Sorpresas

1.1K 83 14
                                    


SERÁS MI MUERTE

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

-.-.-.-.-.-

-.-.-.-.-.-

8.- Sorpresas

Tarde esa noche, Bulma golpeó levemente en la puerta del Saiyajin. Había mirado por la ventana momentos antes para darle un vistazo a la cámara de gravedad, y fue claro que no estaba siendo utilizada. Ansiosamente, la había estado mirando de cerca, decidiendo saltarse el viaje de compras que había planeado solo para monitorear los ajustes del simulador de gravedad mientras Vegeta entrenaba. Para su sorpresa, no pasó de 300 veces la gravedad de La Tierra en toda la noche.

Bulma ahora escuchaba al otro lado de la puerta, y vagamente podía escuchar la ducha abierta en su baño privado. Movió lo que estaba cargando y abrió la puerta usando su mano buena, tranquilamente maldijo su cabestrillo.

Tal vez me robe una semilla del ermitaño, pensó mientras entraba en su habitación, encendiendo las luces. Lo había dejado escoger cualquier habitación que quisiera en su espaciosa residencia, y había elegido la habitación de huéspedes más pequeña con menos muebles, con un baño privado adjunto. Todo lo que tenía en su habitación era una cama, un escritorio sencillo y silla, un vestidor, y una mesita de noche con un reloj y una lámpara. Su dormitorio en la universidad había sido más espacioso que su habitación. En el rincón estaban su armadura, guantes y botas, con sus zapatos deportivos no muy lejos, sus shorts sobre ellos.

Bulma depositó lo que cargaba en su cama, y estuvo a punto de irse cuando vio algo en el escritorio que parecía fuera de lugar. Curiosa, se acercó y miró la libreta que yacía ahí. Estaba abierta, con una pluma metida en el espiral. Pensando que debió haberla olvidado ahí antes de que Vegeta tomara esta habitación como suya, se preguntó por qué no la había devuelto—o en su caso, por qué no la había tirado.

Obtuvo su respuesta cuando levantó la libreta, sus ojos se abrieron. Esta no era su caligrafía—no, la caligrafía que estaba mirando era, tal vez, la letra más elegante que hubiese visto, y hacía ver la suya como infantil en comparación.

Bulma estaba tan fascinada por su descubrimiento, que no escuchó el agua detenerse en la ducha mientras hojeaba la libreta. Habían páginas llenas con bocetos extremadamente detallados de anatomía, con partes del cuerpo apropiadamente etiquetadas, notas debajo de cada parte del cuerpo sobre qué tipo de ataque causaría el mayor daño más rápido. Estaba sorprendida por lo elegante que era su caligrafía, casi derribada por el análisis que venía con la escritura. Vegeta había hecho notas claras en exactamente cuántas libras de fuerza tomaría fracturar y romper prácticamente cada hueso en el cuerpo. Tenía ángulos bocetados para un máximo impacto, reducidos a una fracción de grado.

Después de esas páginas siguieron páginas y páginas de trayectorias bocetadas para ondas de energía, con cálculos de amplitudes, distancia, tiempo, velocidad...

Y para su asombro, ningún cálculo estaba equivocado.

Finalmente, en la última página, subrayado pocas veces, había un simple conteo.

Faltan 22 meses, 14 días, 13 horas, 23 minutos.

"Esto podría ser constituido como una invasión a la privacidad, sabes," dijo una profunda voz desde su lado.

Bulma saltó, asustada, su corazón palpitaba fuerte mientras se giraba para mirar a Vegeta. Un profundo sonrojo coloreó su rostro por haberla atrapado husmeando en sus cosas. Para empeorar las cosas, estaba apoyando su hombro contra el borde del marco de la puerta que conducía al baño, un pie cruzado sobre el otro, desnudo salvo por una toalla blanca atada muy sueltamente alrededor de su cintura. Aún había agua brillando en su cabello y goteando por su cuerpo perfectamente esculpido, y se encontró incapaz de pensar, mucho menos responder mientras sus ojos asimilaban su magnífica forma.

SERÁS MI MUERTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora