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-Hoy es tu primer día, ¿Estas nerviosa?
-Un poco, ten en cuenta que el curso que empezó ayer
-No es culpa mía que enfermeras. Pero ¿Quieres ir aún estando enferma?
-Si no voy ya los demás me cojeran mucha ventaja. ¿Tu que harás?
-Pues iré mañana, hoy tengo que organizarme.
-Hermanito, eso se llaman escusas.
-Tal vez...¿Quieres que te acompañe?
-No, no hace falta. Tu tienes cosas que hacer y si me acompañas no te dará tiempo.
-No hace falta que te preocupes tanto por mi. Tendría que ser de al revés.
-Ya... En fin, voy tirando ya que no llego.
-Haz amigos y disfruta, adiós.
Valeria se despidió moviendo la mano, cerró la puerta, y se fue. Ha crecido tanto... Cualquiera diría que tiene 9 años. Pero ella entendía en la situación en la que estamos. Desde bien pequeños nos forzamos a sobrevivir en una sociedad que tiene todos los lujos que quieras. Si quieres una pizza solo la tienes que calentar en un microondas o un horno, si quieres una camiseta la pides por Amazon. Para que nosotros pudiésemos comer ,tuve que recurrir a darle mi comida a ella. El dinero... Ese es un problema pues ella necesita ropa, comida, medicina... La señora que me salvo cuando me dejaron, me enseño un camino del que ya no puedo salir. Para que Valeria pueda vivir me forzaron a meterme en un ejército del cual me escape. Mientras yo luchaba por sobrevivir ella podía acudir a un colegio, comer y ser feliz. Su vida es más importante que la mía, pero ella siempre se preocupa mucho por mi. A lo que tuve que huir. Para poder sobrevivir en la sociedad... Primero esa mujer fue la única que me ayudo
             Flashback
-Que... ¿Qué hacen aqui unos niños?
-No tenemos a dónde volver, a mi no me importa mi vida, pero por favor salva a mi hermana y déjame a mi morir.
-A mi me encantaría hacerme cargo de vosotros, tengo un hijo de más o menos tú edad y es imposible que tú solo puedas vivir.
-¿Se podría hacer cargo de al menos ella?
-No, en un futuro no tengo pensado sobrevivir. Pero puedo hacer algo por vosotros.
-¿Algo como que?
Saco una carta de un bolsillo de su cazadora
-Ve a las afueras a las 3 y media de la noche y cuando veas un bar de fachada roja entra y dale esto al tabernero.
-¿Que me hará?
-Si te metes en el ejército sobrevivireis ambos. Es muy difícil explicarle esto a un niño pero: allí te darán refugio, comida y salvación, a cambio de exigirte mucho, te obligarán a matar a pesar de ser solo un niño. Te meterás en guerras solo por los idalismos de tus superiores. Puede que mueras en el intento y tu hermana quede huérfana. ¿Quieres aún sabiendo esto ir?
-Solo quiero protegerla, y si eso es mi muerte que así sea. Pero ¿por qué nos ayudas?
-Cómo he dicho no planeo sobrevivir en este puto mundo mucho más, le he fallado a mi familia, y como veo que estas en las mismas que yo decido darte una forma en la que tu puedas vivir. Mi hijo... probablemente le mienta solo para matarlo e irme con el a allí arriba.
-¿Serias capaz de matar... A tu propio hijo?
-El ha nacido en medio de una gran mentira, yo trabajo de asesina, porque al igual que vosotros, no tenía en dónde caerme muerta. Os ayudo porque sois como yo. Yo hize lo mismo que tú, pero yo lo hice por que quería matar a todo aquel que me hiciese daño. Tu sin embargo, lo que quieres es proteger a tu hermana, lo cual es muy noble. Pero no es lo mejor. Un niño de tu edad nunca se plantearía ir al ejército.
-Un niño de mi edad tiene padres, que trabajan, les dan amor y no los abandonan. Lo más normal en estos casos sería ir a un horfanato, pero no quiero separarme de ella.
-Ten dinero, para comida y un reloj para cuando sea la hora ir.
-Debo irme, recuerda a las 3 y media de la noche.
Sin despedirme de la señora fui a por comida para Val. Después de eso, espere a que fuera la hora. Cuando llegue era un lugar un poco raro. Había mujeres semi desnudas en una barra , y hombres que les tiraban dinero, un olor a licores inundaba el lugar, hasta el punto de darme dolor de cabeza, fui a la barra y allí el tabernero me miró con una carta rara, al igual que todos los que estaban allí sentados.
-Tomé-dije dándole la carta al señor
-Así que eres tu el niño que Míriam me dijo. ¿En serio quieres entrar al ejército niño? Después no hay vuelta atrás.
-Si-dije firme. - pero por favor protejan a mi hermana.
-Entiendo. Con la condición de que cuando crezca también se aliste.
-Si señor.
-Hoy dormirás aquí, mañana irás al campo de entrenamiento. - Salió de la barra y me pateo el estómago, a lo que cai al suelo--no creas que tendré piedad de ti solo por ser un niño. Ahora levántate y di tu nombre
-A-Alejandro - dije poniéndome de pie, con un poco de sangre en mi boca
-Con firmeza
-Alejandro, señor Alejandro
-Así si. Ahora vete al cuarto de arriba a la derecha. Y no te preocupes por tu hermana, estara a salvo.
Mientra me tambaleaba, recibi otra parada, pero con más fuerza.
-No he recibido respuesta.
-Perdón señor, cof gracias señor, cof cof, si me disculpa iré a mi habitación señor.
-Ahora si, ve
Ande por el pasillo. De algunas habitaciones se oían gritos tanto masculinos y femeninos del tipo : no pares, no paaaaaares, me voy a correr sucia y asquerosa perra.
Ignorando eso subí a la que sería mi habitación. Había solo una cama  me tumbe y cerré mis ojos lentamente. Me mentalice de como sería mi nueva vida. Pero ni en mis peores pesadillas me imagine algo como lo que iba a pasarme
Como siempre no pude dormir, así que a las 5 de la mañana ya había hecho la cama y estaba sentado encima. A esa hora vino el tabernero a despertarme, se sorprendió de verme ya despierto, me dijo que lo acompañase. Me llevó a un autobús al cual cuando monte vi a unos hombres, todos mayores que yo. El Viaje no fue nada del otro mundo. Ninguno hablaba con nadie. Yo solo miraba por la ventana. Cuando llegamos vimos un campo de entrenamientos. El tabernero nos guió a una habitación donde había una silla. A todos nos toco el momento de sentarnos en ella y... Raparnos. Nos dio unos uniformes como de preso y fuimos al campo de entrenamiento.
-Os separare a todos en peso, altura y fuerza. Menos a ti. - dijo señalandome- vas a correr el campo entero 50 veces,sin pausa
-Si señor.
Fui a correr, era muy grande el campo, pero en esos momentos me acorde de Valeria. Ella lo pasará peor que yo si no hago esto. Las primeras 25 vueltas ya estaba cansadisimo. Pero algo en mi interior movía mis piernas. Quizás Valeria me apoyaba y me daba sus fuerzas. Cuando termine, pare y respire como si el mañana no exiesa, pero ahí no iba a terminar, el día acababa de empezar y ni serían las 6 y media.
-Lo siguiente 100 flexiones.
-Si señor.
(en fin paso de seguir escribiendo esto, básicamente estuvo haciendo flexiones, sentadillas, corrió, lanzamientos.)
-Ahora comerán y después dormirán, a las 5 ya en pie
Después de asentir y comer, en mi opinión algo riquísimo, fui a la puerta de el sargento Rugoft, toque y entre
-Señor, gracias por permitirme entrar. Verá, padezco de inmsonio, por eso le pido que me de ejercicios extra para hacerlos en las noches.
-De acuerdo.
-Señor, ¿podría ver a Val?
-10 minutos. Después te espero en la pista y no llegues tarde.
-Si señor, muchas gracias señor.
Me llevo a la habitación donde estaba. Estaba dormida en la cuna. Parecía tan frágil...
-A... Le... Hemanto.
Debía dejarla dormir. Sin perder tiempo fui a la pista.
-Lo que harás por las noches será mejorar tus marcas.
-Se que es muy estúpido de mi parte preguntar señor, ¿pero que significa eso?
-Te cronometrare y me diré todo lo que hagas, si no mejoras te he haré a patadas de aquí y mataré os a tu hermana, ¿queda claro?
-Si, señor si.
-Lo primero, 25 vueltas enteras.
Comencé a correr todo lo que mi cuerpo podía, sin agotar e al principio, pero sin ir lento cual tortuga.
-3'97, no está mal, teniendo en cuenta tu edad. Ahora 75 flexiones.
(Me da mucha pereza, además de sueño seguir escribiendo esto así que lo mismo de antes)

La marca de la desesperación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora