¿Por Qué?

17 1 5
                                    

Otra vez sola, ya me había acostumbrado a la soledad, los niños se meten conmigo, es algo inhumano, me duele mucho que la gente no me tome en serio, que más da. Puede que algún día haga algo que, en fin.
-¿Donde estás?
Mierda, como pueden haberme encontrado tan rápido. Quizás si me escondo debajo de la cama de la enfermería...

-Henry, siento haberme ido antes en el instituto - me ruboruze evergonzada, el ya no me miraba severamente, su mirada era más bien cálida, eso hizo que me sintiese segura.
-No importa, todo el mundo hubiese relacionado igual o peor.
-¿Me permites una pregunta?
-¿Otra más? Claro que si
Ahí si que había conseguido pillar. Hacía tiempo que nadie me hacía una broma como esa. Me reí, era muy malo, sin embargo fue lo supiciente para que me alegrase el día.
-Dices que viste a una vieja en tus sueños(cosa que si no me hubiese pasado a mi también, me parecería muy perturbador) ¿no?
-Si, me explico todo. ¿A ti no?
Me pare a recordar mi... Conversación con aquella "dulce ancianita".
-Me intento matar-dije cortante. - dijo que quería mu cabeza,  mutilar mi cadáver hasta que sean un revoltijo de tripas y sangre. - todo lo dije con una tranquilidad la cual asustaba, y con cara de poker.
Dejé a Henry con una cara, que parecía un poema.
-Se hizo pasar por mi abuela, luego se transformó en una vieja, me sacó una foto. Dijo que era una traidora, que provocaría una anarquía. ¿Tu lo entiendes?
-Es el momento de que te cuente una antigua leyenda.
Que serio se volvió todo en un momento, aunque mejor dicho, que tenso se había vuelto todo desde que me clave el cuchillo en el brazo
-Hace mucho tiempo un antiguo dios huyó de sus responsabilidades y deseo morir. Tanto que separó su poder en 7 marcas: las marcas de la desesperación. Una joven y sabia hechicera del dios lo vio y por eso le encerró en una de las marcas que el creó. Desdicha, soledad, tristeza, rencor, nostalgia, traición y muerte. El hecho de poseer una de las marcas te hace estar muerto,no embejecer, no ser capaz de controlar la marca, volverte loco. Fin
No tenía palabras, y creo que no existían palabras capaces de decir lo que ahora mismo pienso
-Entonces... Esa vieja es...
-Si ella fue quien encerró al dios en tu marca, y quien reina en el mundo del dios, vamos que es la actual reina.
-Por eso me llamó traidora.
Sin embargo todo era rarisimo, pero...
-¡Pero un momento! ¿Si reunimos a las 7 marcas, no sería igual que imbocar a un dios?
-Ahora mismo tu tienes al dios, en tu cuerpo, pero no lo había pensado.
-En realidad... Me gustaría encontrar a  los otros 5 que quedan
Eso dejo a Henry asombrado, me ruborice un poco ante la cara de Henry, mi cara parecía un tomate.
-Piensa, eso podría acabar muy mal. ¿De verdad quieres arriesgarte a hacerlo?
-La gente... Antes o después morimos, y nosotros ya hemos perdido ese derecho, ¿no crees que los otros 5 deberían de saberlo.? Dejando aparte el hecho que estarán solos. Porque si están como estabas tú en clase, que se suicide todo lo que quieran, no podrán morir ni aunque realmente quieran.
Después de ese discurso, conseguí que Henry me aplaudiese, la Alegría de haber dicho eso, no tardo en llegar. Me salieron unas lágrimas de alegría, hacia mucho que no lloraba de alegría.
-Me alegro de que pienses así, porque, me dijeses lo que me dijeses iba a obligarte a aceptar.
Volvió a acerme reír, necesitaba a alguien como Henry, alguien que realmente supiese como hacerme reír incluso en los peores momentos.

-Aqui estás
-Déjame Raquel, para empezar ¿que te he hecho yo?
-Vivir, hazme el favor de no volver a decir mi nombre. Una mierda no tiene derecho a decir mi nombre
Su corazón estaba azul, eso significaba que estaba aburrida. Claro, ella era el juguete para divertirse, que gilipollas es Raquel. Sin embargo que puedo hacer yo. Nada, son cuatro contra uno. Sin embargo ahora solo estaba Raquel, y nadie más la podía ver. La miró fijamente a los ojos.
-Quiero que vallas a la fuente y te golpes con ella hasta que te abras la cabeza.
Y se fue, cuando miró por la ventana, vio a Raquel golpearse, hasta caer en el suelo desangrandose lentamente, una niña más pequeña que yo grito, al ver lo que pasaba, empeze a llorar. ¿Que había hecho? Podía habérselo dicho a algún profesor, había matado a una alumna. Iría a la cárcel, a un centro de menores. Soy muy joven para ya meterme en lio... Seguiré debajo de la cama, de aquel lúgubre lugar, llorando

La marca de la desesperación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora