Capitulo 19

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 Narra Stiles...

« Será como si nunca hubiese existido », me había prometido.

Noté el suave suelo de madera en las rodillas y luego en las palmas de mis manos, y al fin, apretado contra la piel de mi mejilla. Esperaba poder desmayarme pero, para mi desgracia, no perdí la conciencia. Las oleadas de dolor, que apenas me habían rozado hasta ese momento, se alzaron y barrieron mi mente, hundiéndome con su fuerza. Y no salí a la superficie ni con el pasar del tiempo.

Octubre, Noviembre, Diciembre, Enero.

El tiempo pasa incluso aunque parezca imposible, incluso a pesar de que cada movimiento de la manecilla del reloj duela como el latido de la sangre al palpitar detrás de un cardenal. El tiempo transcurre de forma desigual, con saltos extraños y treguas insoportables, pero pasar, pasa. Incluso para mí.

Claudia pegó un puñetazo en la mesa.

— ¡Ya está bien, Stiles! Te voy a enviar a Beacon Hills.

Levanté la vista del bol de cereales —encima del cual había más que comida— y contemplé horrorizado a Claudia. No había atendido a la conversación, más bien, ni siquiera era consciente de que estuviéramos teniendo una, y no estaba muy seguro de lo que me decía.

—Que volver a Beacon no gracias —murmuré, confuso.

—Voy a enviarte con Jordan Parrish—aclaró ella.

Claudia me miró, exasperada, mientras yo intentaba comprender el sentido de sus palabras, con lentitud.

— ¿Qué quieres que haga? —vi cómo se crispaba su rostro.

Me sentí fatal. Mi comportamiento había sido irreprochable durante los últimos cuatro meses. Después de aquella primera semana, que ninguno de los dos mencionaba jamás, no había faltado un solo día a la escuela. Mis notas eran magníficas. Nunca había roto el toque de queda, aunque no había ningún toque de queda que romper si se tenía en cuenta que no salía a ninguna parte y eran raras las ocasiones en que trabajaba en el colegio fuera de mi horario.

Claudia me contempló con cara de pocos amigos.

—Es que no haces nada. Ése es el problema. Que nunca haces nada.

— ¿Acaso quieres que me meta en problemas? —le pregunté al tiempo que alzaba las cejas con perplejidad. Hice un esfuerzo para prestar atención, pero no era fácil. Estaba tan acostumbrado a mantenerme aparte de todo que mis oídos se aturullaban.

— ¡Tener problemas sería mejor que... arrastrarse de un lado para otro todo el tiempo!

El comentario me dolió un poco. Me había esforzado en evitar cualquier manifestación de tristeza, y eso incluía lo de no arrastrarse.

—No me arrastro.

—Palabra equivocada —concedió de mala gana—. Arrastrarse sería mucho mejor, porque ya sería hacer algo... Es sólo que estás... sin vida, Stiles. Quizá ésa sea la expresión adecuada.

Esta vez la acusación dio en el blanco. Suspiré e intenté imprimir una cierta animación a mi respuesta.

—Lo siento, mamá —mi disculpa sonó algo inexpresiva, incluso para mí.

Pensaba que estaba consiguiendo engañarle. El único motivo de aquel intento era evitar que Claudia sufriera. Era deprimente descubrir que el esfuerzo había sido en vano.

—No quiero que te disculpes.

Suspiré.

—Entonces, dime qué quieres que haga.

JUNTO A TI [STEREK] |LIBRO I|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora