9: Dudas, ¿Él o yo?

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Peter Hale.

Stiles pensaba que no nos dabamos cuenta de su viaje astral y de todo lo que estaba ocurriendo en su cabeza en esos momentos.
Sus pensamientos en la nada y el todo.

Derek lo observa por medio del retrovisor con sus profundos ojos verdes, en cambio, yo no despego mi vista del espejo lateral, cuidando de todos los movimientos que el castaño hacía.

—No es necesario que me dejen en la entrada.— Dice de la nada en medio del silencio. Doy media vuelta con mi cabeza para poder verlo mejor a los ojos. —Es más, pueden dejarme una cuadra antes, creo que quiero caminar un poco.— Concluye.


Su vista se pasea hasta mis ojos. Lo miro, le sonrió y niego suave ante su petición.

—Te guste o no, te dejaremos enfrente de tu escuela. Y no hay nada que puedas hacer para cambiar nuestra opinión.— Jugando le aprieto suave la rodilla, causándome algo más que cosquillas, un sentimiento que recorrió partes más arriba de su pierna y no fue necesario que lo dijera.

Derek está igual de atento como yo, listo para estacionar el coche si fuera necesario.

"Se siente avergonzado".

Sus mejillas rojas a no más poder. Nuevamente le sonrío leve, ahora tomandolo de sus manos y apoderándome de ellas.

—No es nada de otro mundo, pequeño.—


—No sé de lo que hablas.— Derek sonríe ante su respuesta, el aroma estaba por el aire y era inevitable no sentirlo; lo teníamos vigilado y no digo que aquello le moleste, no.


"Solo nos preocupamos por él".

El silencio perdura sin incomodar a nadie, o ¿solo era apariencia? O de igual manera se llegaba a una conclusión, en dónde no sería posible nada de esto si no hubiera mordido a McCall, y eso me lo repetía como si ese fuese una puta grabadora. No hay culpa, remordimiento, no hay nada; solo alivio y ¿felicidad?

"El cadáver de mi sobrina Laura, cortado por la mitad en medio del bosque; y un par curioso de las investigaciones policíacas".

—¿Cómo hubiese sido entonces?— Pregunta desde el asiento trasero, apenado. —Si no nos hubiésemos conocido de esta forma, ¿como nos habríamos dado cuenta de que soy su alma gemela?— Sus dudas inundan aquél espacio reducido, mi lobo se mueve incómodo y preocupado.

Su pregunta tenía sentido y demasiado, ¿Cómo habría sido entonces?

Ahora, era yo quién se había perdido en los pensamientos, en un espacio sin un tiempo y un tiempo sin espacio.
Aún estando suspendido en la nada, Stiles me sonríe, nos sonríe a ambos, y su mano reafirma la mía, brindando caricias con seguridad. Mis labios se resecan pero no vacilo en responderle:

—Seguramente, nuestros lobos te habrían buscado. Te rastrearían; habrían estado alerta ante tu aroma aún no reconocido, y si en uno de esos días nos hubiéramos cruzados, nos habríamos dado cuenta.— Sus dedos se entrelazan con los míos, su pequeña, blanca y delicada mano hace contraste con la mía: que es grande, morena y áspera.

Dos Terrones De Azúcar No Es Bueno Para Un Chico HiperactivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora