Isabella está rota, sin rumbo en un duro proceso sin Dylan, su gran amor, pero su historia se llenó de nubes grises. Sus destinos iban en caminos separados.
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Isabella Gotti llevaba la vida modelo de una joven estudiante de diseño en indumentaria e...
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Dos años después...
Salgo de la entrevista con la seguridad que me caracteriza, pero con cierto temor después de todo este sería mi primer trabajo luego de haber estado casi un año y medio trabajando como pasante para una de las mejores revistas de moda de Nueva York. Ahora si trabajaría realmente en lo que me había especializado en la universidad, el diseño de modas, si es que en verdad obtenía el puesto por el que me estaba postulando. Fuera del edificio me estaba esperando James, hace tres meses nos mudamos juntos a nuestro primer departamento y se siente como una luna de miel. Es decir, aún no tenemos todo y seguimos comiendo sentados en el suelo, pero lo importante es que estábamos juntos, poco a poco iremos comprando muebles y no queríamos recibir ayuda de nuestros padres. Nos estábamos lanzando al agua como personas independientes y por el momento ninguno siente la necesidad de volver con sus padres.
—¿Cómo te fue preciosa? —me pregunta mientras me abre la puerta del auto no sin antes recibir un beso de mi parte en sus labios. Entró dentro del auto esperando a que él se subiera y contarle sobre la entrevista, realmente estaba muy nerviosa.
—Me fue bien realmente aplique todo lo que me dijo mi padre y deje una buena impresión con mi currículum además de las respuestas que di fueron las acertadas —abrochando mi cinturón mire a James que estaba haciendo lo mismo, pero sé que me estaba prestando atención. Esta era una oportunidad única, el trabajar de lo que amo y encima conocer lo que es este mundo en el que me estaba metiendo realmente me tiene extasiada de comenzar.
—Tu trabajo es increíble, no tengo dudas de que te elijan —contesta él encendiendo el motor del auto comenzando nuestra marcha, iríamos de regreso al apartamento no teníamos nada planeado para hacer hoy y tenía muchas ganas de tirarme en la cama y ver series desde la computadora. Desde hacía tres días que era un manojo de nervios apenas comía por tener el estómago cerrado y me la pasaba practicando mi entrevista frente al pequeño espejo de nuestro baño. Pedí ayuda a mi padre para preparar la entrevista y mi curriculum, él me repitió más de una vez que no me pusiera nerviosa que todo iría bien si demostraba que estaba segura.
—Grazie mille, principe azzurro¹ —le contesto en italiano, lengua que James aún no entendía, pero dominaba algunas palabras y el español ya lo dominaba mejor. Con un poco más de prácticas él logrará hablarlo fluido sin tener tan marcado su acento americano que en más de una ocasión me hizo reír al escucharlo decir algunas palabras. —Muero de hambre —soltando un largo suspiro miro a mi novio que sigue concentrado en el camino, cosa que me parece extraña porque siempre que le digo que tengo hambre él usa esto para comprar comida y comer juntos. No existe cosa que James adore más que la comida y si viene acompañado por mí es mejor.
—Podemos parar aquí y ver si encontramos algún carro de comidas por el parque —deteniendo el auto James apaga el motor y yo me muevo en mi asiento mirando por la ventanilla. El lugar es un gran parque de estilo japonés, con lindos árboles y preciosas decoraciones que los turistas y personas de la ciudad disfrutan. —Vamos principessa² —salimos del auto respirando la brisa natural del lugar, se siente la tranquilidad de este sitio a pesar de estar muy cerca de la ciudad.