Dos Terrones De Azúcar No Es Bueno Para Un Chico Hiperactivo

15: Perdido.

Peter Hale.

Ya hacían varios días que Derek se había fugado del pueblo. Y me molesta mucho la actitud inmadura y egoísta que está teniendo, pero a la vez preocupado por muchas cosas: Stiles nuevamente está acumulando horas de sueño. Traté de hacer que duerma, pero no logro hacer que se relaje, esta pendiente de mi querido sobrino.

Y eso es algo fastidioso...

Ya era el tercer día sin la callada presencia del Alfa Hale. Scott, está al tanto de la situación, (queda claro que no le digimos que fue lo que hizo que Derek escapara), pero qué si se enteraba de algo nos tendría al tanto. De la misma forma toda la manada fue actualizada.
Como había dicho, esa tarde Stiles no descansó, ni un poco. Sus medicinas empezaban a escasear, al igual que el café.

—Nuevamente no hay café, cariño.— le digo desde el umbral de la puerta que divide el living de la cocina.

—...No. Deberías comprar más.— dice desde el sofá, dónde está recostado, mirando al techo. De manera obvia me acerco a él y lo huelo, claro mensaje de que su aroma no ocultaba ni un poco la cantidad de cafeína que estaba teniendo su sistema. Él solo hace una mueca de resentimiento.
Pero aparte del café, también puedo percibir su tristeza, preocupación, cansancio y el estrés. Sin mucho esfuerzo, tomo posesión de su cabeza para poder sentarme, y dicho acto seguido es volver a acomodarlo sobre mi regazo; mis manos viajan por sus cabellos, masajeando aquella máquina de ideas y pensamientos acelerados. Su ansiedad lo mataría sino deja de pensar por un rato en Derek.

—Tranquilo pequeño, ya aparecerá el lobo feroz.— le menciono suave al aire; pega un pequeño salto ante las posibles condiciones en las que podría llegar el Alfa, no tanto como físicas, porque no volvería lastimado, pero si nos preocupaba, inclusive a mí y lo admito, de como volvería psicológicamente. —¿En qué estás pensando, Sti?— le pregunto ahora más suave.

—Seguro esta enojado conmigo, no debí ni siquiera pensar en tratar de darle una oportunidad a los dos a la vez. ¿Por qué no simplemente elegí a uno de una a por todas?— finaliza la oración en apenas un hilo de vos, él trata de respirar para no llorar delante mío.

—No es tú culpa... Es mía. Yo lo besé, sabiendo que es mi sobrino. Yo lo confundí más de lo que estaba.— finalizo. Derek se fue del pueblo por mi culpa. Yo lo busqué, yo lo besé, yo... terminé disfrutando del un beso más que prohibido en muchos ámbitos. Dios, ahora si me merecía morir y quedarme bajo tierra.

Stiles deja de estar recostado, lentamente se sienta y trata de esconderse todo lo posible en mi cuello. Sus cabellos cosquillean contra mi mentón, su respirar se hace el doble de pesado y pausado. Quiere llorar pero no se permite romper.

—¿Estás molesto conmigo, Peter?— me pregunta una vez más.

—¿Por qué lo estaría pequeño?— mi mirada baja hasta aquellos ojerosos ojos, perdidos en la nada de un punto fijo.

—Porque yo iba a elegir a Derek, porque sé muy bien que detrás de esa fachada de chico malo, hay un chico de casi veinticuatro años que tuvo que madurar antes de tiempo.— con vergüenza, trata de salir de mi agarre. Forcejeo un rato, pero no lo solté, obligándose a quedar allí mismo. —Y, hasta el momento, todas las preguntas que me hice me dieron las mismas respuestas, una y otra vez... Y es a decir verdad, que todo esto sucedió por mi culpa. Porque no supe elegir.—

—No, no y no. Cariño, mirame...— Stiles no quiere dirigirme la mirada, no lo culpaba, nadie lo culpa. Hay veces que por pequeñeces nos hacemos la cabeza, pero cuando alguien dice que no habia carga de consciencia, es porque no la hay. Pero somos humanos. Stiles es humano. —Derek o yo, no importa a quién elijas, Stiles. Lo importante en ésta situación son tus sentimientos. Es lo primordial.— sus labios permanecen cerrados.