Apuñalada y atrapada

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Cuando llegue a la casa de chinty, lo primero que hize fue darme una ducha, a ella no le importó,me dijo que mientras cocinaria la cena.
Fui poco a poco quitándome la ropa, dejé que el agua fría me empapase. Sentí que mis preocupaciones se iban, pero, todo eso era una gran mentira. Sabía que era inútil pensar que me liberaría de todo esto, pero quería engañarme, al menos durante unos minutos. Comenze a enjabonarme al poco tiempo abrí el grifo y solté un suspiro. Cerré el grifo con el pensamiento "quiero saber más"
Me vestí con una ropa que me dejó chinty, creo que me dijo que su prima Emna se la regalo para cuando fuese más mayor, en realidad era ropa maravillosa. Un vestido blanco sin mangas, con los bordes dorados, unas botas altas negras y una diadema del mismo color. Decidí no secarme el pelo. Al salir me encontré a chinty sentada en un sillón de espaldas a la puerta.
-La cena estará lista de 5 minutos.
-OK, ¿que ves?
-La que se avecina.
-Genial, ¿te importa si voy colocando las cosas?
-No te molestes, ya lo hago yo, pero si abres la puerta de mi izquierda.
-Claro...
Al abrirla, un desfile de platos y vasos se pasearon delante de mi, llegando a la mesa, escepto un vaso que fue a parar a la mano de cinthy. Al cogerlo, se levanto y se puso detrás de mi. Iría al baño, no me debía de preocupar, hasta que... Crack, sentí algo puntiagudo en mi garganta.
-No te muevas., o te traigas los cristales.
-¿Qué coño estas haciendo?
-¿Dime Eva, de quien eres hermana?
-¿Qué ?
-¿De Mar, de Luke, de Mathew?
-De nadie, soy la hermana menor de mi hermano.
-No soy tonta. Eres como el resto... Quieres simplemente hacerme daño, no he de fiarme de nadie.
-Fiate de mi.
-No, ahora mismo, no quiero fiarme de ti. Pero tengo curiosidad sobre el cambio de aspecto de antes.
-Chinthia. Ya sabes que es mi poder de marcada, al igual que tus poderes mentales.
-No quiero, siempre me han traicionado,, primero Raquel, después mis otros amigos... No pienso caer otra vez.
-Esta bien. Hacemos un trato, te entrego algo de mi, algo importante.
-¿a cambio de que?
-Lo que tu quieras.
-¿Como?
-Quieres cobrar venganza, lo haré por ti.
-Acepto. - saco de un bolsillo una pequeña lista. - mata a todas estas personas. Después confiare en ti. Pero lo que cojere de ti son los recuerdos de Henry.
-Esta... Bien - puso sus manos en mi cabeza--ahora vete.
No se que me ha quitado. Pero ahora lo importante es matar a estas personitas. La primera era Anie. Según ponía en la hoja vivía en la calle de al lado. Cruce la calle y saque un cuchillo que había cojido de la casa de chinty. Toque el timbre y salió una niña de 10 años más o menos.
-¿Quién eres tú?
-Alguien a quien odiaras.
Con un rápido movimiento, le clave en el cuello el cuchillo, provocando así que muriese rápidamente. Entre y vi que había un telar, me sorprendí que todavía hubiesen telares. Pero vi que cerca de allí habían unas tijeras, afiladas. Las coji, y saque una foto, salí y me dirigí a la siguiente casa, era muy divertido tarde poco en matar a las personas, pero no quería que me descubrieran lo que hize fue cambiar de físico, y cuando tomase las fotos volver a mi yo normal. Cuando volví a la casa de chinty, me esperaba, con una sonrisa.
-¿Lo has hecho?
-Claro, quiero que confíes en mi. Ahora dime, ¿lo he hecho bien?
-Genial. Ahora te devolveré lo que es tuyo. - volvió a poner sus manos en mi cabeza y... No sentí nada así que esta bien. - confío en ti porque has matado a mis acosadores. Siento haberte obligado a hacerlo, pero ahora la única que lo recuerda eres tu, así que...
Me clavo el vaso roto de antes en la garganta. Cerré los ojos y sentí una punzada, pero... Estaba bien, quizás me costaría hablar pero estoy bien
-Cof cof, ¿a qué ha venido eso.?
-¿Por qué no estás muerta?
-Soy inmortal, y tu también.
-Entonces decías la verdad... Lo siento
-No te preocupes, yo fui más drástica cuando me entere.
-¿Qué... Hiciste?
-Me apuñale con un cuchillo el brazo.
-De verdad lo siento. Pero me has hecho un gran favor. ¿Te puedo pedir otro?
-Depende, ¿es algo demasiado... Demasiado?
-¿Me puedo ir a vivir contigo?
-¿Que?
Eso me pillo por sorpresa, puesto que me había mandado a matar a sus enemigos y luego me había querido matar.
-¿como lo harías?
-Solo le quitaré los recuerdos a mis padres y modificarselos a los tuyos.
-Por mi esta bien... Pero
-Genial, hoy dormimos aquí y mañana lo hacemos.
No quería discutir así que coji un trozo de la pizza que había pedido para cenar y me fui a dormir. Tenía una cama en la habitación de invitados, pero yo simplemente coji la almohada y me tumbe en el suelo. No sin antes ponerme una alarma en el móvil para despertarme.
-a, Eva, Eva...
-¿Donde estoy?
-En casa, donde si no
-¿Car... Los?
-Si. ¡Se que eres tontita, pero no tanto!
-¡Carlos! - grite lanzandome a su pecho.
-¡O-oye, ¿que h-haces?!
-Solo prométeme que no me dejaras. Solo prométemelo.
-C-claro, pero deja de abrazarme así, no puedo respirar.
-Perdona. No quiero que te vallas.
-Mira Eva tu y yo siempre estaremos juntos. Te lo prometo.
-Es una lástima que no haya sido así. ¿No crees Eva?
-¿quien habla?
-¿eso debería decirlo yo? Con quien.
-Con nadie... No pasa nada.
-Que rara estas, en fin, vamos a cenar
Carlos me coguio de la muñeca y nos fuimos a sentarnos. Allí estaba padre.
-Buenas noches hijos.
-Buenas padre. - dijo Carlos.
-Hola....- dije malhumorada
Me senté y comí sin dirigirle palabra alguna a padre ni a Carlos. Cuando acabe de comer lleve los platos a la cocina y los fregue. Al verme Max se horrorizo. Me dijo que ese era su trabajo y me hecho casi a patadas de la cocina. Papá y Carlos estaban comiéndose el postre, del cual yo decidi no comer. Subí a mi cuarto, y vi mi fragmento de espejo. Allí estaba el. Con su cabello castaño, ojos rojos, y pequeños colmillos. Por desgracia solo le veía la cara.
-Anthony, cuanto tiempo que no te veía.
-Creo que si. Es más creo que vuelves a tener 11 años.
- No jodas no quiero volver a cuando tenía 11 años, no quiero que eso se repita...
-Mira tu brazo. No tienes nada. Ahora que sabes todo. No tengo que explicarte nada. Salvo una cosa.
-¿El que?
-Que, al estar dentro de ti, puedo salir cuando quiera. Tranquila, no le haré daño a tu familia, pero... Uno de los sirvientes de Leia... Me va a obligar a salir del espejo y  poserte por primera vez. Y eso quiere decir que... No podré detenerlo.
-Pero... Carlos... No quiero perderlo de nuevo. No podría permitírmelo.
-En realidad Eva, esto es más bien, como la primera vez que paso, puesto que no estás marcada.
-Puedo evitarlo, ¿no?
-La luna me afectará igual. Y aunque te nieges a admitirlo odias a tu padre.
-¡Claro que le odio! El enveneno a mamá.
-Pues ese odio, es el que te va hacer matar a todos. Yo solo lo amplificar, y... Eso quiere decir que eso matará a todos los hombres de la casa
-Pero... ¿Cuanto tiempo me queda? - dije resignada
-Dentro de dos días será luna. Nuestra primera luna nueva. Se que no te hace ilusión, a mi me la hace salir sin embargo no podré no matar, pero esta vez intentaré no hacerle daño a Carlos.
-Algo es mejor que nada. Pero te lo agradezco, y mucho.
-No lo hagas, ten en cuenta que puedo matarlo
-Dejemos ese tema que me deprimo, cuéntame otra de tus historias.
-Hoy te contaré como me salieron mis ojos rojos: todos los dioses tienen algo en común, tienen un ojo de un color aleatoria y el otro ojo de color gris. Lo que les hace incapaces de ver los colores por un ojo y por el otro, depende de que tipo de dios seas, a ti eso también te pasará, pero a diferencia de ellos tu tendrás uno dorado y otro plateado.
-¿Por qué?
-Verás, por un ojo verás los colores y podrás ver a través de las cosas, y con el otro, no verás color alguno, pero podrás ver el color de su interior, y dependiendo de que color tenga, son enemigos o no.
-Así que tengo más poderes aparte del de cambiar mi apariencia.
-Eres la reencarnación de un dios, puede que tengas algún que otro más - eso hizo que se me iluminas en los ojos -Sigo:yo he tenido los ojos rojos, sin embargo el día que descubrí que tipo de dios era se me volvieron así.
-Tu eres el dios de la muerte, entonces yo soy la diosa de la muerte.
-Si, pero yo no quiero que lo seas, por eso vas a tener esos colores.
-Entonces ¿que don tendré de diosa?
-Vas a se la diosa de la vida.
-¿Eso no es un poco contradictorio?
-No existen dos dioses iguales, o al menos que tengan el mismo don.
-Pero eso solo lo sabemos los dioses legítimos. Leía no lo sabe, y quiere eliminarte por eso, si no sabe qué tu puedes ponerle orden al mundo
-Hablaré con ella.
-No, lo que tienes que hacer es matarla. No podrás obtener tu poder de diosa si no derrocas a la actual diosa.
-Si se supone que los dioses que no son legítimos no lo saben¿por qué me lo cuentas a mi, una diosa ilegítima?
-Eres una chica muy inteligente, sabrás utilizar esa información a tu favor, ¿me equivoco?
-No, pero no puedo evitar sentirme mal.
-Tranquila, lo único que tienes que hacer es no decile a nadie esto. Porque ni tú deberías saberlo. Deberíamos agradecerle a Leía, pero por supuesto ella no sabe nada, me he encargado de insonorizar esta conversacion
-Mejor nos vamos a dormir, tengo que aprovechar estos 2 días. Así que mañana madrugare.
Me fui a dormir, y al taparme, me acurruque con mi osito de peluche. No me puedo creer que me estén haciendo revivir este momento. ¿Leia me odia a mi, o a Anthony? Ella debe de saber que soy su reencarnación y me querrá matar, para matarle a él. Cuando me di cuenta, eran las 8 de la mañana. Salí de la cama de un salto y fui a la habitación contigua a la mía, Carlos todavía dormía. Me metí por el otro lado de la cama y le abrace, el me hacía feliz, a pesar de ser mi hermano mellizo me gustaba mucho, al fin y al cabo el es por decirlo de otra manera : somos la misma persona fraccionada en dos. Pero, yo estoy o mejor dicho, estaba enamorada de mi propia mitad. Me acerque a él y puse la cabeza en su pecho, me ruborice, sin embargo, al poco tiempo después se despertó, y al verme a mi se asustó, pero para que no gritase
-Cuando te quite la mano de la boca, no gritar as, ¿estamos?
El asintió, por lo que quite mi mano
-¿Qué haces en mi cama?
-¿No puedo estar con mi querido hermanito cuando es por la mañana,?-dije pícaramente.
-Estas muy rara, evita de mi corazón, vamos a desayunar.
-¡Siiiiiiii!

La marca de la desesperación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora