con la doctora Manson me costó un poco, estaba algo abrumada para poder hablar y ella me dio mi espacio. Me dijo que no me sintiera mal por no haber casi hablado, que tengo que hacer mis cosas a mi ritmo. Ya agendé una cita para la próxima semana y espero poder hablarle, siento que necesito decirlo todo, pero a la vez no quiero decir nada. Es un tanto contradictorio, pero siento que me estoy quedando estancada de nuevo, como si retrocediera unos cuantos pasos hacia atrás y eso me hace ponerme triste. Esta vez Agus no me pudo acompañar, pero si pudo venir Cassie y con ella me fui de nuevo a casa.
—¿Cómo te fue allí dentro? —pregunta ella viéndome por el retrovisor del auto, yo aún seguía subiendo a los asientos traseros y me daba pánico de solo pensar en volver a sentarme en el asiento del copiloto. Respirando hondo mire a la calle para poder contestarle y que no me vea a la cara, yo misma me sentía decepcionada de mí.
—La verdad me fue terrible, casi no pude hablar con la doctora y me quedé con muchas ganas de llorar —tenía un nudo atorado en mi garganta y por más que quiera reprimir esos sentimientos no puedo querer más que llorar.
—Entonces llora nena —la voz dulce de Cassie hace que deje de ver la calle para ver sus ojos azules a través del espejo retrovisor. —Si tienes ganas de llorar hazlo tranquila, estás en todo tu derecho a sentirte mal y no puedes privarte a ti misma de llorar —ella se mostraba tan comprensiva y amable conmigo que parecía ser otra persona. Había tanto de Cassie que desconocía, ella es una persona bastante reservada y las cosas que sabía de ella fue porque salieron de ella misma contarme. Por esta misma razón es que confiaba en ella, me contó cosas que no todos tienen el privilegio de saber. Con Agus no pudimos haber pedido mejor compañera de cuarto.
—Gracias —murmuró con la vista empañada por las lágrimas que picaban mis ojos con ganas de querer salir. Viendo por la ventana me dejé llorar, estaba tan triste y me sentía tan pero tan culpable.
Desde hace unas semanas que vengo teniendo pesadillas con el accidente, veo de nuevo a Dylan morir y me despierto llorando. Aún no le dije nada a las chicas porque no quería preocuparlas, ya demasiado están haciendo por mí como para sumarle una carga más. Es duro, pero debo aprender a vivir con esto, no es algo que se supera como si fuera una ruptura amorosa. Yo no elegí quedarme aquí, tampoco quería que Dylan se fuera y por más que lo intente no puedo traerlo de vuelta.
Las lágrimas continúan cayendo, mi vista está empañada y comienzo a ver que la calle se vuelve bastante oscura. Secando mis lágrimas miró al frente y veo la ruta oscura de esa trágica noche. Al ver al costado encuentro a Dylan sonriendo, mi mirada se va al frente y quedó cegada por una luz blanca. Chillo esperando el impacto y vuelvo a sentir el dolor en mi cuerpo, el miedo me invade y comienzo a llorar.
—ISABELLA REACCIONA —sacudiendo mis hombros Cassandra me veía con los ojos desorbitados y con mucha preocupación. —Eso es, nada malo está pasando —con un tono más calmado ella me suelta y comienza a respirar de manera pausada invitándome a imitarla. Haciendo lo mismo que ella comenzó a tranquilizarme y mi corazón de a poco va tomando su ritmo normal. Muy intranquila abrazo a Cassie no sé en qué momento frenamos y ella se pasó a los asientos traseros. Pero se lo agradezco no sé si hubiera tenido la fuerza de voluntad de salir de ese recuerdo.