Rendición

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SERÁS MI MUERTE

Por Niteryde

Traducido por Inuhanya

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15.- Rendición

Bulma se inclinó, examinando su reflejo buscando alguna imperfección. Tarareando para sí, alcanzó por su perfume favorito. Se había despertado de un humor excepcionalmente bueno, en parte gracias a un maravilloso sueño mostrando al guapo Príncipe Saiyajin viviendo en el complejo. Mariposas danzaban en su estómago ante la idea de Vegeta, una pequeña sonrisa se esbozaba en su rostro. Seguro, el hombre era un poco rudo al límite, y le molestaba tan fácilmente como respirar, pero aún había algo ahí entre ellos. Podía verlo cuando hacían contacto visual, y podía sentirlo cuando se besaban. Ahora la pregunta era, cómo podría hacérselo ver también?

Iba a ser una batalla cuesta arriba, Vegeta era tan orgulloso como ella, con un temperamento por rivalizar. Bulma sabía que tenía su trabajo hecho si quería que correspondiera a los sentimientos que rápidamente estaba desarrollando por él. Era digno de intentarlo. Sin esfuerzo estaba volviéndola loca, despertando un crudo deseo desde lo más profundo y que nunca había sabido que poseía. Y a pesar de lo que dijera, sabía que él al menos se sentía físicamente atraído a ella, si no más.

Eso era bueno... al menos, por ahora.

Bulma entró en la desocupada cocina un minuto después, sus ojos azules se desplazaron sobre el plato sin tocar de panqueques calientes y enmantequillados en la mesa. Mordió su labio, ya sabiendo para quién era. Con su madre fuera de vista, decidió que bien podría tomar ventaja de los ingredientes dejados en el mesón y hacerse algunos también. Entonces podría desayunar con su príncipe.

La idea de Vegeta como su príncipe hizo reír fuerte a Bulma; Kami, estaba actuando como una patética adolescente dolida y enamorada! Riendo para sí, Bulma encendió la estufa.

Mientras tanto, Vegeta estaba sentado en su cama, agachado y amarrando sus zapatos deportivos de la Corporación Cápsula cuando sintió a Bulma entrar en la cocina. Sin darse cuenta, comenzó a tirar más fuerte de sus lazos. Terminó y se enderezó, frunciendo y arrugando las sábanas a cada lado suyo. Simplemente esperaría hasta que abandonara la cocina para bajar y tomar su desayuno normal.

Cinco minutos después, se dio cuenta con espanto que no parecía que fuera a irse pronto. Mirando sobre su izquierda, miró por su ventana. Sí, sería muy fácil mandar al diablo el desayuno, y dirigirse directo a la cámara de gravedad. Sus instintos, los cuales raramente le fallaban, le decían evitar a toda costa a la mujer de cabello azul. La ventana estaba brindándole la necesaria ruta de escape.

Pero al intentarlo, el príncipe no pudo deshacerse de la sensación que sería huir. Y él no huía de nadie, mucho menos de una débil humana. No era un cobarde.

El orgullo ganó sobre los instintos.

Usando una camiseta negra sin mangas y un jean azul oscuro encima de sus shorts, Vegeta marchó hacia abajo, sus puños fuertemente apretados a sus costados. Su rostro mostraba una orgullosa determinación que solo podía lograr él. Sin importar lo que estuviera usando la condenada mujer, sin importar lo atractiva y deseable que luciera, no iba a rendirse ante ella de nuevo. Él era el Príncipe de los Saiyajin. Tenía estándares.

Ella no es nada sino una mujer indigna y patética. No es nada para mí. Ella es...

Sus pensamientos llegaron a un alto cuando finalmente entró en la cocina. Vegeta dio un paso y luego se detuvo, sus rasgos se relajaron en una atontada expresión mientras la miraba desde atrás. Estaba usando un vestido blanco con flores rosadas y azules. El vestido llegaba a medio muslo, y estaba remarcable y deliciosamente ajustado a su cuerpo perfecto. Sus oscuros ojos recorrieron sus piernas, la curva de sus caderas, su suave y ondulado cabello azul...

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