Compensación

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SERÁS MI MUERTE

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

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6.- Compensación

Vegeta no podía quitársela de encima.

La vista de lágrimas brillando en sus brillantes ojos azules simplemente no lo dejaba.

Un mes había pasado desde el incidente de la cámara de gravedad, y la mujer había permanecido fiel a su palabra. El príncipe no la había visto pasar. Se iba de compras o con su débil novio cuando terminaba su entrenamiento del día, y se ocupaba en su laboratorio cuando entraba para comer.

Su evitación le molestaba, y ese simple hecho le molestaba porque no debería molestarlo. Después de todo, él había sido quien demandara que lo dejara en paz. Finalmente ella había obedecido. Le había dado lo que más deseaba: paz y tranquilidad. Debería estar aliviado, incluso exaltado. Y tal vez lo habría estado, si no fuera por esas lágrimas...

Esas malditas lágrimas.

La imagen lo perturbaba; era tan... tan anormal.

Las lágrimas no le quedaban a la mujer. Vegeta prefería el fuego en sus ojos cuando discutía con él. Sus ojos eran tan vivos cuando estaba molesta. Una pequeña parte de él disfrutaba una confrontación solo por ver sus ojos destellar y volver a la vida. Pero esas lágrimas hicieron lo opuesto; extinguieron el fuego e hicieron sus ojos apagados y vacíos, dos océanos sin vida en vez del enfurecido fuego que debían ser.

Pero aun peor que la imagen de sus ojos llenos con lágrimas, era el conocimiento de que él era responsable por el cambio en primer lugar.

Y sin importar lo duro que entrenara, sin importar cuánto tratara de disfrutar su recién encontrada paz y tranquilidad, sin importar lo mucho que intentara ignorar lo que había pasado, saber que él había infligido dolor en la única persona en existencia que le había mostrado una onza de genuina amabilidad hacía que el Príncipe Saiyajin se sintiera más culpable de lo que admitiría.

Y todos los días, era más y más difícil reprimir el sentimiento.

Qué demonios pasa conmigo? Pensó Vegeta, gruñendo impacientemente mientras marchaba arriba hacia la habitación de huéspedes que era su habitación. Él era un guerrero élite, el Príncipe de los Saiyajin, el peleador más fiero en todo el universo. Había reducido incontables adversarios en el universo a las lágrimas, muchas veces, antes de matarlos sin piedad. Por qué demonios esta mujer era diferente?

Porque en realidad se preocupa, respondió una profunda voz.

Vegeta frunció profundamente, entrando en silencio a su habitación. No importaba más. La mujer ahora no quería nada con él. Y él no iba a correr a ella como un tonto, rogando su perdón. Él nunca, jamás le pediría a un alma en toda su vida por su perdón, y no iba a comenzar ahora.

Resopló tranquilamente sentándose en el borde de su cama. Buen viaje, pensó amargamente removiendo sus zapatos deportivos de la Corporación Cápsula. La mujer de alguna manera lo hacía débil, lo hacía capaz de sentir emociones estúpidas y triviales. Era mejor así, estar lejos de ella, razonó mientras se recostaba encima de las cobijas. Cruzando sus brazos detrás de su cabeza, el príncipe relajó su cuerpo y miró al techo de su habitación. Con más esfuerzo de lo que debería tomarle, se deshizo de todos los pensamientos de la heredera de cabello azul. Después de unos minutos, su entrenamiento del día comenzó a alcanzarlo. Cerró sus ojos, dejando que el sueño llegara finalmente.

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