3. Nuevas Reglas

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Como todos los últimos días. Sam se levantó a las 8 de la mañana, revisó su goodnite y con un suspiro y los ojos llorosos, se percató de una vez más, despertaba mojado. Su hermana ya se había despertado, por lo que sin hacer escándalo, decidió levantarse e ir al baño para cambiarse. Caminó por el pasillo con los pies descalzos, tan rápido y sigilosamente como pudo se introdujo al baño, donde había dejado su ropa interior la noche anterior.


Se quitó el goodnite mojado y lo tiró a la basura. Se metió a bañar y en poco tiempo salió fresco y limpio. No tardó en darse cuenta de que todo estaba muy silencioso, hasta que al avanzar por el pasillo, hasta la sala, pudo ver que la televisión estaba sintonizada en un canal infantil y su hermana parecía estar molestando.


Nos miró por la espalda, ignorando lo que pasaba realmente, hasta que al acercarse, aun solo en una playera y ropa interior. Vio a su hermana de 9 años con un plato de cereal en la mano, dando de comer a su primo de 18, vestido como todo un bebé gigante.


No tuvo que decir nada, su rostro de asombro me lo dijo todo. Parecía que estaba viendo a una jirafa morada con alas. Y no era para menos, yo solo vestía con mi Onisie de una pieza, con diseños de planetas y se podía ver claramente el enorme pañal que lavaba. Que a este punto estaba a nada de reventar, si no es que ya lo había hecho, pero al menos eso era medianamente controlable gracias a mis plasticpants. Llevaba también uno de mis baberos al cuello.


Bueno, yo ya se los he dicho, ayer tuve una buena sesión de fotos y estaba seguro que estaban siendo un éxito en Instagram... Pero mi prima también había tenido una buena sesión de fotos conmigo, mientras entraba en mi habitación y me veía con todo mi atuendo ABDL.


—¡Pensé que nunca despertarías, Sam! —dijo Clara con un rostro sonriente. —¡Quería que supieras que yo he ganado!

—¡¡¿QUÉ?!! ¿Qué le hiciste a Eric?

—Yo no le he hecho nada. El ya estaba así, con todo y sus pañalotes mojados.

Me enfurecí y me levanté del sofá, mirando a Sam aun incrédulo con un rostro lleno de furia.

—¡Ella hizo trampa, Sam!

—¿Trampa yo? Pero si tu pusiste las reglas, primito bebé. Yo no me he mojado en los 3 dias de la prueba. Sam se mojó ayer y hoy, y bueno. Tu... no hace falta decirlo.

—Pero ahora lo entiendo todo. Desde ayer, has estado yendo a mi habitación, esperando que yo estuviese mojado. ¡Sé que le puse seguro a mi habitación! Y a pesar de eso entraste. Encontraste la llave...

—¿Y eso qué? —dijo Clara con cara de superioridad.

—Que desde ayer, entraste a mi habitación, para hacerme lo mismo que has hecho con Sam. Intentaste meter mi mano en agua tibia, ¿no es así? Te ha funcionado bien con Sam, pero no conmigo.

Sam se quedó de piedra, mirando a Clara.

—¿Es cierto eso, Clara? —preguntó el niño.

—¿Y si lo es, qué importa? Al final Sam perdió por si mismo. Amaneció con ese pañalote mojado. ¡Es un bebé!

—Se supone que mi cuarto estaba cerrado y tu no...

—¿No debía entrar? Aproveché el otro día que estuvieron jugando videojuegos para buscar la llave. No era justo que tu pudieras levantarte para cambiarte por un pañal seco. Debía asegurarme.

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