Adicción

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SERÁS MI MUERTE

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

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14.- Adicción

No era espiar.

Simplemente estaba observando.

Silenciosamente Vegeta se agachó en el balcón de Bulma afuera de su habitación, fuera de vista. Se acercó a la puerta abierta, escuchando atentamente mientras Bulma se movía por su habitación. Mientras le servía a Freezer, le había enseñado que la información siempre era la primera defensa contra un nuevo enemigo. Entre más supiera sobre un enemigo, más inteligente y mortal podía ser su ataque. Aquí estaba adoptando una mentalidad similar, incluso llegar tan lejos como vestirse en su armadura Saiyajin, como si se dirigiera a la batalla. Ante una completa pérdida de cómo tratar con esta mujer, el príncipe estaba haciendo lo único que sabía cómo hacer: aprender tanto como pudiera de ella para poder descifrar con qué estaba tratando.

Siempre observador de sus alrededores, Vegeta ahora era bien consciente de lo que Bulma había hecho por él la noche anterior. La mujer estaba evocando sin esfuerzo un remolino de emociones dentro de él que no tenía idea de cómo tratar con eso. Le enervaba darse cuenta que lo que sea que fuera esto entre ellos, era más que lujuria. Él había sido... gentil con ella. Una mirada de disgusto cubrió su rostro mientras pensaba en eso. Con cada otra mujer con la que había estado, prácticamente había sido violento; y aún no podía permitirse de causarle a Bulma algún tipo de dolor físico. Era tan diferente de él, y no sabía qué hacer con eso.

Era su desinteresada amabilidad hacia él, lo que más lo confundía. Por más que lo intentaba, Vegeta no podía poner su mente en ello. No le había dado nada para ganarse tal amabilidad de ella. Frunció ante la idea de que pudiera haber tenido razón sobre Bulma después de todo. Tal vez ella era diferente... tal vez ella podía ver más allá de su malvado pasado...

Pero por qué?

Y más importantemente, qué demonios se supone que haría sobre eso?

Finalmente, la escuchó irse. Vegeta le dio unos momentos para alejarse antes de dejarse entrar tranquilamente. Tan pronto como entró, el olor en la habitación lo dejó sin aliento. Su aroma era tan concentrado ahí en su habitación que apenas podía pensar. El príncipe cruzó sus brazos sobre su pecho e instintivamente analizó sus nuevos alrededores.

La habitación de Bulma era al menos tres veces el tamaño de la suya. Las paredes eran púrpura, así como las sábanas y las cobijas. Tenía cuatro almohadas, lo cual lo confundía. Por qué alguien necesitaría cuatro almohadas? No era como si tuviese cuatro cabezas. Algo sobre esta mujer tenía sentido? Mirando alrededor, Vegeta frunció ante el desordenado estado de la habitación; habían libros, notas, ropa, y otra cosas que no reconoció regadas por todos lados en el piso. La mujer era una haragana. Cómo podía vivir en semejante desorden?

Siempre curioso, caminó hacia la cómoda en la habitación. Había un desorden de maquillaje y joyería encima, pero estaba más intrigado por el montón de fotos en el marco del espejo encima de la cómoda. Frunció ante una foto de ella con Kakarotto cuando eran más jóvenes. Estuvo medio tentado a hacer pedazos la foto, pero se contuvo. Ladeando su cabeza curioso, alcanzó con una enguantada mano y sacó otra foto, acercándola para examinarla. Había una pequeña niña vestida en una enorme bata blanca, una enorme sonrisa en su rostro con un par de dientes faltantes. Tenía flequillos que descolgaban en sus traviesos ojos azules. Vegeta sonrió un poco ante la foto. Incluso de niña, podía ver el fuego en ella.

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