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Soy una asesina, soy una asesina, soy una asesina... ¿Que he hecho?. Mi llanto era ensordecedor, por suerte no había nadie en este pasillo, estaban con Raquel, la cual se desangra a lentamente y en silencio se acercaba a
su próximo destino : la muerte.
Despues de contarle a Eva esa leyenda, tan... Inquietante, me miró fijamente, tardé unos instantes en darme cuenta en que lo que quería que mirase no era su cara, sino su brazo. Lo mire y cuando lo hize... Me sorprendi, su brazo solo era un amasijo de tropezones de carne cuadriculados y del tamaño de una uña y sangre que parecia podrida. Era asqueroso en pocas palabras .
-¿Pero que demon...?
-Eso significa que otro marcado esta cerca.- respondí con calma
-¡¿Y a ti por qué no te pasa nada?!
-Lo que me pasa a mi es que no puedo reapirar, y aunque no esté vivo, me molesta.
Dejando... Lo que sea esto procedí a contarle a Eva todo lo que yo sabía :
-Nosotros tenemos más desarroyadas nuestras emociones, capacidaded y sentidos. Por lo cual somos una especie de "súper personas". Podemos usar un "poder" en nuestro beneficio
-¿Eso que quiere decir? - pregunto Eva curiosa, parecía que esta conversación le interesaba. Eso me pareció un poco siniestro. Mire su cara, no sabía si era de ilusión, decepción, o, alegría.
-Para resumir, es un poder que nos permite huir o "persuadir" a quien descubra nuestro pequeño secreto.
-¿?
-Yo puedo teletransportarne de su sitio a otro. Por eso pude entrar en tu casa para detenerte.
-¿Y a mi? ¿Yo que poder tengo?
-No lo sé, cada marcado es distinto.
Eva puso un puchero, era tan adorable, ¿por qué pensaba en eso ahora? Mis mejillas habían estado ardiendo desde el primer momento en que la vi y, mi corazón latía tan rápido que parecía que iba a salirme del pecho y iba a correr una maratón. Antes de darme cuenta sonrió dulcemente, eso le hacía más adorable que antes. Pero... Este no era momento para hecer eso.
-Hay un modo de descubrir cual es.
Salto como un resorte al de ir eso. Al parecer la emoción le embargo.
-¿Donde hay un espejo de cuerpo entero?
-En mi cuarto, acompáñame.
La seguí por ese pasillo que parecía infinito, abrió la puerta de su cuarto. Comenzó a ponerme nervioso, note como mis manos empezaron a sudar, era la primera vez que entraba en el cuarto de una chica, sin contar con mis hermanas.
Era pequeño, pero Eva había sabido aprovechar bien el espacio. Su armario estaba en la parte más cerca de la puerta. Lo abrió, la coloque delante de él y le dije :
-Mira fijamente el reflejo de él espejo. Y si notas algún cambio, pues... Ese es tu poder.
Miró fijamente el espejo. Aunque quisiese negarlo, la curiosidad me corroia, yo podía teletransportarne, ¿cual tendría ella?
A los pocos segundos de mirar el reflejo, me miró a los ojos con felicidad. Aunque, en sus ojos había algo raro y a la vez un poco espeluznante. Tenía un ojo rojo y oto verde esmeralda. Su pelo largo, ondulado y castaño, era ahora de un rojizo tenue corto.
-¿Que coño?
-Ese debe ser mi poder, puedo cambiar mi apariencia física, ¡que guay!
Guay no sería la palabra que yo definiría, sin embargo, podría ser de mucha ayuda. Me resigne a darle una falsa respuesta.
-Tienes razón, pero por favor, vuelve a tu forma normal. Es muy raro mirarle a la cara a alguien que tiene un ojo rojo y otro verde. 
Me hizo caso, volvió a su forma normal, aunque de la otra forma también era adorable. Aunque en ese momento caí.
-¡El marcado!
-Ostia es cierto, voy yo, no sé porque me siento muy motivada.
Se la  veía muy ilusionada, quien era yo para negarme.
-Vale, pero primero dame tu número de teléfono para poder hablar contigo. Así cuando encontremos a los demás hecer un grupo
-OK, apunta.
Nada más terminar, salió corriendo, cerrando la puerta con un gran estruendo tras de sí. No se porque, me entraron ganas de registrale el cuarto a Eva. Sabia que eso estaba mal, pero... No pude evitar fijarme en un cuaderno que estaba en el escritorio. Al final mi curiosidad venció a la razón, abrí el cuaderno, había escrito historias, también habían dibujos de ojo que lloraban o miraban fijamente  frente. Era un poco raro, habían 2 frases que se repetía mucho: ¿Y Carlos? ¿Por qué me abandonais?
-¿Quién es Carlos? - dije en voz alta, el eco resonó por toda la casa, saque mi móvil y le saque una foto al cuaderno entero, ya no lo hacía por curiosidad sino por preocupación. Había escrito con una tinta tan roja, que parecía sangre, una frase de death Note : los nombres de los humanos que estén escritos aquí morirán. Debajo había una lista que parecía inagotable llena de nombres y muertes, había un nombre : Cristina Domínguez , causa de la muerte quemada por fumar. O Alberto Sevilla, atropellado.
Pensé en un lugar tranquilo, cerré los ojos y llegué allí, fui a un parque de atracciones del pueblo de al lado. Alli fue donde perdí a mamá y donde yo morí, después de ese accidente lo cerraron, pero por algún extraño motivo, no lo desmontaron. Se metió en las tazas giratorias. Miró las fotos, la mayoría de las muertes eran de chicos, Álvaro, Rafa, Miguel, Ignacio. Sin embargo cuando dejó de mirar vio a alguien que le observaba, al percatarse de la presencia salió corriendo, dejando caer folios y un anillo en forma de interrogación.


La marca de la desesperación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora